Mi lanzador


Antes de la gran traición de flickr que me dejó sin un lugar para almacenar las fotos a menos que pague un impuesto terrorista, solía añadir anotaciones chorras en el mejor blog sin premios en castellano relativas a cualquier bobería que rodea mi vida. Una de las cosas que mirábamos de cuando en cuando era la pantalla de mi teléfono y como un ser obviamente inferior como yo va cambiando y dando bandazos de un paradigma a otro más que nada, PORQUE PUEDO, ya que los ricachones que tienen el ifone no pueden modificar mucho y les es imposible cambiar el programa que controla esa parte de la interfaz gráfica. Mi lanzador (en inglés launcher) favorito es el Microsoft Launcher, que anteriormente tenía otro nombre y suelo alternarlo con el que viene por defecto en el teléfono, que en mi caso es el del pocophone. Me gusta porque me permite simplificar la pantalla principal y rodearme solo de aquello que realmente uso con frecuencia, ya que el resto está a unos clics de distancia y si no lo necesito, no lo quiero ver.

Mi pantalla de inicio en el telefonino

Lo que más me gusta, con diferencia, es que al igual que sucede en mi ordenador de casa, puedo elegir que cada día me cambien la imagen del fondo y la de hoy ha sido espectacular y tal y tal. En mi pantalla principal está prácticamente todo lo que de alguna manera necesito. En la barra inferior y de izquierda a derecha tenemos el programa para escuchar Audiolibros, el de los Podcasts, el outlook para el correo, el firefox para navegar, el güazá para criticar y llamar y la cámara. Esta línea puede tener más o menos programas e incluso una segunda línea (que era mi opción favorita hace un año). Por encima de ellos, lo más importante es el widget (pronúnciese truscoluña no es nación) con el reloj espectacular. Además, si lo pulso, me lleva directo a la configuración de alarmas y relojes, de puro lujo. En la parte superior tenemos el programa para los trenes holandeses, el duolingo, el programa para reservar entradas en el cine y el fotos. En la columna izquierda, el calendario, el programa para controlar y ver la información de la Mi Band 3 (o será cuatro, ya ni sé), el programa para las notas y mis listas (que tengo varias, como la de la compra o la de la comida que me jinco a la semana), el programa de mi banco, el RABO y los mapas. Por la parte de la derecha el contenido es más mundano y todo comienza con el istagrame, para criticar a mis amigos buceadores y después hay un trío de programas todos con el mismo objetivo y todos usando los mismos datos, pero es que se obtienen resultados distintos según el día y la hora y uno nunca puede estar seguro de nada. Son el Buienalarm, el Weeronline y Buienradar y los tres, usando tu ubicación por GPS, dan información sobre las nubes y la lluvia de las próximas dos, tres o veinticuatro horas, usando mapas de nubes creados por el instituto de meteorología holandés con radares. Bajo los susodichos, la tienda para buscar e instalar más programas, que realmente la podría esconder, pero como no molesta y tengo espacio, la dejo ahí. Me sobra hueco para cuatro programas más que según si viajo o si hago algo específico, ubico ahí lo que necesito y cuando ya no me es necesario, lo vuelvo a quitar. Por supuesto se puede cambiar la cantidad de filas y columnas pero yo con esta configuración voy sobradísimo. En mi contraportada tengo esto:

La segunda pantalla de mi teléfono

Aquí podría quitarlo prácticamente todo y buscarlo directamente pero como no me molesta y vengo a esta zona muy poco, la dejo estar. En la parte superior hay dos que no uso prácticamente nunca, la parte del teléfono que supuestamente es un teléfono, la de llamar y mandar mensajes, como hacía la gente antes del Güazá. Al lado está el portal de Google, que uso para añadir recordatorios y ver información de los vuelos y el Pocket, que si no lo usas ni lo conoces, me das lástima. En la segunda línea hay dos carpetas con un batiburrillo de programas. La de la izquierda son cosas que uso de cuando en cuando, como los contactos o el traductor y la de la derecha está especializada en medios de transporte y guías de viaje y eso me recuerda que como no tengo ningún billete de cierta compañía que cerró su base de Gran Canaria, la debería borrar. Rodeando las carpetas está el programa del Burger K, que es de fábula para los cuponcitos de descuento cuando paso por allí, como mucho una vez al mes y por la derecha está el Stocard, en donde guardo copias digitales y tales y tales de las tarjetas de puntos y lealtad y deslealtad, como la del Dekatlon, Iquea, las de las líneas aéreas y similares. La tercera y última fila tiene el Subsurface, que uso para sacar la información de mi ordenador de buceo con las inmersiones y guardarla ahí y decir que este programa gratuito tiene entre sus creadores al famoso Linus que inventó o copió o desarrolló o lo que quiera que hiciera con ese sistema operativo de nombre tan similar al suyo. Tras esa tenemos el uwedit para quitar el azul a los vídeos de buceo y que descubrí hace menos de un mes y me tiene enamorado y el programa para sacar los vídeos de mi cámara submarina y meterlos en el telefonino. A la derecha, el clásico Snapseed para editar fotos, añadirles la mosca del blog y exportarlas en el tamaño adecuado.

Y con eso se acaba todo. ¿tengo más programas instalados en el telefonino? PoZí, pero no hay que ponerlos al sol, como en el iFone que terminas con páginas y páginas y páginas de programas, algo que sufro en el iPá. Por descontado, hay gestos mágicos que se pueden hacer sobre la pantalla, como para buscar cosas, o para abrir el cajón en el que están todos los programas o para hacer otras cosillas.

Resumiendo, que la mayoría se queda con el lanzador (launcher) que trae su teléfono por defecto y ni siquiera saben que hay un montón de alternativas y alguna de ellas encajará mejor con ellos. En mi caso, la simplicidad cuenta y me gusta tener lo justo y poco más.

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3 respuestas a “Mi lanzador”

  1. Pues la verdad es que yo el teléfono casi no lo uso para nada, por no decir que para nada si se exceptúa el guasap, utilizo mi ordenador para todo, ya que cuando salgo para el pueblo es para hacer cosas específicas e ineludibles y estoy deseando terminar para volver a mi retiro del ranchjito, en paz de nuevo.
    Así que casi todo lo que describes lo tengo en mi portátil, yo detesto cordialmente la mierda del teclado del teléfono, la porquería de pantalla, en fin, para resumir, detesto el puto teléfono de mierda, que no me he fijado, pero seguro que es truscolán… 🙁
    Salud

  2. Mi tiempo de uso del teléfono también es de risa… el guazá, el correo, la cámara a veces, la app de los buses urbanos (que por cierto es una de las mejores apps del mundo mundial, porque actualiza cada veinte segundos y te dice exactamente cuanto van a tardar cada una de las líneas en una parada concreta, o te enseña la posicion exacta por gps del bus que elijas, va de perlas) y para llamar si estoy fuera de casa. Ya.
    La que me choca de verdad en tu teléfono es la del burguer king… no te imaginaba yo comiendo esas «hamburguesas» plasticosas con lo pijín que eres en la comida…

  3. Me rio yo de tu app. La del tren nuestra te dice que zonas del tren están más llenas y por donde tienes que entrar para conseguir asiento seguro. También puedes ver los trenes en un mapa para saber donde están, el tamaño de los mismos y hasta el color de los gallumbos del chófer. Una vez dentro del tren, puedes informar que no has conseguido asiento o que tiene retraso y con millones de personas haciéndolo, recalculan el tamaño de los trenes continuamente para solucionar problemas.

    Con mi amigo el Turco tenemos una gran tradición de respeto y lealtad por el BK y cuando voy a Amsterdam y me pego un empacho de cine, suelo ir allí si quiero comer algo entre pelis. Me gustan las de pollo que tienen y sus helados. Si veo al Turco, como nos crucemos con uno entramos aunque sea a saludar a SAMANTHA.