Lúcido


Hace algo más de una semana escuché un audiolibro en el que un pavo explicaba como tener sueños lúcidos, que son esos en los que eres consciente que estás dentro de un sueño. El tema despertó mi curiosidad desde que vi un montón de veces el clásico Origen – Inception y reconocí que alguna vez en mi vida, de forma casual, me había sucedido. El método no parecía muy complicado pero el chamo decía que se pueden tardar, días, semanas y hasta meses hasta que te sucede, así que cada noche, antes de dormir y a veces después de la meditación (si no me duermo con la susodicha, algo que puede suceder y sucede), intento plantar la semillita para ir al lugar en el que quiero soñar. Durante una semana y media, sin éxito alguno, hasta antes de ayer.

De repente, estoy en un lugar obscuro y soy consciente que estoy soñando, pero consciente, consciente, tenía clarísimo que estaba en las escaleras de la casa en la que me crié y en la que en la planta baja vivían mis abuelos y nosotros estábamos en la segunda planta, o quizás la tercera ya que para nosotros, la baja era la primera. Estoy en el tramo final de las escaleras, con doce escalones que tengo grabados en mi memoria, estoy bajando y la puerta de la casa de mis abuelos está abierta, pero está todo oscuro porque no hay luz. Le doy al interruptor de la luz de la escalera pero parece que no hay electricidad. Como yo me he visto mil billones de película de terror, llego a la puerta pero tengo que decidir, entro en esa casa a oscuras o salgo por patas de allí. Todo eso flipando por lo vívido del sueño, por la perfección de los detalles de aquella casa en la que no he estado desde hace veintipico años.

Decido que ni de coña entro, que igual mi abuela o mi abuelo son ahora zombies o quizás algo peor y aquel sueño es en realidad una pesadilla y no quiero seguir allí. Comienzo a intentar despertarme, a romper el hechizo para salir del sueño y finalmente como que lo logré, solo para encontrarme con la sorpresa de tener totalmente dormido el brazo izquierdo, el cual estaba agitando en el sueño para despertarme. Fue una experiencia increíble y espero que me vuelva a suceder más pronto que tarde, pero con los escenarios que yo planeo, no con estos aleatorios. Al despertarme y recuperar la movilidad del brazo, miré la hora en mi pulsera y eran las siete y dos minutos. Aproveché la consciencia para descargar líquidos y recargar líquidos y volví a meterme en la cama y al instante me dormí de nuevo. Por la mañana, mirando los datos de sueño de mi pulsera, efectivamente, tuve un pequeño sueño REM justo antes de las siete y dos minutos, uno que no pudo durar más de cinco minutos, con lo que el tiempo en el sueño y el tiempo real hasta coincidieron. No sé como lo hacen esas pulseras pero es increíble la cantidad de información que obtienen, incluyendo mi ritmo cardíaco.

Veremos si la próxima vez que esté lúcido en un sueño no es otra posible pesadilla.


2 respuestas a “Lúcido”

  1. Es muy interesante, recuerdo una época que lo hacia todos los días, hace bastantes años ya, para soñar con una novia que estaba muy buena…
    No voy a entrar en detalles 🙂
    Salud

  2. De pequeña tenía un sueño que se repetía, una pesadilla corta pero intensa que conocía (y aún ahora recuerdo) de cabo a rabo y aún así era como no poder evitar lo que iba pasando… cuando empezaba ya sabía como iba a terminar, y ya estaba deseando que acabase… muchas veces intenté que mi subconsciente hiciese algo diferente, y nunca lo conseguí. Lo peor es que sigo sin entender a que venía ese sueño. Misterios de la mente.