Una de las cosas que siempre se dicen de los holandeses y que son relativamente ciertas es que son muy directos. Suelen decirte las cosas a la cara y mirándote a los ojos, aunque yo dudo que sean muy directos, lo dejaría en que son directos pero también procuran tener mucha mano izquierda y usarla con tacto y cuidado. Cuando yo llegué a esta tierra ya sabía perfectamente que era incapaz de mentir sin que se me note. Algo falló en mi ADN y esa secuencia se estropeó. Mentir es algo más o menos necesario y útil así que tuve que buscar una alternativa eficaz para sobrevivir. Opté por empitonar, lanzarme como un toro hacia el objetivo y llevármelo por delante o ser más directo que cualquier papista y además, con inquina, saña y puñeterismo. Eso es algo que la gente aprende pronto y que respetan o temen a partes iguales. Después me di cuenta que algo parecido ya lo hacía en España solo que era mucho más limitado, ya que lo usaba solamente en escenarios como ese en el que una amiga te acorrala y te dice que si la ves más flaca. Obviamente, la respuesta que se esperan es una afirmación pero es que en el doscientos por ciento de las veces que una pava te hace esa pregunta, o ha sufrido daño cerebral o se le han quemado las retinas y no se ve las lorzas que le salen de todos lados. Como a mí se me notan las mentiras, si digo que NO, no solo no se lo creen, me acaban cogiendo manía por traidor o algo parecido ya que todos sabemos como se las gastan en esos temas. Por eso, yo me lanzaba en carrera y les confirmaba que SE HAN ENCOCHINADO, que estaba EMBOSTADA y que si dejara de comerse un cerdo como tentempié para merendar, igual perdía parte de esas cuatro o cinco toneladas que le sobran. Entre tanta mala baba coloco la información verdadera, ESTÁS G-O-R-D-A pero la rodeo de un aura de exageración tal que me lo perdonan, se descojonan y tras dos de estas me clasifican como persona a la que no hay que hacerle este tipo de preguntas y el problema quedaba solucionado. Mis amigos en la universidad flipaban porque decían que cualquiera de ellos le soltaba a una hembra lo que yo les decía a la cara y sonriendo y la reacción de ellas probablemente sería de reventarles la boca a hostias pero conmigo, risas y buen rollo y no pasaba nada.
El sistema lo fusioné con la honestidad holandesa y surgió el empitonamiento. Ahora digamos que tengo delante de la jeta a una persona que me cae mal, como el pasado viernes. Otros evitarán el encuentro o sortearán el incidente a lo Judas, troleando y tratando de mentir o de evitar el problema. Yo voy de frente y a buena velocidad y por si no lo tiene claro o se le ha olvidado, se lo recuerdo: TE O-D-I-O. Por supuesto lo engalano un poquito con un ¡Ojalá te pudras en el infierno de los terroristas musulmanes de mierda o similar y consigo noquear a la persona que me cae mal y controlar la situación. Si por casualidad creen que estoy de cachondeo, la gente a su alrededor le confirmará que yo soy como la espada de la justicia y caigo con toda la fuerza del mundo. Curiosamente, el sistema hace que la gente me respete aún más y que me vean como una fuente cristalina de información, ya que saben que yo no me molesto en mentir. Cuando un capullo me llama o me pide que haga algo a una hora de comenzar el fin de semana, descubrirá que desvelaré la rastrera profesión de su madre y como fue un milagro que se quedara preñada de semejante bestia miserable solo comiendo cipotes de koreanos en un puerto y le confirmaré con certeza absoluta que no pienso mover una pestaña para resolver su problema hasta el lunes. Ahora tengo la cola de pedigüeños a las ocho de la mañana delante de mi despacho y así puedo hacer todo lo que quieren y acabar la semana finiquitando asuntos y mentalizándome para el comienzo del fin de semana. Igual que hacía en España con las pavas, uso el mismo sistema solo que en este caso no espero a que me pregunten y así cuando me encuentro con uno que me cae mal y que trató de apuñalarme un par de veces y estamos con otras veinte personas, me aseguro que pierda el color cuando le pregunto si el tripote ese que tiene es porque está preñado de seis meses ya que justo hace medio año no lo tenía o está podrido por dentro y tiene tal acumulación de gases que como se le salgan ese día, sale disparado hacia la Estación Espacial Internacional y no lo volvemos a ver más nunca. No hay una buena respuesta para un empitonamiento así y aún menos cuando todo el mundo se descojona de ti y sabes que de esa no te recuperas. Ni siquiera los japoneses con los que trabajo y que son Doctores en el arte de clavarte el puñal por la espalda sonriéndote pueden evitar un ataque frontal directo y salir airosos y mucho menos cuando el que más me ríe la gracia es el que está en la cima de su jerarquía y lo tengo comiendo de mi mano.
Con los únicos que no funciona esto es con el Rubio o el Turco. Ambos me conocen lo suficiente para verme venir de lejos y me bloquean. Además saben que no les puedo mentir con lo que abusan de esa ventaja a su antojo. En el caso del Rubio, me manipula escandalosamente mientras su mujer flipa en colores viendo como sucede la cosa. Por supuesto yo también tengo sistemas defensivos y sé como hacerle sentirse culpable con lo que cuando entramos en ese camino, yo disparo torpedos que van por debajo de la superficie y que apuntan hacia la culpa y neutralizo la amenaza prácticamente mientras está creciendo como una ola que se prepara para estamparse en la orilla.
Todo esto lo podemos sintetizar en algo que todos sabemos: soy MALO y saco provecho de ello.