En la ciudad de las Palmas de Gran Canaria te puedes perder por los callejones de Vegueta. Por la noche se vuelven mágicos. Hace quinientos años, por esas mismas calles, paseaba Cristobal Colón antes de partir hacia América.
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Zorra de mierda
El niño estaba haciendo cola como todo el mundo para comprarse sus papas fritas. Es sábado y el mercado está lleno de gente. Llueve y los que esperan tratan de refugiarse bajo el toldo que protege el mostrador. Es uno de esos sábados de otoño en los que los colores vivos lo llenan todo y las calles se llenan de apresurados compradores que buscan infructuosamente alguna ganga. Su madre le ha dado dinero y le espera mirando escaparates, aprovechando esos minutos para saciar su ansia consumista. En la cola todo el mundo está en silencio. Sólo se escucha al dependiente preguntado por el pedido y a la gente diciéndole lo que quiere. Hay una señora ya mayor que tiembla mientras espera con esos espasmos tan característicos de la edad. Da un poco de pena el verla allí pero por otra parte es increíble que alguien con su edad esté en la calle de compras y espere para conseguir su ración de papas.
Finalmente le llega el turno a la señora y el niño se prepara. Es el siguiente. Es bastante pequeño y no llega al mostrador así que tendrá que saltar y pedirle a alguien que le alcance el dinero al vendedor. Lo típico. Siempre es lo mismo. Lleva viniendo desde que tiene memoria a este lugar a comprar su ración semanal. A veces con su padre, a veces con su madre y su hermana y en ocasiones como esta solo. La señora mayor se marcha y de repente siente que alguien lo empuja y lo aparta de un golpe brusco. Se ha quedado fuera de la cola y mira desorientado tratando de averiguar que ha pasado. La razón parece ser una señora bastante corpulenta que lo ha echado de su puesto y se lanza a pedir. El niño siente que una ola de rabia lo invade y sin darse cuenta le grita a la mujer: Zorra de mierda, aprende buenos modales. La mujer lo mira horrorizada. El dependiente se da cuenta de lo que ha pasado y rechaza el dinero de la mujer. Le lanza una mirada que le reprocha su actitud. El niño comienza a llorar. Un par de lágrimas resbalan por su cara. En la cola la gente comienza a murmurar contra la individua que ha provocado esta pequeña alteración. Ella se revuelve y trata de ignorar las miradas asesinas que recaen sobre ella pero no puede evitar escuchar los comentarios, se siente juzgada y condenada y sabe que ha sido con razón. Escucha un Bosta, abusadora y trata de identificar al autor pero por las caras pudo ser cualquiera de los que esperan. La gente que pasa se para a mirar. El niño sigue llorando y en ese momento llega su madre que le pregunta lo que ha pasado. El chiquillo le dice que la señora lo ha empujado y lo ha echado de la fila en el momento en el que le tocaba pedir. La madre respira profundamente, mira a la otra tipa y comienza a insultarla sin morderse la lengua: Puta asquerosa, perra zarrapastrosa, qué coño le has hecho a mi hijo. La gorda comienza unas maniobras evasivas y gira buscando la forma de salir de allí pero el círculo de gente a su alrededor se lo impide. Ella intenta que la apoyen y que la defiendan contra la mujer y su hijo pero no consigue despertar ninguna adhesión a su causa. Se pone roja y sus carnes comienzan a sudar. Su respiración se vuelve agitada y ella también está a punto de echarse a llorar. La madre del niño le lanza una nueva andanada, otra sarta de adjetivos extraída de los diccionarios de la más baja calaña: Vergüenza debiera darte hija de la gran puta mora, mal rayo te parta, abusar así de un pobre niño indefenso.
Se quedan durante unos instantes mirándose y finalmente la gorda se va. La gente en la cola vuelve a quedarse en silencio sabedores del peligro que representa la madre del niño, aprueban lo que ha hecho aunque no están de acuerdo en la forma en la que lo ha expresado. Aún así, está bien que de cuando sea el desvalido el que gane y no siempre los abusadores. El hombre sirve una ración grande de papas para el niño y se la regala. El chiquillo despliega una sonrisa radiante y las coge. Se va andando con su madre mientras la lluvia se detiene y un tímido rayo de sol surge entre las nubes.
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La semana pasada en Distorsiones
Otra semana movidita y en la que casi no he tenido tiempo para escribir. La he pasado en visitas a clientes y con la tensión del cambio de trabajo. El uno de septiembre será oficial. Voy a ser el encargado de la introducción de nuevos productos para una de las divisiones de mi empresa en Europa, Oriente Medio y África. Es un gran paso para la humanidad y un pequeño salto para el hombre. Tendré que lidiar con nuevos toros, esquivar puñales y hacer uso de todo mi encanto para salir adelante. Seguro que lo conseguiré. La semana ha estado muy impregnada de anotaciones personales, primero con la despedida de mi amigo El Turco en Hasta la vista, amigo, después con el anuncio del nuevo puesto en Un nuevo comienzo y las cosas que me pasan trabajando en Yo no he sido. Finalmente una queja en Deus vs copiar y pegar sobre la baja calidad del material bitacoril en verano.
Sigo poniendo Fotos de Gran Canaria. Esta semana fueron Palmera canaria – Phoenix Canariensis, Playa de la Garita, El capullo de la Garita, Montaña de Galdar, La Isleta y Palmeras y Arehucas.
Hubo poco más. Un único Desvarío llamado Trasmallos y en la sección de Cine la película Cama Adentro – Señora Beba.
Recordaros que al final de esta semana iré a Gran Canaria y pasaré allí una semana tomando el sol y no haciendo nada. No pienso molestarme en llamar a la gente así que quien quiera verme que avise. Para aquellos que han recibido la llamada del Señor y este les ha dicho que es bueno regalar, les dejo los enlaces y así lo tienen más fácil:
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Cama Adentro – Señora Beba
No todo es cine de palomitas y cachondeo. De cuando en cuando apetece lanzarte dentro de una historia que te cautive y haga tambalear los cimientos de aquello que damos por sentado. No es muy fácil encontrar este tipo de cine salvo en las filmotecas o en los festivales. aquí en la ciudad de Utrecht cada año se celebra un Festival de cine latinoamericano el cual nos permite durante unos días ver infinidad de películas que llegan desde todos los países de habla hispana y que habitualmente no tendríamos la posibilidad de ver. Mi amiga la Peruana eligió un par de esas películas y nos hicimos una sesión doble. Nos encontramos en la estación y desde allí fuimos en bicicleta hasta el cine en el que se celebraba el festival, el Louis Hartlooper Complex, un antiguo edificio reconvertido en filmoteca y que se encuentra en unaplaza rodeado de terrazas y baretos, uno de los rincones más encantadores de la ciudad de Utrecht sin lugar a dudas. Dicho esto, decir que hoy quiero hablar de Cama adentro, película que igual habéis visto en la cartelera española como Señora Beba.
La historia cuenta la relación entre dos Jennies del centro de Buenos Aires que pasan hambre y miseria con tal de aparentar y se sienten muy unidas entre ellas, tanto que se plantean el rollo bollo y piensan en restregar estropajos como forma de entretenimiento lúdico. Una de las Jennys es la señora de la casa, una tipa que lo fue todo y ha terminado en la miseria por culpa de la debacle financiera argentina y la otra Jenny es la chacha, la señora del servicio, una hormiguita trabajadora y adorable que ha de tomar grandes decisiones por sí misma. Presenciaremos la ruptura de su relación y el drama emocional que ello conlleva.
Me pregunto por qué algunos de los gilipollas que se consideran directores de cine en España no ven más cine sudamericano para aprender. Después de todas las mierdas que me he metido entre pecho y espalda en cines de España, creadas por supuestos artistas, avaladas con dinero público y alabadas por esa banda de lameculos que sobrevive a base de recepciones y cócteles, después de todo esto me daba algo de miedo encontrarme con más de lo mismo y entré en el cine con recelos. La realidad es bien otra. Durante una hora y media disfruté con un drama terrible que cuenta la historia de dos mujeres y como han de sobrevivir en plena crisis argentina, como su mundo se desmorona poco a poco y su relación de señora y criada se va transformando en la de dos amigas que se quieren y se necesitan para vivir. No hay resentimiento en la forma en la que se nos cuenta su vida, solo se refleja la realidad y la tenemos que aceptar tal como llega. Su mundo cambia rápidamente y se han de adaptar como pueden. Una cae en picado desde su pedestal de Señora y se enfrenta a las deudas, al hambre y a muchos problemas y la otra que ha pasado toda su vida trabajando para conseguir lo poco que tiene sabe que solo tiene que seguir haciendo lo único que sabe hacer para salir adelante. Entre ambas los vínculos afectivos que hasta ese momento eran latentes aflorarán y se ayudarán la una a la otra.
Me llama la atención el que se cuenten este tipo de historias y se elija actrices maduras para hacer los papeles. Se valora el buen hacer, la maestría, el talento de estas mujeres, la facilidad que tienen para hacernos creer sus papeles y como nos identificamos con ellas y sufrimos en el silencio de la sala su drama. Yo estoy acostumbrado a ese cine que prohibe terminantemente el uso de actrices mayores de treinta y cinco años en papeles principales, solo vemos películas con adolescentes de tetas operadas y cerebros vacíos las cuales muchas veces no son capaces de repetir las líneas de sus papeles y que han sido contratadas por esos labios de colágeno que nos mantienen en la sala mirándolos fíjamente y soñando con una buena mamada. Esta película es una renovación de mi fe en el cine, un homenaje a la inteligencia del espectador, a la sensibilidad, a los guiones que no tienen que explicarte todos y cada uno de los detalles porque asumen que hay algo de inteligencia en las butacas del cine. Hay veces que el director está en racha, el guión es excelente, los actores dan lo mejor de sí mismos y el resultado es una pequeña joya que nos sorprende. Esta es una de esas ocasiones. Si tienes oportunidad, si por casualidad está en algún cine cercano a donde vives, no te lo pienses y regálate algo de buen cine.
Espero que quede claro que no puedes ir a ver este tipo de historias con tus amigotes descerebrados, ni con la piba esa que solo piensa en el viaje que le darás más tarde en el asiento de atrás del coche. Esto es cine para disfrutar solo o acompañado por alguien que ame el cine tanto como tú, es una película para ver en silencio, sobrecogido y comentarla cuando acabe mientras te tomas un capuchino y comes un pedazo de tarta.
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