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  • El Francés

    30 de julio de 2005

    Recuperamos otra de las antiguas historias que vienen de tiempos inmemoriales y que se perdieron con el cambio de hace cosa de un mes. En esta ocasión se trata de hechos i-rreales que sucedieron en Hilversum. Espero que la disfrutéis

    Un sábado cualquiera de fin de verano en Holanda, con temperaturas altas, por encima de los 25 grados, quedo con mi amigo turco para irnos de copas al centro y aprovechar los estertores finales del verano al aire libre, con una cerveza fresca en la mano.

    Nos plantamos en nuestro bar favorito, uno que en su puerta indica explícitamente que no aceptan menores de 18 años, y precisamente por eso está siempre lleno de chochillos adolescentes desbordantes de vitalidad. Visto el buen tiempo, optamos por sentarnos en la terraza, y disfrutar de las vistas.

    Mientras admiramos el panorama, con toda la chiquillería del pueblo pasando frente a nuestras narices, aparece una limusina espectacular, se para frente al bar, y de ella se bajan dos diosas holandesas en micro bikini y un holandés con un tanguilla. En el minúsculo trapo que tapa sus impudicias ondeaba el logo de Camel, o sea el camello de la marca de cigarrillos. Se dedicaban a acercarse a los viandantes y ofrecer cigarrillos. Inmediatamente se convirtieron en el centro de atención, sobre todo de los fumadores, que se lanzaban a por los cigarros gratis como hienas sobre carne muerta. Obviamente, habían sido elegidos por la percha, porque las tías se la ponían dura hasta a Boris Izaguirre, y si estas fallaban, el adonis que las acompañaba lo conseguiría, con músculos moldeados hasta en las pestañas, y un paquete como una caja de cerveza.

    Además de regalar, vendían, y al rato nos abordaron las dos viciosillas, para ofrecernos por la módica cantidad de cinco euros hacernos una foto, vendernos un paquete de cigarros, y regalarnos un mechero. El turco, con tal de oler un coño acepta hasta ir al infierno, así que la guarrilla nos hizo la foto y avitualló a mi amigo musulmán de cigarros, ¡aunque él no fuma!

    El chaval lo intentó por activa y por pasiva, pero no hubo forma, y aquel témpano exquisitamente formado y probablemente rubio hasta los pelos del chichi marchó a abordar a otro par de primos.

    Más tarde observamos un grupo de chicas que abordan al adonis, lo acorralan y el se pone como un gallito a repartir cigarros. En esto que una de las chavalas va por detrás de él y le baja el tanga. ¡Argh! ¡Era todo relleno! La florecilla que surgió no llenaba semejante copa de talla 100, y había usado relleno para completar el bulto. Se montó la marimorena, con todo el populacho cambao de la risa, y el colega que de la vergüenza se encendió hasta las raíces del pelo. Para que veáis que no es oro todo lo que reluce. Tuvieron que recoger sus bártulos y salir por patas, porque en aquella zona lo único que se oían eran pullas al rubio.

    Andábamos en este éxtasis, mirando nuestra recién adquirida caja de cigarrillos y preguntándonos que hacer con ellos, cuando en la mesa de al lado se sientan tres chicas y un chaval. Las chicas iban con el uniforme estándar de arretranquillo. Pantalones con pata por encima del tobillo, zapatillas arco iris, con unos cientos de colores en los mismos, y top minúsculo que a duras penas cubre los tetones, y deja el ombliguillo con piercing al aire. Para completar el efecto, ojos totalmente bordeados de negro, con un efecto de MI MARIDO ME PEGGGGAAAA en la cara, que parece que las han sacado del programa de desgracias en TVE (Gente). En seguida se pone al ralentí el turco, siempre al ojo de poder plantar su semilla en lo que sea. A las chavalas las acompaña un figurín de cuidado. El colega, con unas zapatillas deportivas de estas nuevas con un diseño exótico, que te hace aparentar amariconado, acompañadas de vaqueros en fase terminal, más deshilachados que otra cosa, y culminados por camisa arrugada cubierta con un pedazo de chupa de cuero, que sudábamos de verlo y que por supuesto llevaba abrochada. Cubría su pelo con un gorrito rapero.

    Tenemos tanta suerte que hablan en inglés, así que nos centramos en los vecinos, y pronto logramos averiguar que el sudoroso ha conocido por internet a una de las viciosillas, la que parece controlar el cotarro, y ha venido a pasar el fin de semana desde Francia para conocerla. Su inglés es pésimo tirando a patético, aunque el trata de camuflarlo con su aire afrancesado y su parafernalia romántica. La holandesa, por otra parte, tiene ideas diferentes, y está lanzando claros mensajes de cuales son sus intenciones. Tan explícitos son sus mensajes, que el turco entra en modo turbo, y sale disparado para el baño a aliviar el pajarito (según él), actividad en la que emplea una anormal cantidad de tiempo. Mientras tanto la colega sigue a lo suyo, marcando y mostrando pezones, moviendo los pechos como si fueran molinillos de vientos, agitando el pelo, picando ojos, magreándose la barriga, tocándose el piercing, y el francés, ciego o gilipollas, porque no parece darse cuenta y sigue con su cutre historia ajeno del todo a aquel despliegue de puterío, dale que te pego con su filosofía barata. El turco vuelve a tiempo de ver la cruzada de piernas a lo instinto básico, en la que pudimos confirmar que era rubia auténtica, con una minúscula banda de tela que tapaba lo justo, y un melenón rubio, que ya quisiera para sí Camilo Sesto. Tras el cruce, el turco emigra de nuevo pa?l baño, a aliviarse nuevamente, sudando como un cochino, el francés en Babia, y Yo, allí, sufriendo por vosotros, para poder narrarlo.

    Tras dos cervezas e intentos múltiples ella se rinde y se apaga totalmente. El francés aprovecha para ir al baño, y ella monta un conclave con sus amigas, a consecuencia del cual, estas desaparecen, dejándola sola. Nosotros, como la reunión fue en Holandés, suponemos que se trata de una nueva estrategia, pero cuando vuelve el oscuro objeto del deseo, ella sigue apática, y él continúa su rollo en donde lo había dejado. Mira que el tío era pesado. Dale que te pego, en una mezcla de francés e inglés, contando su historia desde la época de Nerón hasta nuestros días. Y bla bla bla

    Andábamos nosotros ya también desinteresados cuando retornan las expedicionarias acompañadas de un M-A-R-I-Q-U-I-T-A. No hace falta tener muchas luces para identificarlo, porque la mancha de aceite en la calle hablaba por sí misma. El sarasa reinventaba la palabra hortera con un pantalón de lycra totalmente pegado al cuerpo en multiples colores, y en el que se marcaban hasta las venas de la polla y una camisilla que no cubría más allá de los sobacos.

    Cede su sitio la decepcionada hembra al recién llegado, y este se lanza como un catalán sobre un billete de 10 euros. Le faltaban manos al colega para sobar al otro. Era todo remolino, hablando y moviendo manos y tocando aquí y allí y allá y acullá. El francés reacciona finalmente, respondiendo por fin a mis dudas sobre si tenía sangre en el cuerpo, y rehuye aterrorizado el ataque de semejante terremoto. Lo placa como puede, lucha valerosamente, aunque cada vez que detiene una mano, la otra entra por un sitio diferente. Nosotros estábamos muertos de risa, como las amigas de la colega, mientras el gabacho trataba de detener las embestidas y la otra lo miraba fascinado.

    En un receso del atacante, el francés pregunta a la instigadora de semejante ataque por qué le han traído a semejante pajarón y se lo han echado encima, y esta responde que puesto que no respondía a sus claras intenciones, era obvio que él era GAY.

    Estalló la bomba en el centro de Hilversum. ¡Maricón Yo! ¡Yo, Gay! Pero tú que te has creído zorra de miiieeeeeeeeeerdaaaaaa, puta asquerosa. Yo soy muy macho, yo soy francés, nosotros inventamos el amorrrrrrrrrrrrrrrr, a mí me gustan las mujeres más que una hostia a un cura [todo esto a grito pelado, así que si queréis darle realismo, leerlo en voz bien alta].

    Yo ya no cabía en mí de gozo. Ha sido el mejor espectáculo que he visto en mucho tiempo.

    Cuando el mariquita vio que allí no pintaban bastos, salió a escape, con el rabo sobre las piernas, bien marcadito, y las amigas, las Veneno, optaron por emigrar, mientras la temperatura seguía subiendo a nuestro lado, con el tipo sudando como un cochino de la rabia, tan caliente que hasta la gorra se le descolocó, y la tía que ya ni se molestaba en disculparse después de que la llamara de todo menos bonita.

    Continuaron discutiendo por un rato, y finalmente ella decidió que él dormiría en casa de una de sus amigas, porque ya no era posible devolverlo a su país de mierda. Tras culminar la reyerta, arrancaron y se fueron.

    En definitiva, uno de los mejores espectáculos deportivos que he visto en directo, y una tarde memorable. Aún hablamos de ello cuando nos sentamos en esa terraza.

  • Pražský Hrad – Castillo de Praga

    30 de julio de 2005
    Pražský Hrad - Castillo de Praga

    Pražský Hrad – Castillo de Praga, originally uploaded by sulaco_rm.

    En lo alto de la ciudad, muy cerca del río Moldava está el Pražský Hrad o Castillo de Praga, la principal atracción turística y una auténtica belleza por sí mismo. El castillo es un pequeño mundo por si mismo, con casas, palacios, iglesias, catedrales y grandes espacios abiertos. Hacen falta unas horas para verlo todo. Desde la torre de la catedral tomé esta foto y desde sus murallas hice esta otra. Estaba en el puente de San Carlos cuando hice la foto.

    El castillo siempre ha sido el lugar donde viven los dirigentes del país, incluso en estos tiempos. El presidente mora en dicho complejo. Para llegar, lo más fácil es coger el metro y caminar el tramo final. Hay que comprar billete para entrar en varias de las partes y existen diferentes tipos de billete. Un servidor y Kike nos lo andamos todo.

    Puedes ver más fotos de Praga en el Álbum de fotos de Praga y comenzar a leer el relato del viaje en Día 1. Nos vemos en Praga

  • 8. La Gayola y los amigos der Dani

    29 de julio de 2005

    Seguimos el lento devenir de la historia der Dani y antes de entrar en este nuevo episodio es conveniente recordar en donde comenzó todo para aquellos que han llegado despistados. La historia comienza con 1. Todos queremos ser como er Dani, continúa con 2. Conozcamos ar Dani, y se desarrolla plenamente en 3. Lugareños der Dani, 4. Conocidos der Dani y 5. La Carmen, hermana der Dani. Toma algo de aire antes de abordar 6. Er Dani y la metrosexualidad y el último episodio hasta ahora, llamado 7. Camino del restaurante con er Dani. Los habituales seguro que se acordarán que nos habíamos quedado a la entrada del restaurante.

    Son muy pocas las ocasiones que tenemos a lo largo de nuestra vida de poder ver una entrada triunfal, una de esos momentos que se graban en nuestra corteza cerebral y quedan indelebles hasta nuestra muerte. Por eso, cuando traspasamos el umbral del restaurante, tras cruzar las sinuosas veredas que se habían formado entre las mesas de los clientes y pasamos bajo el arco que separaba la sala principal del pequeño reservado, un murmullo se alzó entre los amigos der Dani.

    Allí, en toda su gloria, por primera vez en vivo y en directo podían ver a esa hembra de la que tanto habían oído hablar. Ella, falta de modosidad, se atusó la melena, desplegó la más tórrida de sus sonrisas y los saludó a todos. – Hola chicos – Tras semejante declaración de principios se lanzó como un buitre hacia el primero y empezó a repartir besos a conciencia.

    La Gayola, la dama en cuestión, siempre ha gozado de cierta popularidad entre los amigos der Dani. No sucede muy a menudo que uno de tus colegas se está follando a dos hermanas casadas y con hijos y que ambas sepan que la otra también está disfrutando de los mismos placeres carnales con el mismo hombre. Sólo en una familia muy especial se dan estas circunstancias. La Gayola pertenece a uno de esos clanes. Es incluso capaz de salir con su hermana y er Dani y sabe que la que consiga llevárselo al huerto será la que le hinque el diente esa noche. Entre hermanas no hablan de infidelidad ni tonterías similares. Parece ser normal y aceptable en su familia el que estén dejando a sus maridos a la altura de un Vitorino, con unos cuernos de impresión. Ni siquiera le dan importancia a este hecho.

    Por eso y por mucho más, cuando er Dani entró en el comedor todos los ojos se abrieron para comprobar el material y me temo que quedaron un poco decepcionados. Lo que se encontraron fue una hembra vulgar y corriente, tirando a morcillona, de pelo oscuro y gafas de pasta cual presentadora del un, dos, tres. Los patotes robustos de la Gayola estaban bien cubiertos por unos vaqueros que sólo nos permitían la visión de aquellos tobillos gordos como morcillones. Esos tobillos eran los que sujetaban al cuerpo unos patotes con dedos grandes como hamsters, con unas uñas pintadas de un rosado incasdescente. No se podía ver la cantidad de muslo que había bajo los pantalones, pero debía ser bastante considerable. El cinturon de acero inoxidable, comprimía la cintura de una forma obscena y demostraba la calidad de la que estaba hecho al aguantar la terrible presión que debía estar soportando. La camisa de buena tela permite ver las razones por las que er Dani está emperrado. Siempre hemos escuchado el refrán dos tetas como dos carretas y al mirar a esa mujer las vimos frente a nosotros, la imagen que creó el refrán. Uno puede imaginar las pajas rusas que habrán cruzado ese canalote, los sobados de toda esa superficie curva. Ni siquiera las heroínas de los comics mantienen un pecho tan increíble. Tras las virtudes llega la decadencia. Todo lo que gana en los pechos lo pierde en la cara. Un hocico vulgar y mal pintado, unos ojos hundidos y medio torcidos, una frente sucia y un pelo mal cortado. Los ojos los trataba de ocultar con unas gafas de sol, pero eventualmente se las tuvo que quitar para no descoñarse contra algo al no ver nada.

    Tras las presentaciones de rigor tomamos asiento. Allí todo el mundo había terminado de cenar. Me resulta curioso que se celebre una cena de cumpleaños y todo el mundo coma antes de que llegue el agraciado. Todos lo conocen y debían saber que eso iba a ocurrir. El grupo de colegas era bastante compacto. Todos parecían compartir la afición der Dani por el deporte. Cuerpos compactos, de abultados músculos y burdas definiciones musculares. Me enteré que varios de ellos trabajan en el cuerpo de bomberos de la ciudad de Málaga. Uno me sonaba muy familiar y me confirmaron que era el primo de un famoso comentarista de tertulias televisivas, esos programas en los que se despelleja gratuitamente a los famosos y no tan famosos.

    Todos gritaban y reían haciendo bromas, soltando tacos y diciendo burradas. Estaban comiendo cordero y pidieron más para nosotros, junto con una ensalada «vegetal» para la Gayola porque resultó que no come carne. Un absurdo silencio recorrió la mesa cuando pidió su ensalada vegetal y tras la pausa que nos permitió comprender en su plenitud el significado de la frase, prorrumpimos en risas salvajes. Ella no fue capaz de apreciar su fina ironía y se ofendió porque nos reíamos de ella. Mientras traían la pitanza, er Dani se acordó de la botella de whisky y la volvió a agitar, enseñándosela a todos y ejecutando su famosa danza del dale, Don, dale haciendo como que follaba la botella mientras le arreaba cachetes en su culito. La Gayola no se pudo contener y le empetó un Qué más quisieras tú que poder follarte a una tía así. De nuevo nos quedamos todos en silencio y a continuación volvieron las risas, esta vez dirigidas hacia er Dani, que se había tornado rojo de la vergüenza. Trató de rebatirlo con algún tipo de incoherente respuesta que no supimos entender y acabó hundido en su asiento, tratando de hacernos ver que no pasaba nada.

    Tras una espera que se me hizo muy corta llegaron las bebidas y la comida. Mientras media mesa jaleaba y gritaba, nosotros comíamos a plena velocidad. La Gayola desplegaba sus sobradamente preparadas artes sociales y nos sorprendía agarrando el tenedor con el dedo meñique estirado. Supongo que trataba de enviar algún tipo de señal que nos indicara que es una mujer culta y socialmente curtida, pero falló miserablemente en el intento y lo que nosotros vimos fue que comía agarrando los cubiertos igual que cualquier maricona vieja que se precie agarra la taza de café para demostrar su incultura.

    Aprovechamos este punto para interrumpir el relato. El próximo capítulo, llamado Las verdades de los amigos der Dani nos descubrirá algunos secretos que mejor sería que nunca fueran revelados

  • Río Moldava desde la Gran Torre

    29 de julio de 2005
    Río Moldava desde la Gran Torre

    Río Moldava desde la Gran Torre, originally uploaded by sulaco_rm.

    Conseguir esta foto no fue fácil. Cuando compramos la entrada para todo el complejo de edificios que compone el castillo de Praga no sabíamos que habría que andar tanto. Después de unos minutos de espera para entrar en la catedral de San Víctor o Chrám Sv Víta en checo, no nos podíamos imaginar que la cosa sería tan terrible. A mí el moverme tanto por el primer mundo me ha vuelto muy gandul y en mi ignorancia pensé que lo de la torre de la catedral sería un cómodo paseo en ascensor.

    No podía estar más equivocado. Son 297 escalones, por una escalera de caracol bastante estrecha y en la que al mismo tiempo que subes hay gente bajando. Al principio todo es buen rollo, pero cuando llevas cinco minutos de escalada, hay veintisiete grados y una humedad monstruosa y todas las glándulas sudoríparas de tu cuerpo se desatan, no le ves la gracia por ningún lado. Después de un tiempo, te acostumbras incluso al hedor del sudor propio y ajeno, que en aquel reducido cilindro se mezcla todo y produce un coctel químico de densidad dantesca.

    Al llegar a la cima, tras 96 metros de escalada, la vista que te encuentras te hace olvidarlo todo. De todas las fotos que hice desde tan privilegiado mirador, hoy nos quedamos con este gallo acompañado por el río Moldava cruzado por varios puentes y los tejados de vivos colores al frente. Allá arriba se encuentra también la maquinaria del reloj de la gran torre, una maravilla que data del 1549 y que podemos confirmar que no se encuentra en hora. Urge la visita de un relojero para ajustar el mecanismo. Pensamos que el reloj estaba parado, ya que no se veían partes móviles, pero tras una atenta observación lo vimos moverse y avanzar cinco minutos de un tirón.

    Puedes ver más fotos de Praga en el Álbum de fotos de Praga y comenzar a leer el relato del viaje en Día 1. Nos vemos en Praga

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