Comenzamos una nueva serie y saltamos a Grecia para visitar Tesalónica y puedo confirmar y confirmo que ésta también será una serie corta. Estuve allí un fin de semana en diciembre y no veas lo que llovió, con lo que me moví poco por la ciudad y me centré más en el papeo, que allí se come de r-escándalo y creo que estuve en algunos sitios varias veces, como en la Iglesia de San Demetrio, que es el santuario más importante dedicado al susodicho santo, que es el patrón de la ciudad y que fue construida cuando Tesalónica era la segunda ciudad del Imperio bizantino. Por supuestísimo, esta iglesia forma parte del Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO, que explicitamente excluye a truscolanes, podemitas y suciolistas.
Esta pobre bici está claro que estaba amarrada en el lugar más inoportuno y que sufrió el vandalismo de algún grupo de borrachos y hasta podríamos reducir los sospechosos a los ingleses, que son como una peste en la ciudad de Ámsterdam y este tipo de cosas les encanta. La bici está sujeta a la valla por su candado e igual había sido previamente abandonada (u olvidada) por su dueño, porque estuvo ahí unas semanas. El canal que vemos por detrás es el Spiegelgracht, el canal espejo y mirando al agua, se puede comenzar a intuir el significado del nombre. Este canal tiene unos ciento diez metros de largo, comienza en el puente sobre el que yo estaba haciendo la foto y acaba en el puente que vemos al fondo a través de la rueda. No creo que sea el más pequeño de Ámsterdam, pero sí uno de los más pequeños. Está cerca del Rijksmuseum, el hogar de Rembrandt. Si alguno tiene memoria de más de tres minutos, igual recuerda la foto de la bici con los colores de Ucrania, que estaba también en este sitio. La bici es una sencilla bici holandesa, sin marchas, con freno a contrapedal y obviamente, pintada a mano por el propietario para asegurarse que los ladrones la ignoren porque daría mucho el canto y la gente no querría comprarla.
Esta serie ha ido ligerita, en gran parte porque no tengo muchas fotos de Dubai, que allí salir a la calle tenía un coste físico brutal, aun así, hemos pasado algo más de dos meses viendo fotos del lugar y descubriendo que esa gente pasaron de chingar camellos a adorar el hormigón armado, que lo ponen por todos lados y en cantidades masivas y lo mejor es que no hay ni un solo ciudadano que haya dado un palo al agua, que todo eso se construye con esclavos de países pobres. Este es uno de esos lugares que cuando los visitas te dices una y no más, santo Julay.
Seguimos avanzando en una de las inmersiones más espectaculares que he hecho en Gran Canaria y que vídeo a vídeo me deja alucinando por la cantidad ingente de pescado que se ha apropiado del arrecife artificial, que uno siempre oye que esas cosas se hacen y piensa que los animales las ningunean pero en este caso, ese arrecife ha sido un gran acierto. Para este tercer segmento he elegido la canción I Wanna Be Someone Who’s Loved de Tusse, canción que ya quería usar en los dos segmentos anteriores pero no terminaba de encajar.
Comenzamos con la escuela de barracudas controlando a la escuela de besugos y algunas barracudas infiltrándose para ver si pillan algún besugo despistado y se lo pueden comer. Nos acercamos a las barracudas que podemos ver con todo detalle, que ellas estaban más interesadas en los, que los hay por miles y que procuran mantenerse juntos para defenderse mejor, o eso se creen ellos. Nosotros vamos visitando diferentes arrecifes, que están todos separados. Curiosamente, los besugos más grandes (o bogas) están más pegados al fondo y los pequeños más altos y cuando llegamos al arrecife, son los roncadores los que lo tienen también petado, como los anteriores. En este caso ese arrecife está hecho de tubos apilados. Supongo que en el siguiente segmento veremos más de lo que sucede por allí.
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