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  • 12. Er Dani y más de lo mismo

    14 de marzo de 2006

    Lo mejor de estas historias por capítulos son las introducciones que van creciendo y creciendo hasta llegar a estos niveles de sofisticación. Quizás has entrado aquí directamente y te frotas las manos pensando que esta anotación es un evento aislado en el espacio-tiempo y sin relación ninguna con otros textos de esta bitácora. Craso error. Si quieres averiguar el por qué sucedió lo que voy a contar tendrás que rebobinar y comenzar por 1. Todos queremos ser como er Dani. Tras ese comienzo si aún tienes hambre y quieres saber tendrás que leer 2. Conozcamos ar Dani y ya habrás entrado en calor y estarás dispuesto para afrontar la realidad de los 3. Lugareños der Dani y 4. Conocidos der Dani. Tras haber conocido a sus vecinos y a él mismo tendrás el dudoso honor de intimar con 5. La Carmen, hermana der Dani. No hemos acabado ni mucho menos, la cosa sigue en 6. Er Dani y la metrosexualidad y a partir de aquí dejamos el local en el que estábamos y emigramos 7. Camino del restaurante con er Dani. Una vez llegamos al restaurante se produce una nueva ronda de presentaciones en 8. La Gayola y los amigos der Dani . El encontronazo entre la Gayola y sus colegas tendrá terribles consecuencias que se dilucidarán en 9. Las verdades de los amigos der Dani momento en el que la Gayola saca a relucir los trapos sucios de la concurrencia. Después de este episodio bizarro vendrá la entrega de regalos en 10. Regalos para er Dani y finalmente estarás muy cerca del capítulo de hoy ya que solo te quedará por leer 11. Er Dani y sus bolas .

    Uno abre la caja de los truenos y en lugar de tempestades le salen peos (pedos para los peninsulares) de estos con pitorrillo. Lo mismo me ha pasado a mí. Me pongo a escribir sobre er Dani y no puedo parar, mis manos se desembragan y corren raudas por el teclado sin respetar mi serenísima edad ni mi renombrada solera o la ausencia de la misma. Nos habíamos quedado abandonando el restaurante para acudir a un pub. El propietario era uno de los de nuestra pandilla, bombero de profesión y hostelero para hacerse rico y pagarse los vicios oscuros que todos tenemos.

    De nuevo me maravilló el centro de una ciudad que nunca he llegado a conocer. He estado en Málaga creo que cinco o seis veces y nunca he hecho turismo, siempre he visitado a mis amigos y ha sido suficiente con pasar el tiempo con ellos y disfrutar de su compañía. No me quejo, yo lo he querido así. Esa vez era diferente y me habían sacado a la calle con aquella banda que tanto contenido ha aportado a mi bitácora. El paseo fue breve y de lo poco que recuerdo me llamó la atención que ya estaban preparando las calles para las procesiones de Semana Santa, evento que aunque debería ser ostentosamente celebrado a nivel mundial ya que el Dios de los Católicos es el único auténtico y verdadero, parece condenado a conmemorarse solo en el corazón del cristianismo, esa España mía esa España nuestra.

    Ni me acuerdo del nombre del pub ni sabría decir el lugar en donde se encuentra. Sólo sé que del zoológico de Málaga se escapó un gorila y acabó de portero allí. Era un tipo como un armario y negro como un Porsche de lujo. Impresionaba porque a primera vista uno solo veía las pupilas blancas y una mancha que lo tapaba todo. No puedo creer que aquello fuera todo músculo así que prefiero pensar lo peor y estoy convencido que era grasa mezclada con esteroides, anabolizantes y algo de músculo. El mamotreto aquel se apartó y nos dejó pasar haciéndonos un hueco en la cola de pendones y pajeros que esperaba para entrar. Todo el mundo nos miraba con rabia pero oye chico, en todos lados hay clases y la nuestra aunque baja y miserable nos permitía el colarnos en aquel antro.

    No merece la pena el describir el local porque todos hemos estado en estos sitios y sabemos como los montan. Da igual que viváis al norte o al sur del país, en todos lados son iguales: negros por dentro, cubiertos de un humo pegajoso producto de decenas de malnacidos fumadores y con unas luces que tratan de espabilar partes de nuestros cerebros que quizás nunca debieran ser despertadas. En la barra las clásicas pelanduscas de local de copas, escasas de ropa y de cerebro y sobradas de tetas y culos, del tipo que se pone de rodillas y te la mama según el modelo de coche que tengas. De esas conozco yo unas cuantas que solían ir a uno de esos locales junto al Parque Santa Catalina, un sitio que desconozco si sigue existiendo y que tenía un sonoro nombre, el Pachín. Estas chicas merecerían una mención aparte en el libro del Universo porque gracias a ellas se han cubierto miles de pajas en la historia del mundo. Sus volúmenes, sus limitaciones, sus escuetas conversaciones y su tontería característica seguro que alguna vez ha formado parte de la vida nocturna de cualquiera que lea esta página. Si juntara en un cuarto a todas las que alguna vez me llamaron la atención tendría que pasarme unos cuantos meses de abstinencia para acumular la suficiente lefa para contentarlas porque seguro que siempre están hambrientas del elixir de la vida.

    En el pub nos disgregamos un poco. Cada uno se fue por su lado y Dios por el de todos. Formamos corrillos rodeados como estábamos por tanto pendón verbenero falto de ropa y sobrado de ordinariez. Dejaría que le cortaran las manos a todos mis amigos si allí no había más de una menor. Que coño, allí la excepción era una viejorra más pasada que las pasas de Don Ricardo que trataba de ligar y que solo arrancaba arcadas de los chavales a los que acosaba y que se dignaban hablar con ella era porque les pagaba copas. Ya lo he dicho pero lo vuelvo a repetir. Las niñas de mi generación tomaban preparados lácteos como la leche fresca y nos salieron feas y mojigatas (salvo honrosas excepciones). Las niñas de hoy en día toman leche de la buena y son diosas latinas que piden a gritos que les humedezcan su sexo y se lo hidraten con esos miembros que les rinden honores allí por donde pasan. En aquel local estábamos sobrados de esas diosas y de ese daño colateral que se suele mentar como eso es mi amiga y tampoco baila, las feas que llevan para que su belleza deslumbre. El marketing lo inventaron las tías guapas cuando empezaron a arrastrar a las feas a su lado para vender aún mejor su producto. Palabra de Dios.

    Dejemos de divagar que no nos pagan por ello y volvamos al mundo real. Allí dentro las chicas iban a lo que iban. Er Dani parecía el Puma antes de comenzar un concierto. Iba como un gallito de corro en corro explicando que era su cumpleaños y que esa noche todos sus amigos iban a mojar. Las chicas le reían la gracia y le daban inmediatamente la espalda. La Gayola no parecía muy contenta con este giro de la historia pero lo dejaba actuar. A nuestro alrededor el mundo parecía girar más despacio y totalmente fuera de control. En un momento determinado vi que er Dani se desaparecía metiéndose en un cuartucho que se encontraba a un lado de la barra. Todos los demás salvo un servidor sabían o parecían saber lo que iba a suceder. Yo seguía en mi ignorancia virtuosa ajeno a lo que me deparaba el futuro bebiendo y bailando. Al entrar en el local er Dani nos había dado unos bonos que nos otorgaban el derecho de cinco bebidas gratis para poder celebrar su cumpleaños en condiciones. Nos recalcó que era algo excepcional y que debíamos estar muy agradecidos a Dios y a él mismo por ello. Seguramente lo estábamos pero ya no os lo puedo decir.

    La música atronaba nuestros oídos hasta que la cortaron de golpe y una voz nos anunció que esa noche iba a suceder algo muy especial que alegraría el corazón y la vagina de las chicas que allí se encontraban. Además de la música cortaron las luces y cuando volvieron se había abierto un claro en medio del local y habían puesto allí un par de sillas. Yo venía muy puesto en el uso que se les puede dar a las mismas así que cuando entró er Dani al son de la canción de nueve semanas y media no me extrañé lo más mínimo. Lo que me llamó la atención es que en esta ocasión venía vestido de bombero, con su casco, su manguera y su uniforme reglamentario del cuerpo de bomberos de la ciudad de Málaga. Debemos darle al César lo que es suyo y es de ley reconocer que el uniforme lo llenaba correctamente. Las tías se volvieron como locas y comenzaron a aullar mientras la Gayola trataba de evaluar la emergencia y buscar vías de consenso para solucionar aquella crisis.

    Volvimos a vivir un strip-tease solo que esta vez al menos cien hembras gritaban y jaleaban al Dani que se quitaba la ropa sin subirse a la silla en esta ocasión. ?nicamente se montaba en la misma para que las féminas que estaban más atrás lo pudieran ver. También hubo pequeñas variaciones como que dio el casco a una chica o que se quedó en calzoncillos y no hizo amago de bajárselo. Cuando acabó con su espectáculo de serie B se retiró al cuartucho del que había salido y allí continuamos todos como si nada hubiera pasado.

    Este ha sido un episodio de transición y tendrás que esperar al próximo capítulo para conocer el desenlace de esta interminable historia.

    Corre viajero de la red y salta hacia el próximo capítulo que el final ya está cerca. Salta a 13. La Carmen en el cumpleaños der Dani

  • Baño día 6

    14 de marzo de 2006
    Baño día 6

    Baño día 6, originally uploaded by sulaco_rm.

    Esto sigue adelante. Ya han puesto las baldosas del suelo y han echado la lechada de los azulejos de las paredes. También han aparecido las tomas de agua. Por lo que me han comentado en la próxima foto ya habrá retrete y lavamanos aunque aún faltará pintar y me temo que no podré usar la ducha antes del viernes.

  • 11. Er Dani y sus bolas

    13 de marzo de 2006

    Desde la última vez que hablamos der Dani han pasado cuatro meses y ya va siendo hora de continuar con el reslato del día de su cumpleaños. Si has llegado hasta aquí y nunca has oído hablar der Dani quizás quieras saber lo que te has perdido. Para averiguarlo tendrás que realizar un viaje por el tiempo que a buen seguro te dejará con un extraño sabor de boca. Abróchate el cinturón y retrocede hasta 1. Todos queremos ser como er Dani. Continúa después con 2. Conozcamos ar Dani y ya habrás entrado en calor y estarás dispuesto para afrontar la realidad de los 3. Lugareños der Dani y 4. Conocidos der Dani. Tras haber conocido a sus vecinos y a él mismo tendrás el dudoso honor de intimar con 5. La Carmen, hermana der Dani. No hemos acabado ni mucho menos, la cosa sigue en 6. Er Dani y la metrosexualidad y a partir de aquí dejamos el local en el que estábamos y emigramos 7. Camino del restaurante con er Dani. Una vez llegamos al restaurante se produce una nueva ronda de presentaciones en 8. La Gayola y los amigos der Dani . El encontronazo entre la Gayola y sus colegas tendrá terribles consecuencias que se dilucidarán en 9. Las verdades de los amigos der Dani momento en el que la Gayola saca a relucir los trapos sucios de la concurrencia. Finalmente llegará la entrega de premios en 10. Regalos para er Dani y en ese punto lo habíamos dejado, así que subamos el telón y que continúe el relato.

    Hace tanto tiempo que las pesadillas ya se han diluido un poco en mi memoria pero aún así he de exorcizar mis terrores favoritos y afilar mi gruesa pluma para terminar de narrar lo acontecido aquel aciago día de marzo del 2005 en el que conocí a er Dani y padecí el dudoso privilegio de la invitación a su cumpleaños.

    Nos habíamos quedado en los instantes posteriores a la entrega de regalos por su augusto cumpleaños. Tras acabar ya nada fue lo mismo. La poca gente que quedaba en el lado del comedor en el que nos encontrábamos apuraba la comida para poder marcharse y er Dani seguía enseñando sus gafas de sol de marca a todos y restregando la camisa exclusiva a quien tuviera a bien de ponerse frente a sus narices. Pasados los minutos pareció entrar en un nuevo ciclo de actividad. Se convulsionaba de una manera extraña y de repente comenzó a gritar y a decir que iba a hacer un strip-tease. Yo ya me lo creía todo. Los demás le aplaudían la idea y coreaban su nombre para animarlo. Dani, Dani, Dani. ?l sonreía desde su ceguera inducida y movía las manos jaleándolos para que siguieran. Tras un rato agarró una silla y la puso a un lado. Creo que todo el restaurante estaba pendiente de él. Los camareros lo miraban con la desgana producida por haber visto esta escena repetida una y otra vez a lo largo de los años de oficio pero para alguien tan puro y divino como yo esto era algo nuevo. En todos mis años de penosa existencia en este valle de lágrimas jamás he tenido el privilegio de asistir a un strip-tease de algún conocido/a o amigo/a. Llamarlo clasismo, altivez o como queráis pero lo cierto es que en los entornos en los que yo me he movido este tipo de expresión creativa siempre ha estado considerado como muy de clase baja o como diría mi amiga la divina low class.

    En unos instantes el coro de energúmenos en el que me incluyo estaba aplaudiendo sincronizadamente y er Dani se había encaramado en la silla como si de la cabra de un gitano se tratara. Pensé que se daría una buena hostia pero siempre recuperaba el equilibrio en el último instante y conseguía seguir haciendo sus gansadas, sacándose la camisa que llevaba por dentro del pantalón para dejarla suelta y moviendo las manos cual molino de viento. La Gayola gritaba más que ninguno, más alto, más fuerte y más ordinariamente. Entre tanto chillido creo que ella era la que se desgañitaba con un sácatelo tooó pero podría estar equivocado. Er Dani comenzó a quitarse la camisa y sus movimientos se vieron acompañados por silbidos. Justo detrás de nosotros había un cristal enorme que daba a la calle y la gente se comenzó a parar para mirar el espectáculo que sucedía allí dentro. Se terminó de desabotonar la camisa y se la sacó mostrando su pechito de profesor de judo. Le tiró a la Gayola la camisa que la cogió y se la restregó por el pecho, por la entrepierna, por el hocico y por todos lados. Estaba como fuera de sí, sus ojos se habían cerrado hasta dejar unas minúsculas pupilas como ensangrentadas que expresaban lo ávida que estaba de este tipo de eventos. Er Dani ya sin camisa se tocaba los pezones, el pecho y el ombligo para delirio de sus fans que debíamos ser nosotros. La gente en la calle también aplaudía.

    Las gafas se las dejó puesta y ahora comenzó con el cinturón. Nos alejamos un poco de él porque si le daba por agitar el cinturón igual nos arreaba un latigazo a alguno y aquel tipo no estaba en sus cabales. Mi amigo Sergio y otro colega aprovechaban la distracción para vaciar la botella de whisky de doce años que había quedado como olvidada en la mesa. Como suponía, cuando terminó de quitarse el cinturón comenzó a hacer molinos con él con tan mala suerte que se arreó un latigazo a sí mismo con la hebilla y del golpe perdió el equilibrio y se cayó al suelo. Fue una hostia de esas que se recuerdan. El aire se llenó con las atronadoras carcajadas nuestras y de los circunstanciales espectadores del evento. Er Dani se levantó gritando no pasa ná, no pasa ná y volvió a subirse a la silla. Tenía un moretón rojo allí donde la hebilla le había golpeado pero si le dolía no lo daba a entender. Sin darnos tiempo a respirar se empezó a desabotonar los vaqueros. La Gayola estaba más alterada que la niña del exorcista. Gritaba y balbuceaba sin pararse a coger aire. Daba más miedo ella que él. Después de acabar con los botones pensé que aquello ya había terminado, que la gracia ya estaba hecha. Me equivoqué. Intentó sacarse los pantalones pero los zapatos eran un obstáculo insalvable. Seguía encaramado en la silla, con el pantalón a la altura de las rodillas y enseñando unos gallumbos de la marca esa que lleva el nombre de un hijoputa que cuando en Europa nos negamos a participar en la guerra de Irak nos insultó a todos y cada uno de nosotros. Me refiero al Jilfinguer ese de los cojones. Obviamente uno no se puede quitar los zapatos cuando está subido en una silla así que se dejó caer para sentarse con tan mala suerte que la silla se fue hacia atrás y se arreó otra hostia. Las risas se redoblaron. ?l se quedó tirado en el suelo aún sentado y comenzó de esa guisa a quitarse los zapatos. La postura era tan ridícula que se le salían los huevos por un lado de los boxers, que esos artilugios no están pensados para ese tipo de posición.

    Cuando acabó la tarea se puso en pié y preparó de nuevo su escenario. Se subió de nuevo a la silla y continuó con la tarea que había dejado a medias. Se sacó los pantalones y los agitó cual lazada sobre su cabeza amenazando con lanzarlos. Nosotros le seguíamos el juego gritándole y él gritaba también algo aunque nunca supe muy bien el qué decía. Nuevamente la agraciada fue la Gayola que hundió su nariz a la altura de la bragueta e inspiró profundamente para después lanzar un grito desgarrado de alegría y felicidad mirando hacia el cielo. Ahora sé muy bien lo que significa el adjetivo dantesco. La Gayola trincó la ropa que ya tenía en su poder y la estrechaba contra su pecho. Er Dani mientras tanto gritaba y saludaba a la gente del restaurante y a los que lo miraban desde la calle.

    Se dio la vuelta en la silla y se quedó de espaldas a nosotros. Sus amigos debían saber lo que venía a continuación porque comenzaron a silbar la canción que se volvió inmortal en la película nueve semanas y media. ?l agitaba la pelvis con movimientos compulsivos y movía las manos de arriba a abajo como si fuera uno de esos tipos que están en los aeropuertos indicando al piloto donde debe parar el avión. Sin previo aviso agarró el boxer y se lo bajó inclinando su cuerpo al mismo tiempo. Las glorias de la familia salieron despedidas hacia atrás y tuvimos un maravilloso plano de sus huevos. Fue el acabose. Todos gritaban y aullaban mientras er Dani trataba de canalizar toda su energía y no caerse de la silla en la que estaba. La Gayola se lanzó a por los huevos y casi consiguió agarrarlos pero er Dani intuyó que algo malo sucedía a sus espaldas y se enderezó subiéndose los gallumbos. Cuando se giró se encontró con la Gayola frente a él y a falta de algo mejor le arreó un morreo de esos de pesadilla. Aquello terminaba el espectáculo y lo certificamos aplaudiendo a rabiar para que el hombre viera que había merecido la pena.

    La gente en la calle se disolvió y tras esta escena estaba claro que en aquel lugar al menos ya no nos quedaba nada por hacer así que pedimos la cuenta y la dividimos entre todos. Tras eso dejamos el restaurante y nos encaminamos a un pub que era propiedad de uno de los de nuestra banda para continuar la fiesta pero esa es otra historia y tendréis que esperar para leerla.

    Continúa tu camino, caminante que has llegado hasta aquí y salta al siguiente capítulo llamado 12. Er Dani y más de lo mismo

  • Un par de tetas en el club de las 500

    13 de marzo de 2006
    Un par de tetas

    Un par de tetas, originally uploaded by sulaco_rm.

    El título suena hasta obsceno pero esto es lo que hay señores. El sexo tira y mucho y si no que se lo digan a la muñecona esta de plástico que es lo más popular de esta bitácora con diferencia. Nuestra querida hembra sintética ha conseguido otro hito en su corta vida y ha entrado en club de las 500.

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