Con el tiempo cada uno descubre sus puntos fuertes, esas cosas que nos destacan de los demás y nos vuelven únicos. Yo al parecer tengo muy pocas. Siempre se me ha considerado insociable, arrogante, engreído, orgulloso e intratable. Esto lo resume bastante bien y confirmo que igual hasta son ciertas. No es que me preocupe demasiado ni que intente cambiar y convertirme en mejor persona y toda esa mierda de filósofos baratos, de hecho creo que he llegado hasta aquí siguiendo un camino bastante peculiar y didáctico y no me arrepiento de ninguna de las putadas que he hecho en todo el recorrido.
Mirando el lado positivo creo que soy bastante bueno construyendo redes de todo tipo. Lo hago de una manera innata. Llego a un lugar y en un corto espacio de tiempo he comenzado a tejer una red. Si es en el trabajo es de conocimiento e información, si es fuera del trabajo es de amigos. No suelo aplicar mucho esfuerzo, la cosa evoluciona después de un pequeño empujón inicial. Ahora que me han cambiado de puesto en la empresa me doy cuenta de la ingente cantidad de gente y conocimiento que tengo tras de mí. En todos lados en la compañía hay gente ayudándome, dando la cara por mi y asegurándose que salga hacia adelante. En el nuevo grupo puedo ver como mi pequeña red está extendiéndose y la gente reacciona como espero de ellos. Siempre actúo como uno de los motores de cualquier concentración de humanos. Yo organizo, animo, apoyo, empujo, promuevo y los demás se dejan llevar o guiar por las cosillas que les digo. No es algo que busque o que quiera hacer, es algo que sale. De todos los equipos que se montaron tras la reorganización, después de un mes se han dado cuenta que el nuestro es el único auténtico, el único con un espíritu auténtico de equipo. Hemos salido juntos a cenar, nos reunimos a menudo para hablar de cosas banales y compartimos ideas. El resto de la empresa parece estar luchando por acoplarse y nosotros funcionamos como una máquina, todavía no de precisión, pero como una máquina.
Uno de los vicepresidentes (ahora tenemos muchos) parece haberme adoptado y escucha lo que dijo. Normalmente son cosas muy subjetivas y negativas, porque siempre tiendo a ver el lado malo de las cosas, pero también siempre aviso de como se pueden arreglar y eso parece gustarles mucho. Ahora mismo hago mi nuevo trabajo y sigo haciendo el antiguo. Ya no soy responsable de productos pero la gente sigue viniendo a mi despacho como si el puesto fuera mío y mi palabra va a misa. Es algo increíble. Mi nuevo jefe está aprovechando esta situación en nuestro beneficio y me ha pedido que no trate de neutralizarla. Desde los distintos países en los que estamos implantados me llaman y me pasan información que de otra manera tardaría semanas en llegar a los cuarteles generales. Yo paso la información a las personas adecuadas y procuro que se solucionen los problemas. Todo pasa a través de mi correo. Las cosas son bastante extrañas. Reparto magdalenas sin descanso para pagar favores y pongo a gente de distintos grupos en contacto. Ellos llevan años en la empresa y no parecen conocerse. Yo en mis cuatro años he montado una enorme red que funciona a pleno rendimiento. Mi antiguo jefe me pide favores para ganarse a su nuevo equipo y no deja de recordarme lo difícil que es hacer el trabajo cuando no se tiene hunter, un cazador nato, que es como él me denomina. Yo no cazo, capturo en mi red y utilizo el conocimiento ajeno en mi beneficio, mantengo toda la información indexada y la uso tanto como puedo para optimizar todo lo que hago.
La red de amistades la tengo algo sobrecargada. Demasiados amigos, demasiadas fiestas, demasiados encuentros con gente que me cae simpática y a la que yo caigo bien. Para alguien supuestamente tan negativo esto de la red social es algo difícil de sobrellevar. Esta semana aún no he conseguido pasar una sola tarde en mi casa. Siempre he quedado con alguien para hacer algo. Esto es un drama. Mi red social me tiene atrapado y en lugar de reducirse está en expansión. Mi casa parece una pensión con gente viniendo a quedarse, a cenar o a lo que sea. A este paso me darán el premio a la mejor persona del barrio.