Mia y el león blanco – Mia et le lion blanc


Siguiendo con las películas infantiles y ya que llegué al cine tempranito, encadené dos y la segunda era una de la que jamás de los jamases se molestaron en poner el trailer antes de las demás, que mira que hay trailers que repiten hasta que se te graban a sangre en la piel y otros son ninguneados. El cartel ya daba pinta de cosilla cursi con dosis abrumadoras de melaza pero bueno, el objetivo son doscientas pelis en un año y uno ha de hacer lo que ha de hacer (por Dios, como me haya equivocado con las haches, hay una borde que me va a crucificar ;-)). La película, aunque al parecer francesa en coproducción con otros países, se rodó en inglés. Se titula Mia et le lion blanc y ya estuvo en España en cartelera allá por abril de este año con el fabuloso título de Mia y el león blanco, que yo, si te digo la verdad, veo mucho más apropiado el de truscoluña no es nación.

Una julay revenque está encoñada con un gato enorme y zarrapastroso

Después de mudarse desde Londres a Sudáfrica para mantener una granja de cría de leones o algo así, la hija de una pareja no parece adaptarse y la niña está como si le hubiera bajado un reglote dañino, todo el día tocando los güevos a todo el mundo. Se encariña de una cría de león blanco y a partir de ahí se vuelve intratable y malcriada, no escuchando lo que le dicen y ordenan sus padres y todo el puto día con el bicho ese, pa’rriba, pa’bajo, pa’llá y pa’cá. Al padre se le ponen los güevos como melones del empute y decide vender el bicho a uno que lo oferta a cazadores para matarlos y entonces la niña se escapa con la bestia esa pera llevarla a un parque santuario o algo así.

Mira que esta es una película ñoña. Todo el tiempo alabando las decisiones equivocadas de la niña, que se pasa por los bajos del coño lo que le dicen los adultos y ella venga a meterse en la jaula del león, darle de comer, abrazarlo, dormir con el león, es que la cantidad de bestialidades que hace no tienen número y lo peor es que algún padre lleve a su hijo y la conclusión que saque el chiquillo es que hay que hacer lo que te dé la gana. La niña es repelente con ganas y siendo la protagonista, yo es que cada vez que la veía me imaginaba los dientes del león estrujando su cráneo y reventándola y se me alegraba el alma, pero no sucedió. El hermano miedoso y acarajotado es casi peor que ella y de los padres mejor con hablemos. Toda la escena de la fuga de la granja con un vehículo y como lo lleva por media Sudáfrica hasta llegar al parque Nacional en donde lo libera es como una broma de mal gusto, está llena de gilipolleces y escenas absurdas que ni tomando dos buches de bisolvón me las creería. Para cuando llegó el final, yo todo lo que quería era salir del cine huyendo. Ni siquiera podemos decir que habían unos paisajes fastuosos porque no, la casa estaba rodeada de rejas y alambradas con los campos en los que tenían a los leones atrapados para venderlos a cazadores, que ahora sé que la mayoría de los que matan leones, van a Sudáfrica, compran uno y después le pegan el tiro, que así de valientes son algunos comemieldas.

Esto es peripatético y no apto ni para los miembros del Clan de los Orcos ni para los sub-intelectuales con GafaPasta y mucho menos para los hijos de ambos bandos.


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