Como imagino que nadie con un dedo de frente o más se sentaría por gusto en un banco cubierto de nieve, tenemos que asumir que las posaderas que han quedado marcadas en el banco de la foto de hoy son de un fantasma, alguno que quizás murió en ese lugar o al que está estrechamente vinculado. Da frío con solo verlo.
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Ciervos en el bosque
Una mañana de diciembre en la que hacía un frío de
morirse mi amigo el Moreno consiguió convencerme para que tomara
medio día libre y fuese con él a hacer fotos en los alrededores de
Oostvaardersplassen. Buscábamos unos pájaros que no logramos ver pero mientras recorríamos el bosque nos tropezamos con otra escena que para mí resultaba más interesante.Dos ciervos se cruzaron con nosotros y al vernos se echaron a
correr. Se puede ver el efecto de la respiración del animal en el
aire, con esa pequeña nube frente a su cara. La manada era mucho
más numerosa pero para cuando reaccionamos y nos pusimos a hacer fotos, solo quedaban estos dos ejemplares, seguramente los más noveleros. Siempre es un momento mágico cuando te encuentras con ciervos en el bosque, esos animales que se asustan tan fácilmente y que sin embargo llevan una poderosa arma sobre su cabeza con la que podrían liquidarnos sin problemas. -
Puente sobre el canal helado
El año pasado veíamos este mismo puente en la anotación El puente blanco y en esta ocasión bajamos el punto de vista y miramos hacia el otro lado. El canal sobre el que cruza está helado y conecta el parque de Koppel con la zona residencial. En verano este es uno de los rincones preferidos por los que aún no tienen casa propia y se tienen que dar el lote en público.
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Sol
Desde que vivo en los Países Bajos he aprendido a adorar el sol. Teniendo uno que funciona como debe ser durante medio año y en los otros seis meses no es más que una luz de ambiente medio apagada, cuando visito lugares como Gran Canaria me lanzo a adorarlo y disfrutar con esta agradecida religión que solo exige que te tumbes o camines bajo sus rayos, sin rezos, sin tocamientos por parte de un tipo que ha hecho supuestamente unos votos y sin ningún tipo de obligación.
Ayer y hoy paseaba por la playa de la Garita, prácticamente solo, dejando que el agua del mar roce mis piernas y mi imaginación volaba por otros mundos. La gente en Gran Canaria no le da ningún valor al sol que luce día sí y día también. En lugar de unas Navidades blancas, aquí se celebran unas Navidades soleadas, con temperaturas cercanas a los veinticinco grados y por la noche de unos veinte. Como subnormales los hay en todos lados, no resulta extraño ver uno de esos eslabones perdidos de la especie que habría que eliminar paseando por la calle con lo último de las marcas de ropa en serie en guantes y bufandas, haciendo el estúpido y demostrando que si esa ropa realmente funcionara, no la podrían estar usando aquí. Yo salí de mi casa el jueves por la tarde con una camiseta de manga corta y UN solo abrigo y la temperatura era de ocho grados bajo cero. No necesité bufanda alguna ya que el abrigo protege perfectamente el cuello y mis guantes son muy ligeros y forrados con un material aislante. Al llegar a Madrid, con cinco grados, mi chaqueta ya comenzaba a calentar demasiado y tuve que separar el forro interior y desechar la parte exterior y al saltar a Gran Canaria salí del avión en camiseta. Era de noche y no había sol pero sus efectos se seguían notando.
Me gusta este sol cálido que convierte las Navidades en algo muy especial en el invierno y me gusta también ese sol de primavera y verano que hay en los Países Bajos, un sol gandul y que se pasa el día en el cielo, asomándose a las cinco de la mañana y marchándose a las diez y media de la noche.
Este sol de invierno tiene banda sonora de mar, el que golpea la costa a ciento tres metros de la ventana y que parece cantar una nana para que te duermas ??