Un pequeño becerro nos mira con curiosidad. Posiblemente fue la primera vez que vio un vehículo con humanos. Pasará su vida pastando tranquilamente en Oostvaardersplassen y viendo a lo lejos los trenes pasar raudos como balas preguntándose que serán esas cosas amarillas que van tan rápido y que nunca se detienen en aquel sitio.
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Death Race – La carrera de la muerte
Mirando la filmografía de Paul W.S. Anderson he descubierto que este hombre me ha regalado algunos de los mejores momentos de ciencia ficción de los últimos diez años. Entre ellos, la legendaria Event Horizon, una película con la que todavía me encojo de miedo cuando la dan por la tele, o la excelente saga de Resident Evil. Su nueva película se llama Death Race y en España se ha estrenado como La carrera de la muerte.
A un julay poligonero lo enchironan y las pasa putas cada vez que se le cae el jabón en las duchas
Un obrero al que acaban de despedir llega a casa, magrea a la parienta, se va a lavarse el sobaquillo y para cuando termina su vida es una pesadilla, está acusado de asesinato y lo llevan a una cárcel privada en la que se junta lo peor de lo peor. Allí terminará en un equipo de carreras de coche mortales que se realizan con presos para sacar un dinerillo con la tele prepago. Por supuesto, estamos hablando del futuro porque a día de hoy, en la tele los programas estos de cosas reales solo se hacen con putillas baratas y chulos de mierda metrosexualizados. Durante las carreras nuestro protagonista tendrá que sacar lo mejor de sí mismo y algo más para poder sobrevivir en ese lugar.
Cuando nos ponen en situación al comienzo de la película y veo que la cosa va a ser dentro de una cárcel, pensé que estábamos abocados al pallufo más absoluto. Sin embargo la cosa deriva hacia unas carreras de coche en las que se muere con facilidad y a partir de ahí vibré de emoción y aluciné en colores con algunas de las secuencias de acción más amenas que he visto este año. Durante las escenas de acción la adrenalina corre por tus venas libremente, son increíbles. La trama por lo demás es bastante facilona y hasta los entes mono-neuronales que salen hoy en día de los institutos y otros centros de educación serán capaces de seguirla. Esto es entretenimiento sin más, una ración de diversión con la que matar algo más de hora y media y que hará que salgáis del cine cargados de energía y hablando y recordando las escenas más impactantes.
Como producto sencillo y agradable de digerir, es una buena película para ver con los amigotes y quizás incluso con la parienta.
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La manada de vacas y toros
El tercer gran grupo de herbívoros que hay en Oostvaardersplassen está formado por vacas y toros salvajes. En holandés la especie se llama Heckrund y en inglés es Heck Cattle. Creo que son una recreación del Uro, el auténtico toro salvaje que desapareció de Europa hace siglos y que en la década de los veinte unos alemanes recrearon.
La manada es enorme y se mueve por los inmensos campos procesando hierba y descansando aquí y allá. En nuestra visita se acercaron en alguna ocasión al vehículo en el que nos encontrábamos aunque no pudimos bajarnos, supongo que para evitar la embestida de estos colegas.
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El precio de la conexión
Siempre que visito Gran Canaria tengo la duda de si habrá conexión a Internet desde la casa de mis padres o no. En casi todas mis visitas la consigo usando un viejo Linksys de primera generación parcheado que tuvo que ser retirado porque en Holanda no conseguía mantener la conexión más de un par de horas. Por suerte en las Canarias eso no es problema ya que solo lo necesito unos minutos, los que me toma revisar el correo o comprobar que la bitácora sigue su ritmo.
Con el firmware tomato le incrementé la potencia de emisión una burrada y gracias a dos redes desprotegidas que hay por allí conecto en modo puente a las mismas, términos que suenan complicados y que posiblemente lo sean si no conoces las posibilidades que tienen estos cacharros.
El router está sujeto a las persianas de una de las ventanas y allí permanece durante los días que yo ando por la isla. Me pregunto si los dueños de alguna de esas redes se habrán dado cuenta que cada tres meses alguien les sisa algo de su ancho de banda.