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  • 4. Conocidos der Dani

    8 de julio de 2005

    Hay que dar más de un paso para que podamos decir que estamos caminando. Esta historia se compone de pequeñas partes que podemos ver como los pasos necesarios para llegar a algún sitio, si es que realmente conduce a algo. Comenzamos a caminar en todos queremos ser como er Dani, dimos el segundo paso en conozcamos ar Dani y el tercero en lugareños der Dani. Hay quien piensa que el camino hacia er Dani forma parte de la misma, aunque yo sinceramente lo dudo. Si ya no recuerdas de que iba la cosa y no te apetece volver a leer lo anterior, te recuerdo que estábamos en el bar y que en el mismo se encontraba un bingo de mujeres poseídas por la fiebre del juego.

    Al brindis para celebrar el cumpleaños der Dani se unieron los tertulianos que estaban en nuestro lado de la barra. Yo no había recaído en ellos puesto que siempre pensé que formaban parte del mobiliario. Ahora que el alzamiento de vasos nos había hermanado, los miré de reojo, intentando no resultar novelero. Uno de ellos era el tipo de animal sudoroso que uno se encuentra en cualquier bar español de barrio. De su tupido bigote negro, claramente teñido con alguno de esos productos que anuncian por la tele y que el individuo olvidó aplicar al poco pelo que le quedaba en la cabeza, colgaban unas cansadas gotas de cerveza, o quizás de sudor. Su nariz aguileña se abría como las compuertas de cualquier canal holandés tratando de coger aire y forzaban el balanceo de las gotas colgantes al inspirar. Su camisa se veía sudada por todos y cada uno de sus rincones, con esas marcas sobaquiles que engrandecen a cualquier obrero. Todo el pelo que tenía aquel individuo en el mostacho le faltaba al otro en su cabeza. su calva relucía como un redondeado panel solar que trataba de coger energía de la luz de los fluorescentes. en semejante superficie blanca también habían perlas de sudor, ya que intuyo difícil que la cerveza alcance esas regiones. Los pocos pelos que tenía se encontraban espaciados, como peleados entre ellos y parecían haber sido abandonados mucho tiempo atrás, con sus puntas abiertamente estropeadas. La camisa de este otro sujeto era tan horrorosa como la del primero, de un zafio color que intuyo fue blanco el día en que cayó en sus manos y que tras innumerables lavados había adquirido un tono amarillo que parecía irradiar desde la zona en la que los brazos se unen al tronco.

    Ese dúo nos miraba con la misma curiosidad que nosotros a ellos. Parecían haber estado toda una vida allí, hablando entre ellos indiferentes al tiempo. En ese momento se abrió la puerta y entró una nueva binguera acompañada de un niño pequeño. Saludó a los conocidos. El bigotudo le dijo algo que no pude comprender y también se dirigió al niño. El niño sonrió, sabedor de algún secreto que yo era incapaz de atisbar. El tipo saltó de su taburete, se acercó a una de las máquinas, de esas en las que hechas una moneda y puedes tratar de capturar un premio y agarrando al niño con un brazo, lo aupó, puso una moneda en la ranura y trató de conseguirle un regalo. Tras unos instantes en los que todos pensamos que iba a triunfar, el juguete resbaló del gancho que lo sujetaba y volvió al montón. El tipo, echó otra moneda y volvió a intentarlo. Otro regalo ascendió y volvió a caer entre maldiciones de aquel hombre. Puso una tercera moneda, dejó al niño en el suelo y cuando el juguete estaba en el aire y a punto de resbalarse del garfio que lo sujetaba, le arreó una hostia a la máquina con tan certera puntería que el preciado objeto fue a parar al punto de recolección de premios. Lo cogió victorioso y se lo entregó al niño, no sin antes volver a colocar la máquina en su posición original.

    Yo vi lo que hizo, Sergio también fue testigo y creo que todos en el bar, pero nadie dijo nada. El chiquillo corrió hacia el bingo con su regalo en las manos, gritando para llamar la atención de su madre. Después de semejante acción benéfica, el tipo volvió a su asiento, se sentó y siguió bebiendo cerveza como si no hubiera pasado nada. Er Dani había desaparecido hacia el interior del local y después de unos momentos de silencio lo escuchamos volver con su cantinela, gritándole a alguien. Resultó ser su padre. Había cogido una botella y se la restregaba al hombre por las narices, riéndose como un loco. Cogía la botella, se la llevaba a la entrepierna, hacía como que se la estaba follando y volvía a pasársela al hombre por la cara. El padre de tamaña criatura trataba de espantar a su vástago a manotazos, igual que alguien espantaría un molesto mosquito, aunque sin mucho éxito, ya que er Dani no parecía arredrarse. Cuando volvió a nuestra zona, después de conseguir atravesar el espacio que llenaba su hermana, nos enseñó la botella mientras gritaba:
    Un doce años, un doce años.

    Efectivamente, era una botella de Whisky de doce años. Aquello parecía un logro impresionante. Yo, acostumbrado a los precios del alcohol en las Canarias, no terminaba de apreciar lo extraordinario del evento. De hecho, creo que en casi todos los asaderos a los que he tenido el gusto de acudir en mi vida, siempre hubo botellas similares o mejores. Ni siquiera cuando era estudiante y mi presupuesto limitado me permití beber nada que no hubiera disfrutado del envejecimiento en barriles que proveen los años. Para er Dani sin embargo era un evento único e irrepetible. Llevó la botella frente a la cara de su hermana, que se afanaba en servir una tapa de ensaladilla rusa adobada. Los ojos de la chica se notaban excitados ante la proximidad de la comida y se veía que estaba haciendo un gran esfuerzo para contenerse y no hincarle el diente. Su hermano continuaba con su juego, follando la botella e inmediatamente levantándola en el aire con grandes risotadas y exhibiéndola como un triunfo.

    Desde el fondo del local se oyó el vozarrón del padre diciendo que se la cobraría. El no demostró haber oído la amenaza y continuó con su salvaje baile, observado por mis atormentados y asombrados ojos y por los dos tipos que estaban a nuestro lado. La hermana se acercó a recoger el plato de manises que nos había puesto y de un barrigazo casi lo estampa con su botella contra la barra. La maldijo en voz alta y siguió riéndose de algún chiste que posiblemente cruzó por su cabeza y del que por suerte nunca supimos.

    Después de recuperarse del golpe, comenzó a contarnos una historia sobre ella. La historia la podréis conocer en el próximo capítulo, aquel que es conocido como La Carmen, hermana der Dani.

  • Molino De Kat en Zaanse Schans

    8 de julio de 2005
    Molino De Kat

    Molino De Kat, originally uploaded by sulaco_rm.

    Ayer ya comentaba que Zaanse Schans es un lugar de visita obligada cuando se viene a Holanda. En ese lugar llegaron a coexistir cientos de molinos en el pasado. Eran una gran industria que proporcionaba una gran parte de los recursos de este país.

    En la actualidad quedan unos pocos, un puñado de supervivientes que se han convertido en atracción turística. Se pueden visitar y el paraje resulta encantador. Algunos de los molinos que veis en ese lugar han sido traídos de otras zonas. La historia del molino de Kat se remonta a 1646 y desde entonces ha sido reconstruido un par de veces, por culpa del fuego y del progreso. El molino de Kat siempre se ha dedicado a moler materiales para crear pigmentos para pinturas.

    El molino descansa sobre la casa y el almacén del molinero y previo pago de una pequeña cantidad se puede visitar su interior.

    Si quieres visitar el sitio, puedes encontrar más información en Excursiones desde Amsterdam: Zaanse Schans o Volendam y Marken. Hay más información sobre Holanda en la anotación Guía para el turismo en Amsterdam y Holanda y también puedes ver el Álbum de molinos de viento

  • The Chamber – Cámara de gas

    7 de julio de 2005

    Me aparto de la senda de la ciencia ficción y me adentro en los ampulosos senderos de la literatura de abogados y juicios. Reconozco que yo nunca he sido muy seguidor de estos bestsellers que parecen funcionar tan bien en los Estados Unidos, pero por variar un poco decidí leer The Chamber, una novela de John Grisham que en España fue traducida como Cámara de gas. Este tipo de novelas se caracterizan por ser infinitas. Siempre que he comprado alguna, me queda la sensación de que el precio que pago por hoja es mucho menor que con otro tipo de literatura, en donde los autores parecen pasarlas canutas para alcanzar las doscientas páginas. En el caso del audiobook (o audiolibro, que debería usar el término en español), son más de veinte horas de narración.

    Lo increíble es que engancha un montón. Te vas metiendo en la historia y llega un momento en el que tienes que continuar a cualquier precio. Llegué al final de la historia escuchando las últimas seis horas de un tirón, lo cual debe significar que me ha gustado bastante. La historia es una pequeña variación de lo de siempre. Un joven abogado super inteligente y prometedor se mete a trabajar en un bufeet mediocre. Más tarde descubren que lo que pretende es trabajar en la defensa de un condenado a muerte que está en las últimas semanas de vida. A partir de aquí se comienza a enmarañar una madeja que se vuelve compleja por instantes y en la que por cada secreto que se descubre se crean cinco nuevos.

    La historia está muy bien contada, el ritmo narrativo va a más y te hace llegar al final sediento por conocer como acaba y los personajes son bastante creíbles. Toda la parte legal, dada mi ignorancia, me parece asumible y el hecho de que transcurra en el sur de los Estados Unidos le da cierto encanto. Como en ocasiones anteriores, os pongo un pequeño extracto sacado de la reseña del libro en el web de la Editorial Planeta:

    Corre el año 1967. El lugar: Greenville, Mississippi. Una bomba estalla en el bufete del abogado Marvin Kramer, dedicado por entero a la defensa de los derechos humanos. Como consecuencia, sus dos hijos fallecen. Sam Cayhall, conocido miembro del Klan, es acusado de provocar la explosión. Han transcurrido veintidós años y el lugar ahora es Chicago. Cayhall, condenado a muerte desde hace años, ha agotado casi todos sus recursos para conseguir la conmutación de la pena. Un joven abogado de un importante bufete, Adam Hall, solicita trabajar en el caso Cayhall para intentar liberar al anciano del patíbulo. Pero ¿por qué?

    Si estais buscando un buen tocho que llevaros en estas vacaciones y os gusta este tipo de literatura bastante ligera y de fácil consumo, puede ser una opción bastante interesante.
    gallifantegallifantegallifantemedio gallifante

  • Molino de viento van Piet en Alkmaar

    7 de julio de 2005
    Molen van Piet

    Molen van Piet, originally uploaded by sulaco_rm.

    Al norte de la ciudad de Ámsterdam hay una gran concentración de molinos de viento en un lugar llamado Zaanse Schans. Cuando he hecho giras turísticas con visitantes, casi siempre vamos a ese lugar en primer lugar y después continuamos ruta hacia Alkmaar, una ciudad a unos treinta kilómetros de la capital holandesa. También se puede llegar por tren sin muchas complicaciones. Lo más importante de la visita es ir en Viernes y estar allí entre las diez y las doce de la mañana. Otro detalle a tener en cuenta es que ha de ser entre abril y septiembre. Todo esto viene a cuento porque en esa ciudad hay un mercado de subasta de queso que los viernes de primavera y verano recuerda como se hacía antiguamente. Es realmente espectacular y algo digno de verse.

    Una vez estáis en Alkmaar, en plena ciudad tenéis el molino de viento van Piet, que es el que podéis ver en la imagen. El interior de este molino se puede visitar (pagando, por supuesto). Para aquellos que vienen al país es algo que merece la pena. Cuando vas subiendo por esas empinadas escaleras de madera y oyes sobre tu cabeza el sonido de la maquinaria que mueven las aspas del molino con su fuerza, vuelves atrás en el tiempo y puedes soñar con la vida de los molineros en la antigüedad.

    Hay más información sobre Holanda en la anotación Guía para el turismo en Amsterdam y Holanda y también puedes ver el Álbum de molinos de viento

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