La Cisterna de Basílica o de Yerebatan Sarn?c? está al lado de la Iglesia de Santa Sofía ? Ayasofya Müzesi. Fue construida en la época bizantina, en el año 532 por orden del emperador Justiniano y para hacerlo se emplearon 336 columnas romanas que trajeron de templos abandonados. Es una estructura con ocho metros de altura y con capacidad para treinta millones de litros de agua. Tiene ciento cuarenta y tres metros de largo y sesenta y cinco de ancho. El muro es de cuatro metros de grosor. La entrada cuesta diez liras turcas y merece la pena visitar el lugar. Se camina por una plataforma de madera, escuchando el gotear desde el techo y se presiente una atmósfera de misterio. Justo a la salida hay un pequeño café en el que sentarte un rato y disfrutar del fresco y del lugar.
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Café turco – Türk Kahvesi
Hasta mi viaje a Turquía nunca había tomado un café arábigo o turco. Lo más fuerte eran los expresos españoles y pensaba que no había nada que lo pudiera superar y estaba muy equivocado. El café turco se prepara con café molido y sin filtrar y cuando te lo ponen la bebida es espesa. No te traen azúcar, así que al pedirlo les dices si lo quieres con o sin azúcar y ya llega mezclado. Viene en tazas pequeñas y es jodidamente concentrado. Cuando te lo tomas no te lo puedes acabar y al final quedan los famosos posos de café, que algunos son capaces de leer para predecir tu futuro.
Al ser tan espeso en la boca tiene una textura algo extraña ya que al tragar notas el café en forma de granitos como si fueran de harina. Aunque ahora se usan tazas con asa, antiguamente se bebía en unas tazas que no la tenían. Para prepararlo se pone el agua fría en un pote de cobre y se añade el café y si lo queréis con azúcar, también se añade el azúcar y se mezcla todo bien. Después se va calentando muy lentamente hasta que hierve. Cuanto más lento se calienta mejor queda. Después de hervir se va sirviendo en las tazas, poniendo un poco en cada una y se vuelve a hervir lo que queda de café antes de ponerlo en las tazas y terminar de llenarlas.
Al ser un café que no está filtrado, a la hora de servirlo hay que esperar un poco para que se asiente y como dije al comienzo, no se puede tomar todo ya que el último sorbo será extremadamente espeso.
Con mis años en los Países Bajos me he terminado por acostumbrar a un café muy ligero y aunque me gustó el café turco, no lo cambio por nada del mundo por el que produce mi Senseo.
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Estatuas en el museo arqueológico de Estambul
Y después de haber visto los edificios no podemos dejar de echar un vistazo en el interior del Museo Arqueológico de Estambul. Debo tener cerca de cien fotos pero me quedo con esta estatua que me gustó bastante y de la que por supuesto no recuerdo el nombre.
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Con el negocio sobre la bicicleta
Y bueno, después de lo que hemos visto a nadie le puede extrañar que también hayan negocios que van sobre bicicletas. Estos vendedores de helados están repartidos por el Keukenhof. Si os fijáis con atención en la rueda trasera veréis que esa seguro que tiene algún problema a la hora de regresar a casa.
En el Álbum de fotos de bicicletas encontrarás un montón de bicis que he ido fotografiando a lo largo de los años