Al final del Bósforo entramos en el Mar Negro, de aguas más frías que las mediterráneas y por lo que he leído y me ha contado mi amigo el Turco, difíciles para la navegación. Los barcos que llevan a los turistas desde el centro de Estambul no llegan hasta el mar negro, se quedan en el pueblo desde el que yo hice la foto, el cual se llama Rumeli Kavagi y desde allí vuelven hacia la ciudad.
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Albóndigas suecas
Teniendo una de las tiendas de la multinacional sueca de muebles a poco más de cinco minutos de mi casa en bicicleta, de cuando en cuando me dejo caer por allí para comprar salmón y albóndigas. Hace poco decidí que ya era hora de comenzar a prepararlas en casa y tras una pequeñísima investigación encontré una receta que sin ser lo mismo, es casi igual y lo que cuenta es que está deliciosa y no es nada complicada de preparar. Las cantidades están pensadas para dos personas.
Los ingredientes: para las albóndigas necesitaréis 250 gramos de carne picada de cerdo, 250 gramos de carne picada de vaca, 1 huevo, 300 ml de nata (crema de leche), 3 cucharadas de cebolla cortada finamente, 50ml de pan rallado, 2 papas, 5 cucharadas de mantequilla (o aceite), sal y pimienta. Para la salsa necesitareis 100 ml de nata (crema de leche), 200 ml de caldo de carne, salsa de soja, 1 cucharada de harina, sal y pimienta blanca molida.
La implementación: Las dos papas deberías pelarlas y hervirlas primero para que estén frías cuando empieces a cocinar. Se calienta en un sartén un par de cucharadas de mantequilla y se pone la cebolla hasta que se ponga doradita. Mientras, aplastáis las papas en un bol y en otro cacharro se mezcla el pan rallado con un poco de agua. Se mezcla todo lo anterior en el bol (papas, cebolla y pan rallado) y se le añade sal y pimienta. Añadís la carne picada, el huevo y la nata y lo seguís mezclando hasta que tenga una buena consistencia. Con un par de cucharas vais haciendo las albóndigas y cuando las tengáis, se fríen lentamente en una sartén con mantequilla.
Para preparar la salsa se pone a hervir el caldo de carne en un caldero, se añade la nata y se se espesa con la cucharada de harina, se sazona y se pone salsa de soja, la cual le dará color a la salsa. Yo no me paso demasiado con la salsa de soja pero hay gente que la deja más oscura.
Para servir yo tenía un puré de papas y un poco de mermelada de arándanos de la que se puede comprar en Ikea. Está riquísimo.
Si quieres ver otras recetas que he cocinado puedes ir al índice de Mi pequeño libro de recetas de cocina y allí tienes la lista completa
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Puente del Bósforo – Bo?aziçi Köprüsü
Ya he hablado en alguna de las fotos que he ido poniendo de Estambul del puente del Bósforo o Bo?aziçi Köprüsü, uno de los dos que enlazan el lado Europeo de Estambul con el asiático. Este tiene poco más de un kilómetro de largo y es de peaje solo cuando se cruza hacia Asia. No se puede cruzar caminando, salvo por un día al año en el que se celebra una marathon en la ciudad y mucha gente se apunta al evento para poder ir a pie de un lado a otro y disfrutar con las vistas.
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Con la música a otra parte
Cuando llega el calor los habitantes de los Países Bajos se transforman. A la amabilidad habitual se une el cachondeo. Este año el primer soplo de aire cálido lo tuvimos en abril, en unos días en los que la temperatura eran inusualmente altas y en ellos creo que no había nadie que se quería quedar dentro de su casa. Paseando por mi ciudad, Utrecht, caminaba junto al Oudegracht, el Canal Viejo, esa maravilla que serpentea por el centro de la ciudad y que en uno de sus tramos está lleno de terrazas en las que comes al lado del agua. Es un canal con una corriente bastante fuerte y al contrario de lo que pueden pensar aquellos que van a Amsterdam y ven el agua más o menos quieta, aquí avanza a paso ligero. En mi paseo me tropecé con un individuo muy peculiar que en un barquito minúsculo y con motor eléctrico tenía todo tipo de instrumentos e iba tocando su propio concierto bajo los puentes que cruzan el canal mientras la gente lo animaba. El hombre estaba enraladísimo en aquella miniatura de barco engalanado al efecto y con colores naranja ya que unos días más tardes celebrábamos el día de la Reina, el famoso Koninginnedag.
Siempre leo y escucho en conversaciones con gente de España que los holandeses, como toda la gente del centro y norte de Europa son fríos y muy desapegados. Comprendo lo que quieren decir pero están muy equivocados. La gente de esta tierra es muy cachonda y tiene un gran sentido del humor, quizás no tan zafio como el latino, pero lo tienen. En este 2009 en el que mis lazos latinos se han ido debilitando poco a poco por la desidia existente al otro lado, me ha sorprendido descubrir que en realidad no los echo de menos porque todo lo que podía necesitar de la conexión latina lo consigo de las supuestamente frías conexiones neerlandesas y me sobra para repartir. Ya sea paseando junto al canal, en la oficina o al volver a casa y tropezarme con mi vecino, la gente siempre anda gastando bromas y riéndose de sí misma y de los demás, igual que en cualquier otro lugar del mundo. Es una de las lecciones que aprendes al emigrar y cambiar de entorno, si tú quieres, aunque te vayas con tu música a otra parte, te lo pasarás bomba. Eres tú quien debe elegir.