Lo único que queda en pie de la iglesia de San Pablo en Malaca son sus muros. El techo desapareció hace muchísimo tiempo al igual que las vigas que lo sostenían. También se pueden ver las enormes lozas de las tumbas de los holandeses que fueron enterrados en su interior. Si recordáis la foto en la que vimos el edificio desde afuera, el pequeño faro que parece un campanario no forma parte de la estructura del edificio. El acceso a estas ruinas es gratuito y aunque con treinta y pico grados y una humedad infernal supone toda una aventura el subir hasta aquí, es una visita obligada para cualquiera que vaya a la ciudad de Malaca. A mi espalda estaba el lugar en el que estuvo enterrado durante nueve meses San Francisco Javier y en donde la gente tira moneda y le pide milagros que por supuesto no se cumplen.
-
De Bangkok a Yangon o de un mundo a otro totalmente distinto
El relato del viaje a Birmania y Tailandia del 2011 comenzó en la anotación De Utrecht a Bangkok pasando por Hilversum y Amsterdam
Tras mi fugaz paso por Bangkok, mi siguiente parada era Yangon, mi punto de entrada en Birmania y antigua capital del país. Uno está acostumbrado a que en todos lados se le abren las puertas y es muy sencillo viajar pero Birmania es punto y aparte. De entrada muchos países desaconsejan a sus ciudadanos el venir aquí y por si esto no fuera poco, conseguir la visa fue una pequeña aventura. Tuve que rellenar un formulario en una pagina web en la que lo gestionaban, tuve que transferir 40 dólares vía Paypal (en realidad los transfirió mi amigo el Rubio porque yo estoy vedado en esa chingada) y después tener fe para que no resulte un timo. Les tuve que mandar una copia de mi pasaporte y una carta en la que re-juraba por las bragas sucias de la Pantoja que no me interesa la política. Después de un tiempo me llegó un correo con la carta admitiéndome en el país y con eso supuestamente era suficiente.
Con mi billete de Air Asia comprado por tres perras gordas, salí de la ciudad de Bangkok camino del aeropuerto. Primero metro, después correr. Cruzar una calle de seis carriles sin semáforo y rezar para que no me atropellen y finalmente tren hasta el aeropuerto. Para los turistas se han montado una linea especifica sin paradas cuyo billete valía 150 Bhats pero si ibas con el populacho en un tren que salía un rato antes y llegaba 1 minuto antes solo costaba 35 Bhats así que elegí ir con los pobres.
Ya en el aeropuerto, facturé mis ocho kilos y pico de mochila que habían engordado un par de cientos de gramos con el desodorante y la pasta de diente ya que leí que en ese aeropuerto llevan hasta extremos dantescos lo de los líquidos. Almorcé en un restaurante con comida Tailandesa y pasé el control de seguridad y en este aeropuerto, mis pantalones no pitan. Mientras esperaba miré pero no conseguí activar los quince minutos de Wifi gratis así que opte por pasear y quemar calorías. Me llamó la atención que en Bangkok a las aerolíneas de bajo costo las tratan igual que al resto y teníamos hasta pasarela para ir al avión. Entramos exactamente a la hora prevista y me senté en la fila 27 asiento E. Alucino con la cantidad de gente que se sienta donde o le corresponde. Un tío batió el récord mundial y lo botaron del sitio que escogía 5 veces y el seguía empeñado en seguir intentándolo.
Me quedé dormido antes de despegar y me despertó el azafato con el formulario de inmigración. Lo rellené sin saber muy bien la razón ya que mi visado estaba apalabrado. El vuelo se me pasó en un suspiro, seguramente por lo que dormí y cuando anunciaron que íbamos a aterrizar mire un poco por la ventana y el país era como que muy pobre. Me esperaba una pista de tierra batida y agitada pero me llevé el sorpresón del milenio cuando resultó un aeropuerto normalito y hasta con pasarelas para los aviones y aún más increíble, había otros aviones en el mismo.
Salimos, bajamos a llegadas para el control de pasaporte y aquí si que era un gran acto de fe. Supuestamente junto al mostrador de V.O.C. (Visa On Arrival) me esperaba alguien. En la práctica, a través del cristal y junto al mismo había una señora con un cartel enorme que decía: Señor Sulaco «El Elegido». Por supuesto que me pareció bien que el mito y la leyenda hayan llegado hasta tan lejos. Cuando saludé a la chama, le hizo gestos a un poli que me separó de la plebe y me llevó a un lugar especial para apañarme mi visado. En la sala de al lado escaneaban a los japoneses para ver si eran radioactivos. ¡Manda güevos! Llegas al ultimo de los mundos y hasta ellos se dan el lujo de ningunear a los nipones. Con mi flamante visa pegada a mi pasaporte (el cual tiene sellos de Camboya, Malasia, Sudáfrica, Hong Kong, Macao, Omán, Quatar, Estados Unidos, Turquía y algún otro país que me estoy olvidando) pasé el control de aduanas, me hicieron una foto con el pelo a lo Juan Tamaris porque no me traje gomina para no cargarla y me encontré con la señora de la agencia de viajes. Recogí mi mochila en su inmenso condón protector y allí mismo nos sentamos e hicimos cuentas. Me dio mis billetes para los próximos cuatro vuelos, con talonarios como los de los noventa que me rellenó allí y que me hizo pensar que estaba viviendo un episodio del Cuéntame como la Cagó. También me dio unos recibos para los sitios en donde me hospedo y después salimos a la calle ya que me llevaban hasta la pensión.
En realidad se puso a negociar con los chamos de la puerta y cuando encontró un taxi que le pareció lo suficientemente barato, nos metimos y arrancamos. El coche no tenia no cinturones, ni manijas para las ventanas y el portabultos se abría y se cerraba siguiendo una secuencia preestablecida. Todas las ventanas estaban medio abiertas. En quince minutos me dejaron en mi motel y tras registrarme, elegí el desayuno para el día siguiente, ordené la cena y quedaron en avisarme cuando estuviera preparada. Debemos estar en temporada bajísima porque yo era el único huésped. Después de cenar me recogí y así terminó un día en el que por la mañana hice turismo por Bangkok y por la tarde viajé a Birmania.
El relato continúa en Paseando por el centro de Yangon
-
San Francisco Javier y las ruinas de la iglesia de San Pablo
Detrás del Stadhuys y subiendo una colina nos encontramos con una estatua de San Francisco Javier y lo que queda de la iglesia de San Pablo, la cual fue construida en 1521 por los portugueses y originalmente era la capilla de nuestra señora de la colina. Otro día veremos la parte interior de la iglesia. La razón de la presencia del santo es que visitó esta iglesia con frecuencia e incluso dicen que hizo multiples milagros en la misma, aunque eso no parece que la salvara de la decadencia. Cuando el santo murió en China lo transportaron hasta aquí y estuvo enterrado en la misma durante nueve meses antes de seguir viaje hacia Goa, lugar en donde está enterrado. Los holandeses le cambiaron el nombre y la usaban también para enterrar a sus nobles en el interior y en la época de los británicos le pusieron el pequeño faro que está por la parte delantera y la iglesia acabó como arsenal y finalmente culminó su ciclo en ruinas y así está desde hace ciento cincuenta años. Desde la iglesia hay unas vistas muy impresionantes de la ciudad y sus alrededores.
-
Todos tus muertos
Una de las reflexiones más recurrentes a la hora de hablar de cine es lo que buscamos en el mismo. Dejad de lado a los petulantes con gafas que pretenden recibir un fuerte impacto emocional y correrse de gusto con tanto arte. El común de los mortales lo que quiere es ver una historia y disfrutarla, nada más. En tanto en cuato se cumpla el objetivo y nos lo pasemos bien, no nos preocupamos ni de la duración ni de si aquellos que nos muestran puede suceder en la realidad o no. Si esto falla, pues tendremos una película que comenzará a hacer agua y puede terminar por hundirse. Hoy hablaremos de Todos tus muertos, película sin fecha de estreno en España y que es probable que llegue a las pantallas.
Un julay ultraperiférico se topa con una pila de muertos en su finca y en su desesperación se cree todo lo que le dicen
Un campesino colombiano sale a trabajar en sus tierras como todos los días y se encuentra que le han endiñado una montaña de cadáveres en medio de un campo de millo. El hombre sale escopeteado a informar a las autoridades pero estas no le hacen casa inicialmente y cuando por fin lo escuchan, intentan ocultar lo que ha sucedido allí y solucionar el problema deshaciéndose de los cuerpos.
La película tiene un comienzo que no cuaja de ninguna manera con la historia. El campesino le está haciendo el perrito s la patrona y después se duerme. Por un momento pensé que íbamos a ver una historia de sexo y engaños del copón pero no, el tema es otro e imagino que querían poner algo de chicha para animar la historia, una idea que seguramente vale para un corto pero que cuando la estiras y la estiras para hacer una película se queda muy corta, cortísima. Los espectadores se agotan en seguida ya que lo que vemos en la pantalla es una iteración de lo mismo que sucedió minutos antes. Tenemos un grupo pequeño de protagonistas intentando resolver el problema de los muertos y tratando de montar alguna escena cómica que no termina de funcionar. Si a eso le unimos que los actores no estaban particularmente dotados y no resultaban demasiado creíbles, tenemos un trabajo que casi desde el comienzo va decayendo y que para cuando termina no despierta más que indiferencia.
Se tendrían que haber currado un poco más el guión, deberían haber encontrado tramas secundarias capaces de aportar algo a la historia principal y embellecerla y definitivamente, tendrían que haber buscado mejores actores. Igual de esa forma hubiera quedado mejor. No hay peligro que os la topéis en un cine y estad tranquilos que no os perdéis nada del otro mundo.