En los doce días que estaré en Gran Canaria, he podido ir a ver algo de cine español y aunque me da la impresión que el póster de la película no va a aparecer, o lo hará mal, igualmente aprovecharé para poner lo que pienso por aquí y así no perder el rítmo, que me quedé dos películas por debajo de la media habitual para cada fin de semana, por circunstancias terribles de la vida social y falta de estrenos. La única opción cristiana durante la primera semana era una especie de comedia de instituto de macarras titulada Menudas piezas que probablemente esté en los cines de todo el país.
Una julay antipática acaba de profesora en instituto de quinquis, sin chimpún.
Tenemos a una pava que se entera que su marido, que es director de colegio pijo madrileño, se la está pegando con otra profesora pelandusca y el tipo en el divorcio se lo queda todo y ella regresa a Zaragoza a vivir en la keli de su viejo, con su hermana y allí consigue trabajo con alumnos problemáticos en el instituto en el que ella estudió. Intenta de varias maneras reconducir a esos delincuentes y nada parece funcionar hasta que los pone a jugar al ajedrez y los pavos resulta que les gusta ese juego de viejos y hasta son buenos. Los apunta a una competición regional, que ganan, después irán a una competición nacional en el instituto de su ex y entre medias, ella tiene que resolver todos sus dramas con su padre, ayudar a los adolescentes y demostrarles que pese a que sean de barriada periférica y todos piensen que acabarán como criminales, igual hasta tienen una primera, segunda o tercera oportunidad en la vida.
Es una comedia de instituto de las de toda la vida, con profesora pija que se tiene que poner a la altura de los macarras a los que enseña y en la que por supuesto, están al día en el uso y abuso de los pronombres estúpidos para los bosmongolos que no quieren ser normales. En el grupo de alumnos tenemos pelandusca empreñada, chino capullo, macarra guaperas con padre abusivo, macarra más feo con padre borrachuzo, tímida acarajotada pero follable y después habían otros en la clase, como la presunta terrorista islámica que desaparecen de repente porque esos no pueden jugar al ajedrez, seguramente porque las piezas están bien embadurnadas con manteca de cerdo para que se muevan más grácil mente por el tablero. La película es muy predecible y todos sabemos que acabarán ganando las competiciones para que se dispare el instinto que al parecer tenemos todos de superación y orgullo por los otros y aunque pueda parecer increíble, eso les funciona. Es una peli tonta y sin demasiadas complicaciones pero que logra explicar el concepto que querían y además entretiene.
Posiblemente muchos miembros del Clan de los Orcos se identificarán con los dos macarras y sus hembras con las empreñadas, con lo que igual hasta les gusta, aunque lo del ajedrez yo creo que es muy complicado para ellos. La detestarán los sub-intelectuales con GafaPasta.
Una respuesta a “Menudas piezas”
Vi el trailer y la descarté automáticamente, pero bueno… quizás para pasar un rato algún día.