Cuando vas en busca de la Sirenita seguro que pasas cerca del Kastellet, un fuerte en pleno Copenhague. Es una de las fortificaciones mejor conservadas del norte de Europa. tiene forma de pentágono y se puede caminar por su interior sin problemas. Se comenzó a construir en el siglo XVII (X=10, V=5, I=1 así que usando una calculadora descubrimos que debió ser en el siglo 17, aunque para confundiros aún más ese va desde 1600 hasta 1699). No dejéis de pasar por allí en vuestra visita a la ciudad.
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Keukenhof 2010
Un año más he regresado al Keukenhof, el lugar más increíble y asombroso del mundo y el único en el que podréis caminar entre millones de tulipanes. Encontrar el día adecuado es siempre una tarea difícil ya que tenemos que cuadrar una buena temperatura pero no demasiado caluroso con poco viento y un día entre semana. Los fines de semana aquello se pone como el zoco de cualquier ciudad de terroristas musulmanes y no se pueden hacer fotos que es al fin y al cabo nuestro objetivo.
Lo segundo es ir temprano para aprovechar el día y pese a tomármelo como día de vacaciones, hoy madrugué especialmente para ir al Keukenhof. Me encontré con mi amigo el Moreno y cargados como mulos llegamos al parque disfrutando de las vistas de los alrededores. La señora en la ventanilla se partía de risa cuando compramos las entradas usando los cupones de descuento de la revista Libelle, un equivalente del Mía español y definitivamente no es el tipo de lectura habitual para personas a las que les cuelgan huevos entre las piernas. No le explicamos que la mujer de mi amigo nos los consigue así que seguro que en su cabeza nos instaló en el reino de los Julandros junto a Ricky Martin y las locazas de sus amigos.
Una vez dentro fuimos al grano y las siguientes cuatro horas estuvimos caminando, buscando nuevos puntos de vista y haciendo fotos. No he hecho las cantidades bárbaras que hacia hace unos años pero las ciento y pico fotos son de más calidad. Debo estar también en decenas de imágenes de otros ya que aunque nos ven hacerlo, la gente sigue sin comprender que para conseguir una foto como la de las postales, hay que bajar al NIVEL DE LOS TULIPANES, hay que ponerse tan bajo como se pueda y buscar el careo con esas preciosidades. En fin, los necios siempre se niegan a aprender y así les va.
Al salir del parque fuimos a Noordwijk y por allí encontramos un campo de tulipanes increíbles en el que hice cerca de cien fotos. Ahí sí que hay clásicos indiscutibles y tan pronto como las procese (y creedme, intentaré hacerlo esta semana) me pasaré por el forro de los gallumbos la serie actual y saltaremos a los tulipanes.
Desde allí fuimos a otro lugar a una hora de distancia para ver si teníamos suerte y veíamos un búho pequeño del que nos habían hablado pero no pudo ser. Continuamos y nos fuimos a ver los manzanos en flor, un espectáculo de florecillas blancas fabuloso y tras esto terminamos en un polder en el sur de Holanda fotografiando unos pájaros que se pegan un palizón desde África hasta aquí solo para echar un kiki y poner sus huevos. Tengo unas cuantas fotos muy buenas pero esas sí que van a tardar en aparecer en esta la mejor bitácora sin premios en castellano. Pasadas las ocho de la noche llegaba de vuelta a mi casa, trece horas después de haber salido de la misma.
Ha sido un día fantástico, muy bien aprovechado y con un tiempo excelente. Una lástima que este fin de semana hayan anunciado lluvia, me hubiera venido bien algo de sol para salir a pasear a los bosques. En fin, no se puede tener todo.
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La librería y las pequeñas aventuras
La semana pasada me llegó el mueble librería que me había comprado un par de semanas antes. Es de teca, alto, estrecho y con pocos estantes pero suficientes para albergar TODOS los libros que poseo en Holanda. En el estante superior he puesto todos mis libros de cocina, en el central las guías de viaje y en el inferior los libros de holandés, los diccionarios y algunas novelas. Eso es todo. No hay más libros en mi casa. Hace ya más de cinco años que decidí abandonar el sistema post-medieval de lectura, ese que implica acumular papel en tu casa junto con el polvo que atrae y desgastar tu vista siguiendo líneas llenas de letras y elegí pasarme al método tradicional de intercambio de historias, aquel que lleva entre nosotros desde el principio de los tiempo y que seguirá por siempre jamás. Ahora ESCUCHO los libros, alguien los lee y yo vivo la historia mientras me la cuentan. En la escala evolutiva, esto está en el trespuntocero y me alegro que muchos estéis llegando ahora al kindle y a los lectores de ebooks. Eso es muy dosputocerolista y tarde o temprano os daréis cuenta que una novela narrada es cien veces mejor que una novela leída.
Regresando a la librería de madera de teca, es el primer mueble que hay en la planta baja de mi casa si descontamos la mesa de comer, el sofá y la mesa que está frente al mismo. No me gustan los lugares llenos de trastos y aborrezco ver cosas colgadas en las paredes así que he optado por un minimalismo que ofende a aquellos que gustan de llenarlo todo de cosas.
La librería es solo uno de los hitos de la semana pasada en mi existencia. El primer día estudié para el examen de holandés, el segundo día lo aprobé y me fui de copas con los compañeros de curso, el tercer día me escapé con mi amigo el Moreno durante el almuerzo y nos fuimos en busca de pechiazules aunque al final nos tropezamos con un rebaño de ovejas que se dejaron retratar e hice un montón de fotos que me encantaron, como la de esta madre con sus dos retoños. Al día siguiente fui con otro colega a hacer fotos del búho chico y el viernes, además de recibir mi flamante librería, estuve paseando en el bosque e intenté infructuosamente comprarme una bicicleta. El sábado caminé un montón y disfruté de un día alucinante y el domingo quedé con mi amigo el Niño en Amsterdam y nos perdimos de compras por Kalverstraat, tomamos unas cervezas en una de las terrazas de Rembrandtplein, fuimos al cine y terminamos cenando en un restaurante español situado en la calle Utrechtsestraat.
La vida está llena de momentos fantásticos, de retazos que llenan ese tanque enorme con recuerdos. Esta semana se presenta tan aventurera como la anterior y entre otras cosas incluirá mi visita anual al Keukenhof, la cual tendrá lugar mañana, antes de que lleguen las hordas de españoles que se esperan para el fin de semana y que harán que pasear por Amsterdam resulte imposible.