Otro fin de semana en Málaga


El año pasado mi primera escapada fue a Benalmádena para ver a la familia de mi amigo Sergio y este año repito solo que en esta ocasión hubo más suerte y coincidió con una visita de Sergio, con lo que asesiné varios pájarracos de un solo tiro. Todo el Sanedrín sabe que llevo unos veinte años yendo a Málaga a visitar a Sergio y su familia y a estas alturas ya hasta me consideran uno de los suyos. También sabemos todos que salvo por el año pasado, jamás he hecho turismo en la zona, ya que voy a ver a mis amigos y nos centramos en ese tipo de actividades. Cuando en algún momento de noviembre comenzamos a negociar la visita, existía la posibilidad de llegar el jueves por la noche y marcharme el domingo o simplemente ir de viernes a domingo. Evelyne, comentarista casual de esta bitácora y que sucede que es la hermana de Sergio me había sugerido la primera opción pero el dedo que debía completar la reserva se quiso de negar y finalmente elegí la segunda opción.

El viernes por la mañana me levantaba como siempre a las seis y pico y un poco antes de las siete ya estaba conectado a mi empresa desde mi casa y comenzaba a trabajar, haciendo eso que llaman trabajar desde casa. La razón era que al terminar la jornada saldría escopeteado para el aeropuerto y ganaba tiempo evitando los traslados. Entre las primeras cosas que hice fue mirar la página de Ryanair y al hacerlo me enteré que el día anterior había existido una huelga de controladores en Francia e Italia y entre los vuelos cancelados estaban los que iban a Málaga desde Eindhoven. Después hay julays que dudan de la manera en la que mi Ángel de la Guarda procura que no hayan demasiados sustos en mi vida, algo que está muy documentado en estos últimos once años y que por ejemplo quedó reflejado en Mi Ángel de la Guarda y Yo, Salvado por mi Ángel de la Guarda o incluso en Anda coño que mi Ángel de la Guarda es lo más y estos son solo los primero que encuentro sin hacer demasiado esfuerzo para buscar. De haber elegido la primera opción me habría quedado tirado y seguro que del disgusto envejezco al menos quince minutos y para nosotros los seres obviamente superiores que no incrementamos la edad eso no es nada bueno. Trabajé sin pausa y a las tres de la tarde salía escopeteado de mi casa, con la mochila prácticamente vacía ya que solo llevaba dos mudas de ropa, un cepillo de dientes, el iPad, el cargador y los cables y doce magdalenas preparadas con la variante de la receta del 2014, esa que substituye la leche por suero de mantequilla y a la que le añado media cucharadita de mi fabulosa mermelada de uvas de mi jardín o TRU-Blad, que es el nombre por el que la regalo a colegas, amigos y familiares. Fui en la Lapoya a la estación y después de aparcarla me acerqué al Leonidas a comprar chocolate para regalar. Con eso ya llené la pequeña mochila de treinta litros que elegí para esta escapada. Tomé el tren a Eindhoven y desde la estación la guagua número 401 que te lleva al aeropuerto.

Después de que lo renovaron, el aeropuerto de Eindhoven es de esos que están catalogados como de puro lujo María. No usaron un julandrón de renombre con ansias de Diva operística para poner cristaleras grandes y todo lo demás sino que optaron por crear un espacio eficiente y funcional para esos seres humanos que pasan por allí unas pocas horas cuando viajan, algo que aunque parezca increíble es el objetivo fundamental de un aeropuerto. Pasé el control de seguridd y mira tú como es la vida de misteriosa, resulta que Ryanair es la única compañía de billetes baratos en el universo que te permite llevar tu mochila y un segundo bulto, una cosa nunca vista en el bajo costo. El avión llegó veinte minutos antes de la hora prevista y salimos con cinco minutos de antelación. Como yo fui de los primeros en entrar, me senté en la punta de atrás para así poder salir de los primeros. El viaje no tuvo incidencias y llegamos a Málaga con veinte minutos de antelación. Al ir a aparcar, pensé que iba jodido y nos iban a poner con una pasarela pero no, hubo suerte y nos hicieron caminar por la pista. El aeropuerto de Málaga lo diseñó el mismo que complicó la tumba de Tutankamon y como siempre, me perdí buscando la salida o más bien, me la pasé porque las flechas te dicen que camines hacia adelante y la puerta está escondida en un lateral. Evelyne me esperaba en la zona de salidas y así comenzó el fin de semana del que no hablaré demasiado pero que tuvo un montón de comida.

El domingo por la mañana y aprovechando el precioso día que había me fui a caminar con la esposa de mi amigo Sergio por la avenida junto al mar, en dirección hacia Fuengirola. La única foto de este viaje que veréis (aparte de algunas de comida en ese otro lugar que todos sabéis) es la siguiente:

Fuengirola desde Benalmádena

Fuengirola desde Benalmádena, originally uploaded by sulaco_rm.

El domingo nos fuimos a las afueras de Málaga para almorzar en familia, con una multitud de diecisiete julays. El lugar es el Ventorrillo Santa Clara y nos encochinamos. Salí de allí en avanzado estado de gestación y a las seis y media me dejaban en el aeropuerto, en donde fui directo a la puerta de embarque. El regreso era con Vueling, compañía que evito como a los piojos porque suelen ser mucho más careros, o digámoslo claramente, no son de bajo costo para viajar o al menos no como yo lo hago. Los sesenta leuros que me costó el regreso es lo mismo que estoy pagando por un ida y vuelta a Riga, o a Estocolmo o a Bolonia regresando por Verona y mucho más de lo que pagué a Easyjet el año pasado para un ida y vuelta a Milán o a Roma y un ida y vuelta a Turin. La razón para ir con ellos fue únicamente de horario, ya que salían por la tarde/noche y así aprovechaba el día.

La señora ya muy mayor que se encargaba del embarque tenía delirios y pese a los ciento dieciseis años se jincó un tampón por el ojo del culo y la descentró muchísimo y nos dijo por micrófono que la gente que se sentaba entre las filas 15 a la última se tenían que poner en una fila a la izquierda del mostrador, los de la 1 a la 14 en otra a la derecha del mostrador y se lió todo porque al parecer lo que pretendía decir (esto es puramente teórico y quizás no sea cierto) era que quería una única fila con los que se sentaban atrás y el resto debía esperar, ya que cuando fue a los de la fila de la derecha les dijo que qué coño hacían allí si eran de los que se sentaban en la parte delantera. Cuando el holandés trató de explicarle que eso mismo era lo que había dicho en inglés, la mujer le empetó que ella no dijo eso y él estaba equivocadísimo, de la misma manera que Truscoluña es país desde mil millones de años antes de la creación del mundo y ha estado sometido a la esclavitud y el expolio de España. Todos nos tuvimos que cambiar de fila por culpa de la pollaboba y al menos ahorraron en calefacción ya que todo el mundo entró cagándose en la puta que jiñó a esa subnormal. El avión iba medianamente vacío y gracias a eso y no a la ineptitud de la colega salimos a tiempo. Al llegar a Holanda aterrizamos en el Polderbaan, o sea, en el más allá y tras veinte minutos llegamos a la zona de Schiphol reservada para los del grupo OneWorld y que está en las puertas de Bélgica, en el lugar más alejado de la salida del aeropuerto, con lo que tuve otros veinte minutos de paseíllo hasta llegar a la estación del aeropuerto y allí tomé el tren para Utrecht. En mi ciudad, busqué mi bicicleta y regresé a casa, llegando casi a medianoche. Y así fue el primer viajillo de este año.

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13 respuestas a “Otro fin de semana en Málaga”

  1. Pero podrías haber venido el miércoles! Muy contentos de haberte tenido aquí pero muy corto asi no hay manera de enseñarte algo de esto. Te debo un tupper.

  2. Evelyne, la huelga fue miércoles y jueves. Tampoco habría llegado.

    Genín, ya en el aeropuerto de Málaga tenía las contracciones pre-parto pero como las que limpian en ese aeropuerto han desarrollado algún tipo de alergia y los baños dan asco, aborté la maniobra (en uno de los retretes, alguien lo había llenado COMPLETAMENTE de papel y después bajó la cisterna). Al aterrizar en Amsterdam ya practicaba la respiración pero tuve que elegir entre jiñar o coger el tren, así que lo volví a posponer.
    Al llegar a mi casa opté por el baño de la planta baja porque el de arriba ya lo tupí en enero una vez y esta se me antojaba como el nuevo récord del año. Hice bien. Solo le faltó llorar porque era como un bebé de grande y hermoso. Ayer hice dos más y hoy ya voy por la primera y seguro que no es la última.

  3. sulaco, te has superado, acabas de conseguir revolverme el cuerpo para todo el día con solo enseñarme un gráfico.
    Y lo peor de todo es que tú lo conozcas, macho, tienes que ser pediatra o tener algún tipo de problema para clasificar así la mierda… el Bristol ese… vaya orgullo para una madre: «Oh, mamá, me acaban de dar el Nobel!»»Ay hijo que maravilla, por qué trabajo?» «Una escala de heces, y además le van a poner mi nombre!»—–

  4. En realidad el mérito es de Adastra que fue el que lo puso en su bitácora. Me ha facilitado mucho la vida porque ahora las puedo catalogar. El retrete lo tupí con un tipo 2 de por lo menos treinta centímetros de largo.

  5. Sulaco, yo suelo tener una técnica para los truscos de tipo 2, cuando está saliendo, enseguida, aprieto el esfinter con lo que se logra cortar el trusco, en otro tipo de plasta no hace tanto efecto 🙂
    Lo que me he podido reír con Virtu 🙂
    Salud

  6. …. en serio…. YA!! Al final va a terminar poniendo un post con fotos…. aaaaaaaaaaargh!

  7. No pongo foto porque estoy convencido que en dos días entra al Club de las 500 y la tengo que volver a poner. Pero que sepas que lo he pensado, sobre todo con el retrete atorado.

    En mi currículo aparecen retretes tupidos en los Estados Unidos de América, España insular y peninsular (excluyendo Truscoluña), Holanda, Alemania, Reino Unido, Tailandia, Malasia, Camboya e Indonesia. Puede que me esté dejando atrás algún país. Yo soy legendario entre las limpiadoras de los hoteles. Igual que dicen que por donde pasa un truscolán no crece la hierba, donde yo jiño no entra más mierda.

  8. Iba a ir a tomar algo a la cafetería. Ya no voy. Gracias por vigilar que siga en mi peso, porque creo que no se me va a pasar en todo el día. Y lo que más curioso me resulta es pensar donde puedes meter esos zurullos, porque estás como un fideo, tu espacio para el colon es muy reducido… en serio, no me lo cuentes.

  9. Esta claro. Me encochino, proceso, fabrico un garrote y se lo regalo al mundo. Igual he tupido algún retrete en Málaga porque esta vez, siempre que me metía en el excusado, se ponían todos a hablar y gritar en la puerta para ponerme nervioso y así no hay manera de jiñar a gusto.

    La pregunta que nos hacemos todos ahora es ¿cúal será el tipo de Virtuditas? Yo me la imagino de tipo 1, pujando media hora en el baño para soltar lastre …