Le llegó la hora


Desde el año 2005, hace prácticamente quince años, según me compré mi casa en Utrecht y antes de que se produjera la firma de la hipoteca y todo lo demás, compré la cocina, ya que los tiempos de espera eran de cuatro meses y en los Países Bajos, cuando compras una casa lo normal es que pasen al menos tres meses hasta que tomes posesión. Al poco de yo llegar, el suegro de mi amigo el Moreno preparó la zona, ubicó los enchufes en los lugares adecuados y los chorros y finalmente, un día apareció una tropa y en menos de cuatro horas, yo tenía una flamante cocina nueva con todos sus accesorios. En aquella época, me gustaban las cosas empotradas y opté por tenerlo todo empotrado en la cocina, tanto el lavavajillas como la nevera/congelador. Tres lustros más tarde, si tuviese que hacerlo de nuevo, evitaría eso porque luce mucho más fastuoso pero cuando algo se rompe y hay que cambiarlo, estás muy limitado.

El equipo original era todo de la marca Whirlpool. El lavavajillas ya murió y lo cambié por uno Indesit con el que estoy muy contento. En junio, uno de los días que vino mi amigo el Turco para dar un paseo en bicicleta y hacer una barbacoa, una de las veces que fue a sacar algo de beber de la nevera me dijo que no fuera rácano y bajase la temperatura. Yo hasta ese día no lo había notado pero efectivamente, la mantequilla estaba blanda. Coincidió justo cuando una semana más tarde iba a verlo a Bodrum y dos semanas después me iba a Gran Canaria. Busqué por Internet un substituto de la misma marca y lo encontré pero no me terminaba de convencer. Mi nevera actual tenía una etiqueta de energía A+ y quería que la nueva fuese A++, que baja un veinte por ciento el consumo y al final, este cacharro es la principal fuente de consumo en mi casa. Busqué varias alternativas y finalmente me centré en tres de ellas.

Feliz como una perdiz, comencé a buscar para comprarla y que me la instalen, que las empotradas son más jodidas y habían dos tendencias. En las tiendas onDEline, siempre estaba disponible y según ellos, te la instalaban el día siguiente poco más o menos. En las tiendas físicas, no la tenían nunca disponible y te pedían que fueses a la tienda o llamaras. Finalmente comencé a contactar con tiendas onDEline y del disponible pasaban a que tardarían al menos tres semanas desde el momento en el que el instalador me llamara porque estaban muy ocupados. Como eso coincidía con mi marcha a Gran Canaria, lo dejé ir.

Me fui de vacaciones, volví y la nevera seguía muriendo, así que volví a mirar y más de lo mismo. Hay una tienda relativamente cerca de mi casa, a media hora en bici y fui un día a hablar con ellos y ver lo que se podía hacer. Allí me explicaron que la razón de los retrasos es que con el encierro por el virus por todo el mundo, las fábricas también pararon y ahora los pedidos están retrasados porque tienen demasiada demanda. Me dijeron que según la marca, la espera puede ser de hasta cuatro o cinco semanas. En la tienda, junto con la instalación, te ofrecen un servicio por el que vienen a tu casa, miden la que tienes y así estás seguro que la nueva encajará perfectamente, sobre todo con las puertas de la cocina. Quedaron en que vendrían a mi casa, lo hicieron, la midieron y después me confirmaron que la que yo quería, una Zanussi, encajaría perfectamente. Me pasé por la tienda al día siguiente, o más bien tres días más tarde porque vinieron el sábado, me lo dijeron el sábado por la tarde y la tienda abre de martes a sábados y el martes, según abrieron, estaba yo por allí. La compré y el chamo me dijo que tardarían alrededor de una semana en traérsela. La semana se cumplió el martes y ya estaba empezando a ponerme nervioso porque en este tiempo, mi vieja nevera ya tiene que de los tres cajones del congelador, el más alto ya no recibe una cantidad de frío óptima. Hoy por la mañana, según volví de correr me llamaron y mañana sábado vendrá mi nueva nevera, que espero que me dure al menos tanto como la vieja. La nueva tiene más volumen en su interior, tiene más estantes en la nevera y no tiene la mierda esa del de botellas que nunca he usado y que es una pérdida de espacio. Aunque seguro que tendremos una foto con el nuevo, vamos a despedirnos del viejo congelador con esta foto que le hice justo al volver de Gran Canaria y llenarlo con los veintipico kilos de comida:

La vemos a plena carga, con el embutido y los kilos de queso canario qeu me traje y el kilo y medio de manteca de cerdo, los botes de chorizo de Teror para untar y la derecha, la leche y el suero de mantequilla, que nunca faltan en mi nevera. El hueco por encima de la nevera es el espacio designado para el almacenamiento de medicamentos, mayormente los sobres y pastillas para resfriados, paracetamol y las vitaminas.

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Una respuesta a “Le llegó la hora”

  1. Parece para una familia numerosa 🙂
    Pero yo se que se necesita eso o mas, cocinando y congelando como hacemos tu y yo, pero yo tengo bastante menos capacidad y ya estoy pensando comprar algo de mas capacidad, lo que pasa que lo que tengo está funcionando muy bien y me da cosa… 🙂
    Salud