Normalmente buscamos la belleza en las cosas perfectas y nuevas, en esas que no tienen una mácula y despreciamos aquellas que dejaron atrás sus mejores días. En el Keukenhof, los tulipanes que ya no lucen bonitos los cortan y los retiran para que la imagen que se lleve la gente del lugar sea la de aquellos que son perfectos. En una de mis visitas al parque me tropecé con estos tulipanes que estaban a punto de ser cortados y que fotografié descubriendo más tarde que la imagen tiene un montón de fuerza y belleza. Vimos esta foto por primera vez en septiembre del año 2006 en la anotación Declive en rosa pálido y hoy le damos la bienvenida al Club de las 500.
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Bici taxi
Ya he puesto alguna foto con bici taxis en la ciudad de Amsterdam, lugar en el que parecen ser muy populares entre los turistas e imagino que ayuda la falta de taxis de verdad que hay en la ciudad, ya que o los llamas para que vengan a buscarte o no los encuentras por casi ningún lado (y definitivamente no puedes parar uno por la calle levantando el brazo). Esta bici taxi la vi en Museumplein y el chaval que está sentado en la misma es el conductor. Una vez me crucé con una que llevaba a tres turistas ingleses con sus maletas y que parecía a punto de colapsarse o de que el conductor reventara por el esfuerzo de mover todo aquel peso. Por desgracia ya era de noche y mi teléfono no consiguió hacer la foto así que no quedó constancia del suceso. Como el que no se conforma es porque no quiere, hoy disfrutamos con esta.
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New York desde la Apple Store en el club de las 500
La Quinta Avenida de Nueva York es como el barrio que todos conocemos y en el que nos movemos sin problemas porque la vemos en un montón de películas cada año. En ella se encuentran varios edificios que reconocemos al instante, emblemáticos y que de alguna manera están ligados a nuestras vidas. Tenemos la catedral de San Patricio, la tienda de Tiffany’s, el MET o la fabulosa tienda Apple que está justo en la esquina en la que comienza Central Park y que tiene un cubo de cristal encima. Por esa tienda pasan cientos de miles de personas cada año, está siempre llena y abre las veinticuatro horas del día. Esta foto la vimos por primera vez en la anotación New York desde la Apple Store que apareció por aquí a finales de enero del año 2007 y hoy le damos la bienvenida al Club de las 500.
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Regresando por Eindhoven
Lo malo de salir del aeropuerto de Gran Canaria con un avión que pasa allí la noche es que tu vuelo posiblemente sea a horas intempestivas. En mi caso, el avión que me tenía que devolver a Holanda despegaba a las seis de la mañana y eso significaba que el madrugón iba a ser legendario, pero también sabemos que ese es el precio que hay que pagar por reservar en una compañía de vuelos baratos. A las cuatro menos veinte estaba en la ducha, tratando de despertarme y unos minutos más tarde metía en mi trolley las viandas que guardaba en la nevera, cerraba la maleta y me aprestaba a esperar el taxi que me llevaría al aeropuerto junto con mi hermana y mi sobrina ya que ellas también volaban, aunque en otra dirección, prácticamente a la misma hora.
El taxi apareció exactamente a las cuatro de la mañana y un rato más tarde caminábamos por el aeropuerto. Los mostradores de facturación de Ryanair en el aeropuerto de Gran Canaria no están en la terminal de salidas nueva ni tampoco en la vieja. Hay que bajar a llegadas y en un lugar recóndito y escondido, como avergonzándose de permitir a esa aerolínea trabajar en ese aeropuerto, allí los encontré. Como siempre, la gente no se lee las condiciones de los billetes y se cree que sabe más que los trabajadores y cuando les dicen lo que tienen que pagar lo flipan en colores. Le pasó a una pareja que llevaba dos maletas que sobrepasaban el límite de peso por una burrada y a una mujer que llegó sin imprimir la tarjeta de embarque y se le cortó la regla y se le convirtió en un vino rosado cuando le dijeron lo que tenía que pagar. Hay que ser SUBNORMAL profundo para no leer los miles de correos que te envían avisándote. La tipa se merece que la metan en la bodega de carga del próximo bombardero y la tiren sobre Libia.
Después de facturar, me reencontré con mi hermana y esperamos a que se abriera el mostrador de facturación de su vuelo. El avión, un Air Europa que iba desde Gran Canaria a Lanzarote a las seis y cuarto de la mañana, iba petadísimo de gente y la chica de facturación nos dijo que serían SEIS personas en un trasto en el que caben ciento y pico. Pasamos el cachondeo del control de seguridad, yo como siempre con los bolsillos de la chaqueta llenos con el desodorante y las cosas líquidas para no tener que ponerlos en una bolsa transparente y como siempre, no los detectaron. Lo repito por enésima vez, lo de los controles en los aeropuertos es un cachondeo pensado para sacar a la gente el dinero en tasas y para hacer como que estamos más seguro sin que sea cierto. En la parte «segura» las tiendas comenzaban a abrir y aproveché para comprar una botella de vino y así llevar las dos parejitas. A las cinco y cuarto se abrió el embarque y los de la cola de PRIORIDAD entramos los primeros. Siempre hay el espabilado que se hace un Lina Morgan a lo Tonta del bote y pretende pasar pero lo placaron y enviaron a la cola correcta humillándolo públicamente.
Entré de los primeros y me apropié de una de las ventanas de emergencia sobre el ala, con lo cual tenía un asiento fastuoso y un montón de espacio para las patotas. La plebe llegó al poco, corriendo y sacándose los ojos por conseguir un asiento y cuando todos entraron, cerraron las puertas y comenzamos el rodaje hacia la pista de despegue. A punto de esconderse por detrás de las montañas de Gran Canaria pude ver la luna enorme que se paseó por los cielos de la Tierra este fin de semana. Despegamos y comenzó la rutina habitual de los azafatos, o sea, el mercadillo en el que venden de todo. Noté que parece haber una correlación entre ellos vendiendo y el aviso para abrocharse los cinturones. Cada vez que iban a comenzar una ronda se enciende el aviso, la gente vuelve a sus asientos y ellos pasan sin problemas. Por supuesto no había absolutamente ninguna turbulencia así que intuyo que son órdenes de la empresa. Por desgracia para ellos yo me llevé una palmera, unos roscones y una botella de agua y desayuné con cosillas que me gustan más que lo que ellos venden. El vuelo lo maté jugando con el iPad, viendo episodios de las series que sigo y leyendo un libro electrónico (¿e-libro? en español quizás). La duración total del vuelo de vuelta fue de cuatro horas y veinte minutos y aterrizamos más o menos en hora en Eindhoven. Salimos y la gente salió disparada para el baño del aeropuerto en donde se montó un atasco increíble. Tras recoger la maleta me acerqué a la parada de guaguas y había una pero estaba vacía y no se abrían las puertas. La gente esperaba en cola y cuando apareció el conductor la encendió pero no abrió las puertas y como nadie hizo ademán de pulsar los botones que las abren, se marchó dejándonos allí tirados y cagándonos en la puta que lo cagó. Espero que toda su descendencia sea de jacosos que no lleguen a los treinta y que los vea morir a todos. Según llegó la siguiente guagua un cuarto de hora más tarde nos metimos todos y para joder, la mitad de la gente no pagó el billete.
El viaje desde el aeropuerto nos lleva junto al estadio del PSV y el asombroso edificio Evoluon que veis en la foto anterior, una especie de OVNI supuestamente inspirado por una idea de Frits Philips para conmemorar el 75 aniversario de la compañía Philips.
Al llegar a la estación tomé el tren hacia Utrecht y después un autobús hasta mi casa. Mientras viajaba, mis amigos comenzaban a contactar conmigo porque sabían que volvía ese día. El Rubio me llamó y me dijo que cogiera unos gallumbos limpios y el bañador y me fuera a su casa para cenar con ellos, pasar la tarde/noche y por la mañana del domingo irnos todos juntos a la piscina. El Niño empezó a mandarme esemeses exigiendo la lista de películas que íbamos a ver el domingo. A veces envidio a los dosputocerolistas, esos desgraciados que se apalancan en sus casas, se enorgullecen de sus ciento noventa amigos y no tienen vida social alguna. Yo es que no paro y ni sesenta minutos después de tomar tierra y ya estaba con el stress de tener que correr para todos lados. Para redondear este día al entrar en mi casa y antes de salir para casa del Rubio compré el billete para mi próximo gran viaje al sudeste de Asia, pero esa será otra historia ??