Cuando alguien te comenta eso de Nelumbo nucifera como hace muchas veces Genín, yo siempre pienso lo mismo: truscoluña no es nación. Bajo ese nombre tan horroroso se esconde eso que en la Isleta, Marilola la Tetuda, Dolorsi y todas las amigas sub-intelectuales de mi madre llamaban flor de loto. En Vietnam había una infestación de las mismas y cuando visité el país, a poco que hubiese un poco de agua, tenías un montón de flores de loto por el lugar. Al parecer son bastante efímeras pero se sincronizaron con mis vacaciones porque yo me harté a verlas. Estas flores tienen unas semillas que si eres truscolán y decides esconder para no darlas, las guardas hasta tres siglos y cuando las plantas, florecen. La planta en sí no es bonita, son unas hojas enormes que cubren la superficie del agua pero las flores son preciosas. Las hojas de esta planta, si las dejas crecer, pueden llegar a tener un metro de diámetro, con lo que son como mantas. Esta flor específica me la tropecé en Hué, creo que en uno de los estanques que había en la ciudadela.
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El Palacio de la Suprema Armonía y estanques
La foto de hoy la hice desde la parte de atrás del Balcón de los cinco Fénix y en ella se puede ver el Palacio Thai Hoa en el que está el trono de los Emperadores Nguyen que por muy pomposo que suene, no era gran cosa. El palacio es de madera. Se avanza hacia el palacio entre dos estanques con sus flores de loto y demás. En toda la ciudadela, este es el palacio más impresionante. El acceso al interior estaba en su día limitado a la gente más allegada al emperador, pero hoy en día, hasta un julay hijo de isletera como yo, si paga la entrada, puede pasearse por el lugar.
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La semana pasada en Distorsiones
Este año he batido todos los récords y ya tengo más o menos fijo mi calendario de viajes para la segunda mitad del año, a falta de confirmar la fecha y el lugar de la visita al Turco. Todo eso está explicado en Organizando las escapadas de otoño. Siempre es bueno añadir Un nuevo cine en mi circuito y en Utrecht y ya lo he visitado en tres ocasiones. En Todos tenemos nuestros proyectillos nos enteramos de la tortura a la que me está sometiendo mi amigo el Rubio. Esta semana volverá a ser de las complicadas porque pasaré algunos días en Málaga e imagino que tendré que dejarlo todo atado y bien atado por aquí, aunque cierto comentarista nos ha dejado tirados y hay un montón de anotaciones en este resumen de las que ni sabe que existen.
En Al César lo que es suyo tenemos a un político al que se la suda dedicar un monumento a algún julay que seguramente no se lo merece. La foto la hice en Coron cuando pasé por allí en abril de este año.
Tras el paseo por Lucca tenemos todas las fotos en el Álbum de fotos de Lucca el cual además incluye un fabuloso y fantástico vídeo. Ahora estamos de regreso a Vietnam y descubrimos Hue, ciudad más o menos ubicada en el centro del país. Comenzamos viendo La ciudadela de Hue, seguimos con la Torre de la Bandera y acabamos la semana con el Balcón de los cinco Fénix.
Combinamos las bicicletas con mi paso por Hue y así vemos el Transporte de muebles en bicicleta en Vietnam, imagen que ya forma parte del gigantesco Álbum de fotos de bicicletas.
Fui a ver cuatro películas al Cine y comenté el mismo número. Comenzamos con la divertida comedia negra española La Noche Que Mi Madre Mato A Mi Padre que vi en el festival de cine español de Amsterdam, seguimos con la comedia Barbershop: The Next Cut que estaba bien pero poco más, seguimos con la super-interesante 99 Homes y acabamos con la fabulosa película de terror Expediente Warren: El caso Enfield – The Conjuring 2.
Y aunque por aquí no están todas las fotos, ya que hay un par de cosillas que hice de las que no tengo fotos, el resto sí aparece:
Y así transcurrió la semana.
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Expediente Warren: El caso Enfield – The Conjuring 2
Hace algo más de dos años y medio iba a ver Expediente Warren – The Conjuring y flipaba en los colores y en el blanco y negro y hasta en estereo con una película de terror que me dejó noqueado. Recuerdo que me cagué por la patas pa’bajo, aunque como eso es algo que jamás reconoceré, decir que tenía un lamparón por culpa de un peíto con substancia que rezumaba mierda por todos lados. Cuando vi por primera vez el trailer de la segunda parte, casi lloro de la rabia porque estas cosas las cagan desde que huelen el dinero. Aún así, reservé mi entrada para ir a verla el primer día por la noche en un cine que estaba prácticamente petado. Se trata de The Conjuring 2 y en España han tenido que apechugar con la mierda de título que le pusieron a la primera y ahora tenemos la aberración de Expediente Warren: El caso Enfield que mezcla cipotes con potorros y que parece haber salido de la mente de un subnormal y se estrena la semana que viene.
Unos julays investigan una reposesión truscolana en la keli de una chichona que no es la chocha del martes
Obviamente, todos conocemos el El caso poltergeist de Enfield porque se han hecho un montón de documentales sobre el mismo e incluso una mini-serie que me ponía los cataplines bajo las amigdalas. Para aquellos seres inferiores que no lo sepan, este sucedió en el Reino desUnido, en la ciudad de Londres, en la keli de una chama empobrecida en la que comienzan a suceder cosas terroríficas que no se sabe muy bien si son culpa del más pa’llá o del deshonorable presidente de truscoluña, el país que no existe. En la película, esos hechos se alteran un poco y los investigadores que tanto caguelo pasaron resolviendo el de Warren, van dudando a Londres porque la chama tiene un mal pálpito para investigar. En la casa, todo está fuera de control con muebles que vuelan, una niña que parece ultra-hiper-mega-super activa y que igual se te queda en el aire quieta que pone una voz de machorra que no veas que hace cosas raras. Está claro que en la casa hay un fantasma muy chungo que le quiere hacer pupìta a todos y los investigadores no saben por donde salir. Entre sustos, iremos viendo como avanza la cosa y nos prepararemos para un final que parece abocado a lo peor de lo peor.
Hacer una segunda parte y que sea un peliculón, eso no lo consigue todo el mundo. Hacerlo en el género de terror, eso era IM posible hasta esta película. Menuda pasada. La historia es perfecta, está narrada con un ritmo impecable y te acojona tanto que pese a ser cientos en la sala, no se oían ni los peítos que suele echarse la gente. Eso sí, cuando se veía que iba a pasar algo, todos nos preparábamos, yo me colocaba en posición de impacto de avión y al suceder, gritábamos al unísono. Creo que he batido mi récord mundial de gritos en una película. Me cagué varias veces de miedo y mira que lo veías venir, pero es que está tan bien hecho que ni así. Junto con la anterior peli, esta forma el dúo de las dos mejores películas de terror del siglo veintiuno (XXI equis-equis-palito). La jovencita Madison Wolfe puede estar contenta porque ha conseguido lo imposible, hacer que todo un cine esté aterrorizado. Esto es un clásico pero ya mismo.
Cualquier miembro del Clan de los Orcos al que le gusten las pelis de terror tiene que ir a ver este clásico instantáneo y si lo hace con su hembra, mucho mejor, porque se le va a pegar como ladilla a güevo y de gratis tendrá frotamientos. Los menos ñangas de los sub-intelectuales de GafaPasta seguro que también se lo pasarán bien. Un pasote que no veas.