De todos es bien sabido que volar es una actividad de alto riesgo y que el virus del julandrismo está muy arraigado en las compañías aéreas. Cuando ves a un tío acercarse a comprobar si tu cinturón de seguridad está abrochado correctamente y notas como la mano se le va desde el cinturón al paquetón que todos lucimos con orgullo y lo palpa con saña sabes que ese profesional del aire es de los que cuando juega a las cartas prefiere los bastos a las copas.
En el Amsterdam Gay Parade estuvieron representados por este conjunto de azafatas de las Líneas Aéreas Julandras, esa compañía que vuela por los cielos de todo el mundo.
que regresa a casa de sus padres para la graduación de su hermana y ese mismo día su madre muere en accidente de coche. A partir de ahí, entre preparativos para el funeral y reproches comenzamos a quitar las diferentes capas de irrealidad que forman la realidad de cada uno de los protagonistas, una familia tan normal como la tuya o la mía en la que hay secretos y mentiras que ya nadie sabe cuándo comenzaron o hasta dónde llegarán. Todos poseemos la verdad más absoluta y ni se nos cruza por la cabeza que podamos estar equivocados. En este viaje fantástico, dudaremos de aquello que vemos y oímos y sentiremos como nuestro corazón se acongoja en un drama muy potente y bien llevado en el que 