Oscuro deseo


Igual que a los estadounidenses o a los británicos les puede flipar ver series australianas o neozelandesas por la forma en la que el idioma ha evolucionado por allí, a mí me sucede con las películas y las series de México o Argentina, que me descubren todo un universo nuevo de palabras y de giros lingüísticos que de no ser por ellos, no sabría que existen. Una de las series mexicanas del año pasado que más me gustó fue Oscuro deseo, que si miras el poster de la susodicha aquí al lado, sabrás en donde la puedes encontrar.

Una pava se va a pasar el fin de semana con su mejor amiga y se van de juerga y se acaba enrollando con un chaval mucho más joven que ella que se la empeta hasta los pelos de los güevos y más adentro. Resulta que el chaval se apunta a un Master que da ella en la universidad y cuando se lo encuentra allí le da un jamacullo, sobre todo cuando el chaval la empieza a acosar o así y ella va descubriendo un montón de movidas chungas tirando a chunguísimas porque a su amiga la encontraron muerta en su keli y sucedió después de que ella se marchó. Por el camino, movidas con su hija la loca, que se encoña también del mismo chamo, con su marido, que resulta ser un putero que no veas, con su cuñado el cojo, que parece una mosquita muerta pero es un moscón del copón y con todos los demás. Esto es una telenovela concentrada en menos de veinte capítulos, con dramas, dramitas y dramotes, con movidas que las ves venir porque ya cuando te acostumbras a los golpes de efecto, lo mejor es predecirlo y asombrarte a ti mismo con tu creatividad si es mayor que la de los guionistas. Entre medias, algún revolcón entre los protagonistas.

Entretiene y es un perfecto producto de consumo para ver sin tener que preocuparte por la trama. Es entretenimiento en su estado más básico. Dudo mucho que sea el tipo de cosa que mola a los sub-intelectuales con GafaPasta y tampoco creo que consiga atrapar totalmente la atención de los miembros del Clan de los Orcos.


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