Uno de los nuestros – Goodfellas


Al parecer se han cumplido los treinta años de una de las pelis viejunas más laureadas y para celebrarlos regresó unos días a las pantallas y yo aproveché para ir a verla de nuevo, o quizás por primera vez en el cine, ya que estoy seguro de haberla visto pero no tengo tan claro que fuera en el cine y casi que me decanto más por la tele. Se trata de Goodfellas, película conocida en España como Uno de los nuestros, frase también usada por los podemitas cuando están rapiñando como la escoria del inMaduro en Venezuela, que esa chusma lo del robo y el expolio lo han entendido maravillosamente bien.

Un julay quiere ser como el Güaca de mayor y mira que lo consigue.

Un pavo medio-italiano, medio-irlandés quiere ser criminal y se junta con la mafia italiana de Nueva York y allí medrará y subirá en la jerarquía de la organización junto con otros dos amigos y como todo lo que sube, algún día tendrá que caer.

Lo primero que sientes al comenzar a ver la película es lo viejo que está ahora Robert De Niro y lo grande que era como actor, que aquí lo vemos bordando uno de los mejores papeles de su carrera. El director es el maestro Martin Scorsese y hasta él debe saber que esta es una de las tres películas por las que será recordado en el futuro. La historia es adictiva, está contada de una manera soberbia y en ningún momento cansa o distrae. También me ha ayudado a descubrir por qué odio tanto a Ray Liotta, un actor por el que no tengo absolutamente nada de aprecio. Es porque el chamo no tiene labios y hace que su cara parezca un culo o algo así. Se debería poner unas cuantas inyecciones de esas como la Veneno e inflárselos porque de toda la vida, cuando lo veo en pantalla como que me cae mal o muy mal. El tercero en este trío es Joe Pesci, que para mi fue el que mejor lo hacía, aunque visto que todos los papeles que recuerdo de él es de mafioso, igual esto lo explica, que este hombre como que lo llevaba en la sangre. Por la manera en la que está contada, vamos del auge a la caída con todas las paradas intermedias necesarias en una ciudad de Nueva York en los años sesenta y setenta que era muy diferente de la actual. Hay toda una nube de actores y actrices secundarios que bordan sus papeles y ayudan a que esta película sea un clásico.

Por el tema, yo creo que este es un cine tan bien hecho que gustará por igual a los miembros del Clan de los Orcos como a los sub-intelectuales con GafaPasta.


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