Distorsiones

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  • Han sido unos días agotadores

    28 de abril de 2009

    La elección de mis destinos vacaciones quizás ha estado regida de una manera inconsciente por la parte de mi cerebro que se encarga del sistema defensivo. De forma impulsiva me compré el billete para ir a Malasia y hasta el martes de la semana pasada creo que no he llegado a ser consciente de lo que se me venía encima. En estos siete días he hablado con un montón de gente, he intercambiado correos a destajo, me han aconsejado muchísimas personas y pillando de unos y de otros he ido montando el puzzle de lo que tendrá que ser y será.

    Mis vacaciones en los Estados Unidos siempre han sido muy sencillas. Guía de viajes, billete y poco más. En la maleta, ropa vieja que quiero tirar. Por ejemplo, el año pasado cuando fui a Nueva York con mis padres llevaba unos zapatos que se deshacían de puro viejo para tirarlos allí y sustituirlos por unas botas Timberland. También llevaba una chaqueta que compré en el año 2000 y que la pobre estaba más quemada que el chichi de Pamela Anderson y que también se quedó allí. Después tenía dos calzoncillos para los cuatro primeros días aprovechando la regla del chimpún que dice que los calzoncillos se pueden usar del derecho y del revés y así se aprovechan mucho más. Estando allí los tiré y los sustituí por Calvin Kleines y otros de buena marca. Con las camisetas pasó lo mismo, llevé dos roñosas y volví con más de diez polos y camisetas del copón comprados a precio de saldo y un par de vaqueros nuevos. Es una forma de vacaciones muy sencillos que se puede resumir en Dios y la Mastercard proveerán. Lo de Malasia ha sido algo completamente nuevo.

    Primero tuve que Vacunarme y después he ido adquiriendo una serie de productos para llevarme con los que nunca antes había tratado. Llevo una toballa pequeña de microfibra que cabe en nada, otra más grande de la misma microfibra que se secan antes de que tú acabes de secarte mismamente por si la llevo a la playa. Después tengo una especie de saco de dormir hecho de sábana cerrada por si las de los sitios en donde me quedo no están muy limpios y hay bichos, para los cuales tengo dos spray de DEET o N,N-Dietil-meta-toluamida, el repelente más habitual para los insectos, un bronceador, ORS, también conocido como Sales de Rehidratación Oral, otra cosa para bloquear la diarrea en caso de que aparezca, botitos pequeños para multiples tipos de pastillas, un botiquín de primeros auxilios, tres ponchos para la lluvia de usar y tirar, champús pequeños que complementaré con los que desvalije del hotel de cinco estrellas en el que me quedo, productos de higiene y calcetines especiales para mis botas Lowa Renegade que compré a mediados de Marzo. Ayer saqué del ático mi vieja mochila Altus y descubrí con horror que es una anticualla de más de veinte años, monstruosamente enorme y poco práctica así que hoy he corrido a un Decathlon y me he comprado una más pequeña con dos compartimentos separados, cremalleras que hacen que la puedas abrir por todos lados y bolsillos exteriores.Aún me falta por comprar una mosquitera con la que cubrir la cama y más o menos lo tendré todo.

    Si mi madre ve la montaña de cosillas que me llevo en estas vacaciones la mato del disgusto, es casi como irse a la guerra.

    Llegado a este punto, con la cuenta atrás ya corriendo sin freno, es un buen momento para agradecer a todos los que me han estado asesorando, compartiendo impresiones y encauzando mi rumbo cuando se desviaba. Particularmente Mr. Hyde y mi amigo el Rubio han tenido una paciencia infinita y no han dejado de responder a los millones de preguntas que les he hecho.

    Los dados ya están en el tablero. Distorsiones está medio poblada con todas las cosas que irán apareciendo mientras yo disfrute de mis vacaciones y lo documente todo y algunos días espero rellenarlos con el relato del viaje.

  • La torre Eiffel

    28 de abril de 2009
    Torre Eiffel vista con el ojo de pez

    Torre Eiffel vista con el ojo de pez, originally uploaded by sulaco_rm.

    Comenzamos una nueva serie en la que pasearemos por París, con fotos de los dos días que pasé en la ciudad en octubre del 2008. Dado lo limitado del tiempo que teníamos nos centramos en unas pocas cosas y dejamos para una visita posterior otras. La torre Eiffel estaba en la lista de monumentos que hay que ver y estuvimos allí tanto de día como de noche. En esta primera foto, el objetivo de ojo de pez la atrapa al completo pese a estar prácticamente debajo de la torre, demostrando lo útil que puede ser en este tipo de situaciones.

  • Keukenhof 2009

    27 de abril de 2009

    Ya dice el refrán bien clarito que quien algo quiere, algo le cuesta y esta es una de las grandes verdades difíciles de negar. Este fin de semana ha sido poco menos que de locura. Se me acaban los segundos antes de irme de vacaciones y aún queda tanto por hacer que dudo mucho que lo consiga. Por culpa de una mala planificación y de problemas logísticos imposibles de explicar sin violar la clausula de confidencialidad que hay sobre la vida de mis amigos, este año mi visita al Keukenhof se fue complicando y eso que ya tenía los cupones descuento que conseguí usando Air Miles, un truquillo que te permite ahorrarte diez euros. Por si algún despistado lee esto y piensa en aprovechar esta oferta, decir que sólo es válida para ciudadanos residentes en los Países Bajos y que canjeen 1000 Air Miles a cambio de un cupón de descuento de diez euros.

    Al final, la única alternativa para ir al parque era éste domingo y el tiempo no parecía estar a nuestro favor. Aún así, decidimos seguir adelante con el evento y quedé en Schiphol con el colega que iba conmigo alrededor de las ocho y veinte. Un domingo por la mañana la ciudad de Utrecht es un lugar muerto, sin vida y a las siete no hay ni guaguas que me lleven a la estación así que después de levantarme a las siete menos veinte, me vi sobre una de mis cuatro bicicletas pasadas las siete de la mañana recorriendo la distancia que separa mi casa de la estación central en una soledad completa, sin cruzarme con nadie ni ver actividad alguna. Era como en las películas esas en las que alguna desgracia acaba con la vida humana y las calles quedan como monumento de nuestro paso por el planeta. A mis espaldas llevaba kilos y más kilos de material fotográfico, con mi CANON EOS 50D, el objetivo 24-70mm, el 70-200mm, el 90mm de macro, los anillos extensores, el flash, dos baterías, 26 gigas de memoria el trípode, un par de bolsas de basura y Dios sabe qué mas. La bicicleta casi hacía el caballito de tanto peso que llevaba a mis espaldas. Cerca de la estación me crucé con el otro único ser vivo que parecía estar activo a esas horas, una joven que seguramente volvía a su casa después de haber dormido en cama extraña y que por el rictus de felicidad extrema que portaba en su cara se deducía que le habían hecho un servicio completo con extra de comida del chichi. Probablemente sean imaginaciones mías pero yo diría que iba cantando el Yo soy esa de la Pantoja, que es el himno oficial de las jóvenes casaderas rebosantes de felicidad.

    Al llegar a la estación compré mi billete y el tren estaba allí, el primero de la mañana y aún con más de diez minutos hasta que llegara la hora de partir. Me senté en un vagón totalmente vacío a navegar por Internet con mi Iphone y mirar la predicción meteorológica, la cual no prometía mucho. En Utrecht no llovía pero una nube monstruosamente grande parecía venir desde Bélgica en nuestra dirección. A las ocho menos veinte el tren arrancó y mi amigo me confirmó que llegaría al aeropuerto a las ocho y cuarto y esperaría por mí allí. Yo tuve que hacer un transbordo en Duivendrecht y en el minuto y el segundo que indicaba la página de la compañía ferroviaria comencé a caminar por el aeropuerto. Nos encontramos en la zona de salidas, un lugar lleno de actividad porque esta semana mucha gente la ha tomado de vacaciones y nos vamos todos del país, algunos a destinos más exóticos que otros.

    Desde el aeropuerto fuimos en el coche de mi colega y antes de las nueve ya estábamos entrando al Keukenhof, justo en el momento en el que comenzaba a llover o más bien a diluviar. Decidimos comenzar por uno de los pabellones cubiertos con la esperanza de que el chaparrón fuera rápido pero consultamos el Oráculo en mi iPhone y tuvimos que asumir que aquello iba a durar hasta el fin de los días. Después de unas cuantas decenas de fotos optamos por salir al parque y cubrir nuestras cámaras con bolsas y aquí es donde la bolsa de basura que llevé se volvió muy útil ya que le hice un agujero, pasé un poco del 70-200mm a través del mismo y la enganché en el protector de sol. Era como una cámara de esas de finales del siglo XIX (19 para los incultos) y con ese pequeño truco pude hacer fotos sin problemas y además con la ventaja que da no tener una luz fuerte y con las flores bien mojadas, que el agua les da cierto encanto y en otras visitas me he tenido que llevar un pulverizador para rociarlas con agua y conseguir el efecto.

    Durante las siguientes cinco horas y media caminamos todo lo que pudimos por el parque, hicimos cientos de fotos, descubrimos nuevos tipos de tulipanes y aguantamos las impertinencias de los curiosos que siempre creen saberlo todo y te dan consejos de lo que tienes que hacer con tu cámara. El Keukenhof sigue siendo uno de los lugares más hermosos del universo, un sitio que seguiré visitando cada año y del que espero no cansarme nunca. Tengo más de mil quinientas fotos en mi colección tomadas en ese parque y no me parecen bastantes. Ayer además era uno de los días óptimos, con el setenta por ciento de los tulipanes en plena floración, los campos de alrededor del parque simplemente bellos y pese al clima, la visita mereció la pena y la aprovechamos al máximo.

    Acabé totalmente empapado pero feliz y tan cansado que tuve que cancelar una cita con un amigo para ir al cine y a cenar juntos. En lugar de eso, volví a mi casa, a donde llegué sobre las cuatro y después de casi dos horas de siesta me puse a trabajar en todas las fotos que hice, descartar casi cien de ellas y no solo arreglar las restantes, sino elegir los tulipanes que algunos lectores de esta bitácora verán bautizados con sus nombres próximamente. Así fue mi visita al Keukenhof en este 2009, he perdido la cuenta pero debo haber estado en el parque cerca de veinte veces desde que me mudé a Holanda, cinco de ellas el primer año y después a una o dos visitas por temporada.

    Río de flores en el Keukenhof

  • La semana pasada en Distorsiones

    27 de abril de 2009

    Esta semana superé otro hito histórico. Desde el martes tengo oficialmente un papel que acredita que mi nivel de holandés alcanza el cuarto de los seis niveles en los que se divide la enseñanza del idioma según la Volksuniversiteit. El anuncio fue en Niveau vier geslaagd y ya sabéis que acepto sobornos, regalos y demás. Me están faltando horas durante el día para completar los preparativos y sigo Definiendo las vacaciones en Malasia. Saldré al final de esta semana y espero poder dejar suficiente material para que el barco funcione sin capitán aunque espero tener conexión a Internet durante gran parte de la visita a ese país.

    En Mi casa hay un nuevo e importante elemento ornamental en el jardín. Se trata de La pérgola que sirve de soporte para mi parra. Me ayudó a construirla mi amigo el Rubio y con eso ya casi he terminado con las remodelaciones previstas para este año.

    Finalmente, en Parada y fonda tenéis mi opinión sobre esos que vienen de visita a tu casa y se dedican a jiñar en baño ajeno.

    Hemos acabado con las fotos de la costa norte de Gran Canaria. Vimos la Montaña de Gáldar, una trilogía que comenzó con un Barco bajo el sol en su ocaso continuó con una Puesta de sol en Gran Canaria y acabó en el Crepúsculo y cerrando esta serie el Faro de Sardina. Esta semana comenzará una visita a lo poco que vi de París en octubre pasado que espero que os guste.

    En mi infinita curiosidad por las bicicletas tuvimos una imagen curiosa que se encuentra en una de las entradas del Keukenhof de Bicicletas de alquiler.

    Finalmente, el Cine vino de la mano de la divertida comedia británica The Boat That Rocked – Radio encubierta y la también amena y divertida comedia 17 Again – 17 Otra vez.

    En fin, que así transcurrió la semana.

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