El miércoles teníamos un preestreno muy especial. Una película que no está creada para las pavas, cine puramente para hombres, sin concesiones de ningún tipo y que busca sacar las emociones más básicas que todos llevamos dentro, ya que por más que muchos lo nieguen, en el rinconcito más recóndito todos y cada uno tenemos un orco. Es además una película de una serie que ha conseguido llegar a las pantallas con una frecuencia de dos años y así, en el 2010 vimos Los mercenarios – The Expendables, en el 2012 le tocó el turno a Los mercenarios 2 – The Expendables 2 y ahora tenemos The Expendables 3, película que se estrena esta semana en España con el título de Los mercenarios 3.

Un montón de julays se pelean por ver quien la tiene más grande y más gorda

Stallone descubre que uno que supuestamente había matado en el pasado sigue vivo y se propone re-matarlo y como le tiene cariño y devoción a sus amigos organiza un nuevo equipo con gente nueva, aunque la cosa le sale fatal y al final han de venir los viejos colegas a sacar las castañas del fuego y rescatar a los pibes, todo sin demasiada ilusión ni fantasía.

Lo que ha hecho a esta serie grande son el elenco de estrellones de los ochenta quemadísimos y estropeadísimos por las hormonas de las que abusaron y los diálogos absurdos con frases sueltas que no venían a cuento pero que nos hacían aullar en el cine. En esta ocasión todo eso se ha perdido y tratan de hacer una película convencional en la que los viejos no salen tanto y la nueva hornada no nos interesa para nada. Al quitarle tiempo a los viejos y al suprimir las frases tontas que decían y que sacaban de viejas películas, le han quitado la gracia a la cosa y terminamos con una película de acción que entretiene sin más. Algunos de los actores aparecen por un par de minutos, básicamente a firmar y recoger el cheque y eso no ayuda. No hubo un solo instante en toda la película en el que los espectadores gritaran y jalearan a sus estrellones favoritos, no hubo nada de eso. Toda una lástima porque venían de dos obras maestras.

De entre los nuevos, el español Antonio Banderas es el único que tiene diálogos a porrillo, de hecho, se pasa todo el puto tiempo hablando y hablando y hablando y repitiendo el papel del gato ese de dibujos animados, solo que aquí resulta molesto. En el doblaje se perderá su acento, con lo que será aún peor. La gente joven que han puesto son carne de cañón, aburridos y que sobraban completamente. Ninguno de ellos tiene una historia de películas rancias a su espalda como con los clásicos que venían de las dos primeras películas. Kellan Lutz vuelve a demostrar que no puede ni sabe actuar, Ronda Rousey es una machorra que han metido por aquello de tener una hembra en el equipo, pero estoy convencido que tiene un clítoris de dieciocho centímetros y gordo como un cirio y como te pille te lo endiña y Glen Powell es otro actor aburrido. Esta vez han metido a Mel Gibson, que parecía una caricatura de sí mismo, a Harrison Ford, tan viejo que daba lástima y haciendo como que puede correr y a Wesley Snipes, que debe haber salido del trullo porque hacía eones que no lo veía. Da igual la cantidad de gente que pongas, lo que hacía a estas películas especiales era lo absurdo del tema, la acción desmedidamente increíble y las frasesillas estúpidas con las que la adornaban y todo eso ha desaparecido.

Es cine creado para los miembros del Clan de los Orcos e imagino que acudirán a los cines a verla, aunque algunos pondrán intentarán evitarla. Para el resto, no creo que sea algo que les interese.