Por fin llegamos a lo que ninguno estaba esperando, al desierto, desierto. Hice una excursión en la que nos llevaron al desierto y esta parada, cerca de Al Madam, que es como un poblacho en el medio de la nada cerca de Omán y famoso por sus dunas, que son montañas de polvo porque son así de jediondos. En el sitio en el que paró la excursión te alquilan los vehículos que se ven en la foto de cuatro ruedas para usarlos cinco o diez minutos en la zona vallada, que es muy pequeña. Los cacharros esos se calientan como las calderas del infierno musulmán y la gente paga con gusto por sudar como cerdos. Las dunas, de no ser por las carreteras que hay por allí, impondrían, pero vamos, que al menos en esa zona desértica, si te pierdes y no te topas con una keli, un negocio o una carretera, es que te ha mirado un tuerto truscolán y podemita.