Distorsiones

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  • Empenenada

    9 de mayo de 2006

    Hoy mientras paseaba a la hora del almuerzo con el Moreno y discutíamos las líneas generales de dominio del universo acabamos hablando de algo que se percibe de una forma muy distinta en los Países Bajos y en España. Me refiero al consabido tema de las putetas, esas hembras ligeras de cascos que en nuestro país se tiende a vilipendiar.

    El hombre me contaba que por aquí arriba cuando una chica practica el One Night Stand o los rollitos de una noche con el único fin de actualizarse el chumino y darse una alegría, la gente lo interpreta como que sabe vivir la vida, que es una persona que no quiere meterse en una relación y disfruta de su cuerpo sacándole el máximo partido mediante la maximización del gustillo sexual. Lo mismo se aplica a los hombres. Los hay que quieren echarse novia y engancharse a la misma para los restos y los que prefieren ir de florecilla en florecilla, oliendo coñitos y probando diferentes sabores. A nadie le parece mal, es una opción tan válida como otra cualquiera y no es extraño que uno en un momento de su larga vida pase por esta fase y posteriormente la supere y busque la estabilidad emocional, la iteración, el habituarse a ciertas manías de su pareja y demás.

    Yo le contaba que en mi país no sucede lo mismo. Aún no hemos evolucionado adecuadamente y cuando una mujer salta de rabo en rabo sin premeditación ni alevosía la gente en seguida pondrá en marcha las ruedas del rumor y se dirá de ella que es algo putilla, puteta o un arretranco. Nuestra sociedad la convertirá en un demonio malvado que está aparentemente rompiendo leyes no escritas y todo el mundo se referirá a dicha fémina de una manera despectiva, como si lo que hace es un delito. Si el infractor es un hombre las reglas cambian y somos condescendientes y nos reímos porque quizás sea un poco cafre pero ya se sabe que los hombres son así. Debe formar parte de nuestra herencia católica, esa alienación de las mujeres y ese consentimiento implícito sobre las actividades del macho. Es definitivamente algo social. Las mismas mujeres despellejarán a una igual que saben ligera de cascos y no dudarán en lincharla en el mercado o en cualquier corrillo que formen por puta. Entiendo que quizás tengan miedo que sus hombres puedan caer en esa fácil tentación y puedan interaccionar con esa que folla con todos pero aún así me sigue resultando incomprensible esta doble moral.

    Después de pensarlo al menos durante quince minutos en un esfuerzo intelectual sin parangón he llegado a la conclusión siguiente: si queremos comenzar a cambiar nuestra sociedad y aceptar como normales este tipo de situaciones, tendremos que crear una nueva palabreja que defina estos comportamientos, una palabra que nazca con gran solera y que sirva para identificar aquellas mujeres que han elegido libremente el disfrutar de la vida y del sexo sin más inhibiciones. Tras mis sesudas elucubraciones he optado por EMPENENADA. Es simple, es directa y no existe en la lengua. Se podría definir de la siguiente manera: Dícese de aquella mujer que salta de rabo en rabo extrayendo el máximo placer de los mismos y sin pretender entablar vínculos afectivos duraderos con sus propietarios. Una chica empenenada viviría feliz y contenta porque la gente no la rechazaría, no la criticaría, no la juzgaría de ante mano. Se podrían poner hasta pulseras que las identifiquen. La palabra se presta a convertirse en verbo y daríamos la bienvenida en nuestro idioma a empenenar que no es más que el sano acto sexual practicado por una fémina sin opción a rollo de larga duración. Podríamos hasta crear una nueva topología médica, el empenenamiento o la mala suerte que te toquen solo tías que no quieren nada más que pelarte la polla y dejarte en la cuneta después del pitillo.

    El idioma es el engranaje que mueve la sociedad y si promocionamos y condicionamos a la gente para que usen este tipo de palabras y dejen de llamar putas a las hembras empenenadas poco a poco se irá produciendo el cambio y muchas que hasta ahora lo han de ocultar y han de practicar estas sanísimas actividades en la clandestinidad podrán salir del armario y proclamar su condición públicamente. Bueno, mejor que no se salgan del armario, habrá que buscar otro concepto que esto del armario está muy trillado y enseguida metemos de por medio el julandrismo y los obsesos sexuales creerán que el mundo se nos está llenando de bolleras.

    Así que ya lo sabéis, apoyad a esas que han elegido empenenarse porque al fin y al cabo no hacen nada malo y es su cuerpo y son libres de hace con el lo que quieran.

    Puedes leer más anotaciones relacionadas con este tema en hembrario

    Technorati Tags: desvaríos

  • Equipo de patinadores

    9 de mayo de 2006
    Equipo de patinadores

    Equipo de patinadores, originally uploaded by sulaco_rm.

    Lo de hoy es estilo y glamour. Una señora diva con su boa y su pamela naranja en falda corta pese a los diez grados de temperatura que disfrutábamos en el día de la reina y acompañada por tres miembros del equipo de patinadores neerlandeses. Fijaros también en la chati que está de pie con la boa y la chati rastafari al lado de la gran diva. [nota: la foto tiene varias notas en flickr]

    Hay más información sobre Holanda en la anotación Guía para el turismo en Amsterdam y Holanda y también puedes ver el Álbum de fotos del Koninginnedag

  • El rincón del parque

    8 de mayo de 2006

    Quien le iba a decir unas horas antes que el día iba a terminar de esa forma. Estaba sentada frente a la tele, desnuda, abrazando sus pies para darse algo de calor. Sus labios vibraban ligeramente como consecuencia del frío. Se movían al ritmo que imprimían sus dientes, que claqueaban suavemente. En la tele no daban nada interesante, solo esos programas de tele tienda en los que se venden objetos inútiles y absurdamente maravillosos. El tipo que aparecía ahora en pantalla había cocinado en los últimos quince minutos más cosas que ella en los últimos dos años. De sus manos salía una comida tras otra, casi sin esfuerzo y todas luciendo fantásticas. Por supuesto es todo falso pero aún así te dan ganas de llamar al número de teléfono que aparece en la parte inferior y encargar uno de esos cacharros.

    Estaba a oscuras, solamente iluminada por los reflejos de la tele. Ver tanta comida le había abierto el apetito pero no le apetecía andar hasta la cocina descalza y ni siquiera sabía si allí podría encontrar algo de comer. Apretó aún más fuerte sus piernas tratando de arrebujarse. A pesar del frío se sentía muy bien consigo misma.

    … unas horas antes …

    Habían quedado en el parque junto al colegio pasado el mediodía. Siempre se veían en aquel lugar y rápidamente se perdían en el vacío del recinto, a esas horas únicamente visitado por jubilados y madres con niños pequeños. Allí se sentían a salvo de miradas indiscretas. ?l se estaba retrasando pero por supuesto no lo podía llamar. La discreción de sus encuentros lo impedía. Algún día se terminaría sabiendo y ella prefería que ese momento no llegara nunca o al menos que no sucediera antes de acabar la relación. Todas las cosas tienen un principio y un final y es bueno saberlo de antemano. El disgusto no te lo puede quitar nadie pero al menos estás más preparado para continuar hacia delante, seguir tu camino. En la puerta del colegio algunas madres hacían guardia, sin saberse muy bien por qué. Su instinto las ataba al lugar en el que aprendían sus vástagos y las obligaba a permanecer alerta hasta que salían. Eran siempre las mismas y se pasaban las horas hablando entre ellas, sin otra cosa que hacer. A su manera le daban pena ya que los chiquillos seguirían creciendo y tarde o temprano se desharían de sus madres. El tiempo no perdona a nadie. Seguía sin llegar. Ya no podrían estar juntos más de un cuarto de hora. Comenzó a ponerse nerviosa. No era la primera vez que sucedía pero le molestaba porque alteraba su cuidada planificación. Unos pájaros se cortejaban en un árbol cerca de la entrada del parque y por unos instantes los estuvo mirando. Saltaban de rama en rama de una manera que solo se puede definir como indiferente. No prestaban atención a la magia del vuelo, esa capacidad que a nosotros nos está vedada. Volvió a mirar la hora, la enésima vez desde que estaba allí esperando y cuando alzó la vista lo vio venir.

    Como siempre que se encontraban, un impulso eléctrico recorrió su cuerpo, algo mágico que la llenaba de energía y le quitaba todo el cansancio de encima. Puso la más radiante de sus sonrisas y esperó a que la alcanzara. Sin decir palabra entraron en el parque y solo cuando se convencieron que nadie los podía ver desde la calle se abrazaron y se desató la pasión. ?l le besaba el cuello y la agarraba por el trasero aplastándola contra su cuerpo. Se dejaba hacer y le susurraba boberías al oído. Eran más o menos de la misma altura y eso lo hacía más fácil. No le gustaban los hombres más altos porque se sentía mal teniendo que mirarlos desde abajo. Era una tontería pero de alguna forma sentía que cuando eran de la misma altura la relación era más igualada. Se metieron en un rincón que habían frecuentado muchas veces y aprovecharon los pocos minutos que tenían juntos toqueteándose y jugando como dos jóvenes enamorados. En algún momento pasó un grupo de ancianos y escucharon los comentarios que hicieron, producto de la envidia por no poder ser ellos los que estaban allí.

    Cuando uno se lo está pasando bien el tiempo vuela y así sucedió ese día. Tenían que volver y ambos lo sabían. Se separaron a regañadientes y salieron del parque después de comprobar que no se notaba nada. Aunque iban a la misma oficina cada uno echó por un camino distinto. Seguramente se volverían a encontrar en la puerta del edificio y entablarían una conversación casual, solos o en compañía de otros. Ella escogió el camino más largo. Le gustaba porque pasaba por una calle llena de casas antiguas de grandes porches llenos de flores y adorables señoras que se sentaban en ellos a hacer punto, leer o escuchar la radio. Esperaba llegar algún día a ser como ellas y disfrutar de esos pequeños placeres sin tener ninguna otra preocupación. No había ido mal del todo pero comenzaba asentirse insatisfecha. Estas pequeñas ráfagas de pasión en el parque ya no la colmaban, quería algo más, un lugar donde encontrarse, un poco más de tiempo, cierta tranquilidad y comenzó a maquinar la forma de conseguirlo porque sabía que si tenía que esperar a que él tomara la iniciativa esta nunca llegaría. Algunos hombres casados parecen ser incapaces de tomar una decisión y se dejan llevar sin oponer resistencia.

    Como esperaba se encontraron en la puerta del trabajo y entraron juntos, hablando animadamente sobre asuntos de la oficina. nadie sospechaba nada, nadie podría imaginar que entre ellos había algo, o eso esperaban, pero en un rincón de la recepción, una mujer los escrutaba con ojos casi cerrados por la rabia y con una lágrima deslizándose por su cara.

    Se perdieron en el ascensor y cuando la puerta se hubo cerrado y volvían al despacho, la mujer se puso en movimiento y salió de la oficina con paso cansino, llorando calladamente detrás de sus gafas de sol.

    Esta historia continúa en tiempo de venganza

  • La semana pasada en Distorsiones

    8 de mayo de 2006

    Pocas semanas han dado tanto de sí como la que acaba de culminar y quizás ninguna otra conseguirá una plaza en el Olimpo de la infamia y la zafiedad. Los siete días que pasaron la semana pasada han sido únicos por múltiples razones que tendréis que averiguar leyendo las diferentes anotaciones. En estos siete días han predominado los Desvaríos y esto ha provocado que salvo Todo por la pasta y El vaso medio vacío el resto de la temática personal esté muy distorsionada. Aquellos con ínfulas de buenos cocineros se deberían leer la primera de estas anotaciones y quizás tengan a bien de mandarme sus recetas, las cuales agradecería de todo corazón si tuviera uno.

    El Cine vino por partida doble con V for Vendetta  y Ice Age: The Meltdown – Ice Age. El deshielo. Ambas están bien aunque no son nada del otro mundo. Se puede sobrevivir en este mundo sin verlas y ahora que el calor y el buen tiempo aprietan, hay mil millones de formas alternativas para pasar vuestro tiempo libre.

    Las Fotos están dedicadas por completo al Koninginnendag del que ya hablé la semana pasada. Los instantes que he capturado han sido: Furia naranja, Soldados de la reina, Marea humana, Escupe a los alemanes y Furia de hembras naranjas.

    Y llegamos a los Desvaríos, la salsa que aliña esta página desde tiempos lejanos. Cada uno de ellos es un nuevo clavo que me condenará al infierno y al menos por eso deberían leerlos y revisar su paupérrima opinión sobre mí. Pueden comenzar por La fea del bar en donde se trata de comprender ese fenómeno de chochas con compañera aberrante y seguimos con La chocha del martes o esas mujeres inalcanzables. A continuación vendría SexCamp un capítulo de mi vida nórdica que hay que leerse para llegar a creer y finalmente terminamos con El primer papayo maduro o un nuevo comienzo de temporada de avistamientos.

    Seguimos en esta fase de brevedad e imprecisión. Si alguien quiere gastarse sus cuartos, puede emplearlos en comprarme alguna de las cosas que aparecen en las siguientes listas:
    – Wishlist en Amazon UK
    – Wishlist en Amazon USA

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