Otra visita a Málaga


En los últimos diez años, en siete de ellos he visitado Málaga entre enero y febrero. En los tres años que no cuajó en esas fechas también estuve, solo que en junio o en otoño, con lo que se puede decir y se dice que mis visitas a Málaga son regulares. El último fin de semana de enero parece ser el punto dulce para conseguir billetes de avión a precio más o menos económico en alguna de las compañías que vuelan allí directamente desde los Países Bajos o mezclando una ida y una vuelta con aerolíneas distintas y quizás hasta un aeropuerto holandés distinto. Este año, la aerolínea elegida fue Transavia, volando desde Amsterdam y como el avión salía a las cuatro y media de la tarde, trabajé desde casa comenzando cinco minutos pasadas las seis de la mañana, o una purriada de horas antes de la conocida como hora Virtuditas que tanto gusta a algunos comentaristas del mejor blog sin premios en castellano. Estos desplazamientos programados tienen una rutina muy trabajada. Como siempre, todo comienza con un viaje en bicicleta hasta la estación de Utrecht Centraal, desde allí tren al aeropuerto de Schiphol y ahí lo único que queda es pasar el control de inseguridad y buscar la sala de embarque para esperar. El vuelo de ida salió en hora, llegó en hora y en el camino no sucedió nada relevante. Al final de esta anotación hay un vídeo asombroso y maravilloso pero excepcionalmente pondré alguna otra cosilla.

El viernes por la noche fuimos a cenar a un sitio fastuoso en Fuengirola y al parecer todo el mundo estaba convencido que el sábado íbamos al Caminito del Rey. Suspenso general en comprensión de lectura y matrícula de honor en acarajotamiento porque las entradas las teníamos para el domingo por la mañana con lo que el sábado no hacíamos nada. Después de la cena fuimos a un local como del Inserso, imagino que es como esos a los que va cierto comentarista a jugar al Bingo. Tocaba una banda de obesos y todo su repertorio era música de los setenta y los ochenta. Yo conté al menos ciento cincuenta mil años si sumábamos la edad de todos los que estaban allí y había tal cantidad de laca que se podía haber usado para pintar la Gran Muralla de China, dos veces. Por supuesto, la maldad es muy fuerte en mi familia como todos sabemos y mientras ellos se fijaban en unas cosas, a mi me fascinó comprobar que al igual que en los Países Bajos, en España también las personas con discapacidades de cierto tipo se ponen en primera fila a montar el espectáculo tan felices mientras la gente hace como que no los ve. Me partí la polla de risa con el conjunto arquitectónico que se hizo para amarrar el pelo en una coleta y como se sentaba y básicamente se dormía delante del grupo cuando no le gustaba una canción.

Vinimos llegando a la keli de Sergio super-hiper-mega tarde y por la mañana del sábado, tras desayunar, como no teníamos planes nos fuimos a caminar con la Yuna, nombre que traía su perra y que a mí me suena que con ese nombre no la dejan entrar en los Estados Apocalípticos del bosmongól rubio. Paseando hice la siguiente foto estremecedora en la que se puede ver la campiña de Benalmádena y allá a lo lejos, Fuengirola:

Y allá al fondo, Fuengirola

Y más o menos lo mismo pero en formato de vídeo tenemos unos segundos mágicos hechos en la misma zona:

Benalmádena costa

Después bajamos hasta la orilla del agua de la superficie y el fondo del mar y por supuesto hice una foto para enviar a Holanda y que la gente rabie de envidia:

Playa en Benalmádena

Por la tarde hicimos unas diligencias porque mi amigo Sergio se emperró en comprarme una especie de chándal o algo así. El domingo hicimos el Caminito del Rey, el cual tendrá su propia anotación y por la tarde fui al aeropuerto, pasé el control de inseguridad y hasta conseguí colar 250 g de manteca de cerdo en el equipaje de mano, el avión llegó en hora, salió en hora pero tardó un güevo y parte del otro en llegar a los Países Bajos por el viento en contra. Perdí por tres minutos el tren y como el siguiente era mucho más tarde, fue en otro a la estación central de Amsterdam y allí tomé otro y cuando llegué a Utrecht Centraal hice el resto del trayecto en bicicleta y con mis pantalones chubasqueros ya que estaba cayendo el diluvio universal. Vine entrando en mi casa sobre la una y diez de la mañana.

La parte del transporte aéreo tiene vídeos en el tramo de ida ya que iba sentado en ventana. Comenzamos primero con una fascinante procesión de vehículos salando la pista del aeropuerto porque a los aviones les mola más saladita. Después recorremos la mitad de la distancia hasta Málaga por la pista en altísima velocidad y finalmente despegamos. Lo que viene a continuación es la demostración a uno que yo me sé de que no se hacen vídeos de aterrizaje de noche. Tenemos un minuto y cuarenta segundos de negro de que te cagas. He puesto un logo enorme para compensar esta desgracia. La música es la canción Never del grupo Moving pictures y que todos conocemos ya que somos fans de la película Footloose. El vídeo está AQUÍ:

,

5 respuestas a “Otra visita a Málaga”

  1. El vídeo nocturno es genial, a pesar de que el ala tapa una parte importante de las luces, y si preparándose para el aterrizaje tuviera que inclinarse el avión, la toma de las luces de la ciudad serian geniales. No, esos antros de los Parking de la muerte para pre-zombies, yo no los visito y el bingo no me mola nada… 🙂
    Espero con ansia el Caminito del Rey… 🙂
    Así que estuviste relativamente cerca, ahora me explico el cierto desasosiego que sentí en el fin de semana, teniendo en cuenta que me acuesto sobre las 4… 😉
    Salud

  2. sulaco, deberías haberte incluído en el recuento de edad , que también aumentas el total, aunque no te guste 😛 (pones «de todos los que estaban allí», que pasa? tú no estabas? )
    A ver ese caminito, que es un recorrido que me apetece.

  3. Yo estaba con los niños, todos recién cumplida la mayoría de edad, que aún no he podido ni votar por no tener la edad adecuada