Las bombas


Llevamos un mes de enero en los Países Bajos que como no hay cambio climático, es de lo más normal lo que sucede y a ninguno nos debería extrañar. Estamos en medio de una temporada de lluvias nunca antes vista por aquí arriba en enero, un mes que es mucho más seco por el frío, pero ahora tenemos temperaturas que en ocasiones son escandalosas, con casi quince grados y las lluvias no paran y la hiper-mega traca sucedió la semana pasada en la que llovió una cantidad brutal, aunque mirando la gráfica de abajo, no hemos tenido un solo día sin algo de lluvia durante el mes de enero en la localidad de De Bilt, que está tan cerca de mi keli que si me tiro dos peos y hay viento del noreste, allí los pueden disfrutar prácticamente sin retraso alguno.

La gráfica está tuneada por lo que sucedió el jueves de la semana pasada, hace ahora siete días. Estuvimos sometidos a un diluvio constante durante prácticamente todo el día, fueron más de dieciocho horas continuas de lluvia y una cantidad que llegó a los cuarenta milímetros, que son un montón de milímetros, que la gráfica solo llega hasta los veinticinco, con lo que esa ralla en la gráfica debería seguir hasta tres metros por debajo del cielo. Llovió y llovió y llovió tanto que en zonas ajardinadas han surgido lagos, el suelo está tan empapado que ya no puede absorber más agua y se queda en la superficie y las bombas que tenemos para bombear el agua hacia el Atlántico Norte, no dan abasto, los ríos comenzaron a aumentar su caudal y al final tuvieron que usar zonas ya delimitadas en las que pueden rebosar los ríos, terrenos que habitualmente se usan para el pasto de vacas y ovejas y que se avisó a los granjeros desde unos días antes que se aseguraran de quitar sus animales o que tengan su título oficial de natación. También se arrancaron las bombas de emergencia, la segunda línea que tenemos para incrementar la cantidad de agua y entre ellas, la legendaria Ir. D.F. Woudagemaal, construida en 1920 y que es la mayor estación de bombeo a vapor creada por la humanidad (excluyendo a truscoluña, que no es nación), monumento que pertenece a la lista de patrimonio mundial de la UNESCO, es la última estación de bombeo a vapor que queda en activo en el universo y en la actualidad es un museo, salvo por algunos días del año que la arrancan para que se mantenga bien y en situaciones extra-ordinarias, como el viernes y el sábado de la semana pasada, la ponen en marcha y junto con otra bomba, han estado moviendo catorce millones de metros cúbicos de agua al día, que te hace pensar que si en lugar de conexiones entre España y Europa para gas, para petróleo, para hidrógeno y para su puta-madre, si hacen una para agua, en vez de tirar ese agua, se podrían haber mandado probablemente más de cien millones de metros cúbicos de agua hacia el sur, que no es solo ese agua el que se sacó del país, ha sido mucha más.

En algunos lugares pusieron hasta sacos de tierra porque pensaban que se desbordarían los ríos y hay hasta un estudio que dice que si nos caen cien milímetros en un día en el centro del país, habrá inundaciones por un tubo y los daños se medirán en al menos dos trillones de leuros, que supongo que son 2000000 billones, que a su vez serían 2000000000000000000 leuros o algo así, que es una cantidad que ni siquiera podemos procesar intelectualmente.

Incluso currando a destajo durante el día, la estación de bombeo Ir. D.F. Woudagemaal continuó abierta al público como museo y hubo un montón de gente que fue de visita para flipar con ese espectáculo, que mover esas cantidades de agua es algo que hay que ver para creer.

En mi camino al laburo, cuando el tren pasa el puente sobre el río Linge, ese río, está como dopado, ahora se ve enorme porque justo en ese lugar está uno de lo lugares en los que permiten que se rebose. Es casi como si tuviéramos otro río en el país más caudaloso que el Rín.

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2 respuestas a “Las bombas”

  1. Me ha entusiasmado esa bomba a vapor, no sabia que existían…
    Verás que a no tardar mucho estarán exportando agua al sur, hasta hay posibilidad de que yo lo vea antes de palmar…
    Salud

  2. «que es una cantidad que ni siquiera podemos procesar intelectualmente»– ya te digo…