Ay que ver lo que me tocan los huevos los eventos con limitaciones de prensa. Estos días estoy liado, pero claro, como son citas de las que no se me permite hablar y estoy con el agua al cuello, pues al final pasa lo que pasa y aquí no aparece nada nuevo. La actual tormenta de productividad tendrá su fin alrededor del siete de noviembre, Dios mediante. Hasta entonces no puedo prometer ni prometo nada. Si tengo un minuto mañana me dedico a rescatar historias de la lista de Distorsiones y las pongo por aquí, viejos relatos como empenenadas que en su momento contribuyeron a cimentar mi reputación de ordinario, zafio y vulgar.
Por lo demás, seguimos sin cocina, viviendo en plan gitano, pero con una tele enorme, una lavadora fastuosa y con mi cuenta corriente menguando a cada segundo. Mi vecino me ha prestado una cocina de gas para que comamos algo caliente y se ha ofrecido a ponerme los armarios de la vieja cocina en el cuarto de la bicicleta, con lo que tendré estantes para guardar cachivaches, los cuales espero tenerlos algún día porque por ahora sólo tendré arañas del tamaño de mandarinas.
En el frente laboral está claro que la división en la que trabajo se hunde sin remedio. Estamos paralizados. Los jefillos intentan salvar sus culos y no toman decisiones. Es el fin. Sobre mis espaldas está recayendo tanto curro que ni siquiera puedo hacer mi llamada diaria a bleuge, que siempre ha sido muy sensible y si no lo llamo a diario me acusa de no ser conocido (ya que él niega la existencia de vínculos de amistad con cualquier ser humano). De tanto en tanto llamo a Kike, que es otro que tal baila y a mi amigo el doctorado universitario que se regodea ignorando mis llamadas a su móvil. Si es que el mundo está lleno de gente muy mala.
Mañana (o quizás hoy si leéis esto el jueves) llega mi tío de los Estados Unidos de América y con él viene mi nuevo ordenador portátil iBook. Además traerá su iPod nano, así que intentaré hacer una foto de familia con todos los productos Apple unidos. A poco que mi tío se descuide le llenaré su iPod nano con música de Keane, para comenzar a culturizarlo.