Los descendientes – The Descendants


Ir a un cine un domingo por la mañana, bien temprano y encontrarte que la sala se llena hasta la bandera no es algo que se puede ver todos los días. Al parecer en el gremio de las gafas de pasta aún no ha calado el concepto de asientos numerados y antes de la película hubo dos viejas que se tuvieron que cambiar cuatro veces y consiguieron emputar a la mitad de la gente allí dentro. En su arrogancia, mentían sobre la butaca que les tocaba y cuando se descubrían sus mentiras, se hacían las seniles. Imagino que eso es lo que se llama entretenimiento para ellas ya que en los Países Bajos no hay canales como Telajinco para aborregar al populacho. Tan espectacular como llenar una sala a primera hora de la mañana es hacerlo con una película muy marginal y que se estrena como de tapadillo pese a que viene avalada por cinco nominaciones a los Oscars de este año. Se trata de la películac The Descendants que en España se ha estrenado con el título de Los descendientes.

Un julay descubre que su moribunda parienta es más puta que la gallina turuleta y en venganza la desenchufa de la máquina que la mantiene en un malvivir

Hawai puede que sea un lugar idílico y paradisíaco para muchos pero para los que viven allí no es más que su casa. Son felices, desgraciados, sufren, aman, ríen y lloran igual que en cualquier otro lugar del universo. Así, el protagonista de la historia tiene a su mujer en un hospital en coma por un accidente, le informan que es irreversible y al poco se entera que ella se la pegaba con otro. Mientras trata de asumir la pérdida del ser querido y la rabia y la ira por la traición, ha de hacerse cargo de sus hijas e informar a amigos y familiares de que la van a desconectar.

Me puedo identificar bastante con la historia ya que he pasado una gran parte de mi vida en Gran Canaria, en una eterna primavera, con playa los doce meses del año, viviendo en un lugar al que el resto van de vacaciones. Estuve incluso un año y medio viviendo en Puerto Rico, en un bungalow, en un lugar en el que los Canarios (y españoles) éramos cuatrocientos y los ingleses y demás extranjeros eran más de diez mil. Os puedo confirmar que se puede ser feliz y desgraciado en esos sitios, que puedes llorar y reir y que aunque los demás piensen que allí todo es mejor, tu haces tu vida sin tener en cuenta ese lugar tan especial en el que al parecer estás. Aquí deberíais dejar de leer porque lo que voy a decir jamás pensé que lo haría. George Clooney con la madurez y la decadencia ha aprendido a actuar y hace un soberbio papel como marido y padre. Su interpretación es fabulosa. Da pena en muchos momentos, te ríes con él en otros, sufres, lo ves deambular de un lado a otro y te enterneces con su situación. El guión seguramente tiene gran parte de la culpa porque es buenísimo, una historia intrascendente en un lugar paradisíaco y con la que todos nos podemos identificar. El mito de Hawai como paraíso lo destruyen totalmente, lo vemos como una gran urbe, con un tráfico horrible, asolado por los especuladores y con unos habitantes que son tan despreciables como los orcos de Vecindario. El director, Alexander Payne, consigue un retrato brutalmente honesto de una familia que ante la adversidad, en lugar de descomponerse, se recompone y todos se darán apoyo.

Todos los actores hacen un trabajo intachable, empezando por las dos chicas y por el novio de una de ellas, un chaval que no se sabe muy bien que pinta en todo eso pero cuya presencia es en muchos momentos un huracán de aire fresco. Hay muchas escenas emotivas y por supuesto que sueltas más de una lágrima (quién me iba a decir a mí que iba a llorar en un drama interpretado por George Clooney, es que me lo dicen hace dos años y me parto la polla de risa). Sobre y alrededor de todo hay una banda sonora FANTÁSTICA, música que va encadenando canciones y llevándonos de la mano. La persona que se sentó a elegir toda esa música es un genio, no hay ni una sola canción que desentone.

Siendo un drama, siendo cine poco comercial y estando nominada a los Oscars, esto está fuera del alcance de cualquier miembro del Clan de los Orcos. Simplemente, dudo que puedan apreciar algo tan exquisito. Para los demás, esta es una de esas películas que sí que hay que ver, una pequeña joya que os gustará.


9 respuestas a “Los descendientes – The Descendants”

  1. Más bien llámalo tu Opaíto, que está ya como una folclórica de viejo. Ya sabía yo que le Nespresso no hace buenos cafés

  2. Como todos los hombres bellos, este hombre no envejece sino que se añeja para mejorarse, que es distinto. Lo unico es que como buen mango bajito, te he visto caer. 🙂

  3. La verdad es que el tío borda su papel de tío jodido, desconcertado y desorientado. Me encantó la película también.

    Yo habría quitado lo del beso furtivo, me parece que sobra y no cuadra con el deseo del protagonista de no destapar el pastel. No digo más, que sería spoiler.

  4. Yo habría cambiado lo del beso por mear a la chama en la cara para marcarla y que el otro capte el aviso y no digo más.