Hercules


Hace seis meses iba a ver Hércules: El origen de la leyenda – The Legend of Hercules y me parecía una puta mierda del copón, una película despreciable desde la raíz hasta las puntas. Al parecer en Hollywood faltan las ideas y a otro equipo se les ocurrió hacer la misma historia pero contada desde otro ángulo y con otra gente y pese al asco y desprecio que los espectadores tuvieron por la primera, eso no los ha parado y ahora llega a los cines Hercules, aunque en España tendréis que esperar tres semanas para verla.

Un julay dopado hasta las pestañas se maquilla y mariconea finamente en una barriada periférica

Al parecer un tipo del que dicen que es Hércules y que en realidad tiene un equipillo que lo ayuda, se ofrece como mercenario a sueldo con el corazón partío porque alguien le hizo pupita de la mala a su mujer e hijos. Lo contratan para ayudar a defender a un villorrio de otros malos y él entrena a la tropa, vence y después le dan por culo cuando el rey al que ayuda resulta ser un hijo de la gran puta truscolana, esa que caga ladrones, estadadores y seres despreciables por millones.

Lo primero que noté es que aquí pasan de la leyenda e intentan que veamos al chamo al que todo el mundo adoraba y al que perseguían los peluqueros por aquello de la magia de su pelo. Eso es lo único especial que tiene la película. Por lo demás, es una sucesión de tópicos y topicazos, un desenfreno de hombre con piernas afeitadas en faldas y que parecen ser incapaces de hablar, se gritan unos a otros y mira que en esa época no se habían inventado los auriculares. Hay un par de hembras florero, de esas que adornan la escena pero de las que solo se espera que abran la boca para que alguien les meta el nabo que deben mamar y tenemos a Dwayne Johnson muy pasado de rosca y fuera del tipo de películas que hace bien. A este hombre le van las que tienen momentos cómicos a porrillo y aquí eso no se ve con frecuencia, además le han colocado un pelucón que parece sacado de la mismísima colección de rocío jurada y prometida y que no hay quien se crea que ese pelo es auténtico y que sobrevive a todas las escenas de pelea sin ensuciarse o enredarse. El que más asco da es Joseph Fiennes, que tenía que estar pasando hambruna para aceptar un papel tan terrible y en el que no hace absolutamente ningún esfuerzo por actuar.

Al final, lo que cuenta en una película es el entretenimiento y en este caso aburre, le falta chispa, le faltan escenas de acción interesantes y le sobran efectos especiales y escenas de grupo. Toda una oportunidad perdida. Imagino que siendo en TresDé y teniendo hombres que se afeitan las piernas, en España será la sensación y todos los miembros del Clan de los Orcos irán a verla, aunque repito que no lo merece. Para el resto, otra película que se puede ver perfectamente cuando la den por la tele y queráis un buen producto para ayudar con la siesta.


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