Los ojos de Julia


El cine español es como la caja de castañas asadas de Forrest Gump, esa en la que por cada castaña buena que te comes hay nueve con gusano dentro que cuando las muerdes saben asquerosas y las tienes que escupir. Gran parte de la culpa la tiene la cultura de las subvenciones y esa capacidad infinita que tienen los políticos para regalar el dinero a los amigotes y permitirles que lo derrochen. Ejemplos tenemos a porrillo. En este caso parece que habrá suerte y se recuperará la inversión, algo totalmente inexplicable porque cualquiera que haya visto Los ojos de Julia se habrá dado cuenta que es un pallufo.

Una julay acarajotada y que está preparándose unas oposiciones para la ONCE se entrena en casa de su hermana tropezando con los muebles y con cualquier maromo que la agite delante de ella

Una beba con una enfermedad en la vista que la está dejando ciega acude al poblacho en donde vivía su hermana a la que no hablaba para tratar de averiguar las razones de su suicidio. Allí su enfermedad irá a peor mientras su marido resulta que no era trigo limpio y alguien que no puede ver la acosa sin saber muy bien qué es lo que quiere. Como la tipa no tiene muchas luces, tomará todas las decisiones equivocadas posibles y acabará jodida y mal pagada.

Cuando una película la comienzan con letras grandísimas anunciando que la presenta un afamado director de cine pero que se niega a dirigirla, ya sabes que la cosa va a ir de mal en peor. Cuando llegamos al nombre del director y vemos que es un Don Nadie que probablemente eligieron a dedo en una feria de pueblo, tus sospechas se confirman.

Da igual que Belén Rueda sea una gran actriz cuando lo que la obligan a hacer es un papel de risa, con un personaje que si no es más tonta, es porque la matrona no la dejó caer más veces al suelo al nacer. En cada encrucijada en la que hay dos caminos y uno de ellos tiene un cartel enorme encima con la palabra DESASTRE, ella toma ese y aunque las dos primeras veces hace gracia, después te cansas. Hay muchísimos momentos en los que sobreactúa tanto que da hasta lástima. Parece que querían hacer una película de terror pero el único miedo que hay en la sala es a que ese tostón aburrido no acabe nunca y se prolongue hasta el infinito y más allá. En la traca final plagiaron descaradamente a Alfred Hitchcock, solo que este maestro sí sabía hacer cine y al pobre que pusieron a dirigir le queda muy lejos. Para llegar a esas escenas, previsibles y que uno ya intuye desde los primeros diez minutos tendremos que pasar por momentos de sopor absoluto en los que aproveché para echarme una cabezadita sin perderme nada de la historia.

No hay tensión, es aburrida, con unos personajes mal definidos y unos secundarios que apestan, con un malo que parece el resultado del sistema educativo español y que más que miedo, da lástima porque no va a ser nadie en la vida y con tantos agujeros en el guión que me pregunto si realmente alguien con capacidad cerebral probada lo llegó a leer.

Pueden poner el cartel de esta película junto a la definición de mediocre en el diccionario y no desentonaría. Espérate a que la den en la tele y así te pegas la siesta del milenio mientras no la ves.

05/10


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