Ya que me puse con Más búsqueda de chamba, merece la pena recordar alguna otra de los fracasos y experiencias extrañas que tuve en el camino. Me crucé con dos empresas tecnológicas de los kabezudos-koreanos-de-mielda, esas dos que son famosas por las teles, aires acondicionados y los telefoninos. Les atraía el hecho de que ya había trabajado en una empresa con jerarquías verticales, como las de ellos, en las que hasta para tirarte un peíto o un peote, hay que informar a todo el mundo por encima de ti. En ninguna de las dos llegué a hablar con los asiáticos, solo con los de recursos inhumanos y ahí se quedó la cosa. Después hubo una fascinante, con uno de esos casos en los que el puesto aparece cada dos meses, tiene cientos de candidatos y nunca llega a nada. Visto que había visto el puesto durante más de un año, decidí solicitar y descubrí que el sistema es que directamente no hacen nada, ningunean a todo el mundo y dos meses más tarde vuelven a poner la vacante y se repite el proceso. Básicamente no quieren contratar a nadie pero quieren tener un buen puñado de candidatos, supongo que por si se les va alguien y así se ahorran esperar. La buena educación de la búsqueda de empleo dice que alguien de recursos INhumanos te contacta, pero en el caso de esa empresa, es como si no existieran, nunca vuelves a saber de ellos. Este año yo había profesionalizado mucho más la búsqueda y tenía una base de datos en la que almacenaba mucha información, como la fecha en la que solicité, el currículo que usé, que llegué a tener veintidós versiones, en realidad once versiones de dos variantes del currículo, la página en la que estaba la vacante y si había hecho una carta de presentación, la susodicha. Eso me permitía evitar repetirme con los que me ninguneaban o me rechazaban y estar al tanto de como avanzaba cada una de las solicitudes, o más bien de como no avanzaban, que todavía tengo dos solicitudes de marzo y dos de abril esperando que respondan. En un momento de marzo surgió una vacante super-chula, una empresa tecnológica gringa, muy conocida, con sede en San Francisco y todo lo que querían, yo lo tenía, era el candidato perfecto, como escrito para mí. Solicité y dos semanas más tarde organizan una entrevista con recursos inHumanos, que estaba en Alemania, aunque el puesto era en los Países Bajos. No sé qué lefa mamó la gilipollas aquella pero desde el primer segundo, quizás incluso desde antes de conectar conmigo, ya me odiaba con una intensidad patológica, básicamente me puso de mentiroso y de falsear mi currículo o algo así. Dos semanas más tarde me llegó un correo informándome que eligieron a otros, pero me quedó claro que en América, aunque el correo decía que la selección se hizo allí, jamás supieron de mi y que fue aquella perra, sucia, rastrera, podemita y truscolana la que se interpuso en el camino. Como con todas estas cosas, lo mejor es desearle todo lo peor, siempre y seguir adelante.
Un último caso interesante sucedió por chiripa. En uno de los domingos que salí a caminar treinta o cuarenta kilómetros, como hacemos todos los que no queremos ser mórbidos culocochistas como algún(os) comentarista(s), venía en dirección hacia mí un ciclista a todo meter y cuando me pasa, frena y me grita. Resultó ser uno de los gerentes de producto de la empresa de la que me echaron, que se había ido y ahora trabajaba para otra. Estuvimos un rato hablando y me dijo que tenían una vacante que era ideal de-la-muerte para mí. Quedó en mandarme más información y eso hizo el lunes siguiente. Realmente era algo muy similar a lo que yo hacía. El pavo, en lugar de ir por recursos inHumanos, me conectó con la que sería mi jefa, una pava que trabajaba en Italia y que después descubrí que era croata, o malarata o así. Tuvimos una entrevista por telelevideoconferencia que en mi opinión fue muy bien y en la que ella hasta ya me hablaba de los siguientes pasos y las siguientes entrevistas. Después, silencio sepulcral durante dos semanas, así que trato de contactar con ella y no responde. Entonces mi ex-compañero de oficina, que se llevaba unos leuros si me contrataban, le manda mensajes, correos y hasta la llama y la pava que lo ningunea a él tanto como me hizo a mi. De esa nunca más se supo y de hecho, yo le recomendé a él y a su jefe que la borren del curso de como ascender en el laburo mamando pollas gordas y flacas y que la apunten en el curso de educación pero que requeteque-básica para gilipollas integrales porque necesitaba algo así en cantidades masivas. Ellos se quejaron hasta a su jefe en Suiza, con lo que aquella tuvo que tener un mal reglote por culpa mía. Particularmente, no tengo ningún problema en que me manden un correo y me digan que han elegido a otro, eso me sirve para marcar esa solicitud como caso cerrado y moverme a otras, pero lo de no dar señales de vida es equiparable a viajar en el portabultos de un coche huyendo de la justicia y después negarlo.
De toda esta experiencia he aprendido que tener una gigantesca red social es seguramente lo mejor para buscar trabajo, que es más probable que gente que conozcas te encuentren un trabajo a que un sistema sin inteligencia artificial o un amargado que trabaja en recursos inHumanos elija tu currículo y llegues a conseguir el trabajo, que puede suceder y me ha sucedido a mí, pero creo que fue porque las dos personas de recursos HUMANOS con las que hablé eran geniales y durante todo el proceso me trataron super-hiper-mega bien y tenían claro que el nuevo empleado es algo que mejorará la compañía y no un lastre del que se tendrán que deshacer más adelante.
Y así más o menos acaba el repaso a las curiosidades de la búsqueda de chamba.
2 respuestas a “Más chambazos de que te cagas”
Es muy injusto, toda una odisea y no debería de ser así…
Salud
Por suerte no he tenido que pasar por eso, cuando acabé con mi primera empresa (que no es que yo me la cargase, si no que acabé la relación laboral) quise cogerme unos meses de relax por primera vez en mi vida, y ya casi no tuve tiempo, me llamaron, entrevista, curro, pero ciertamente fue por conocer gente en la empresa, nada funciona mejor.