Distorsiones

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  • Koninginnenacht

    3 de mayo de 2005

    La noche ya había caído sobre Ámsterdam cuando salimos de marcha. Era la koninginnenacht, la noche que celebramos el tener una reinona que desprecia y vilipendia a los católicos y a la que algunos honramos de distintas maneras. Entre las diferentes alternativas de celebración, optamos por Rembrandtplein, por estar menos masificado y ser más folclórico. Lo primero era cenar y vista la mala experiencia sufrida recientemente con cierta camarera, optamos por irnos a un turco a comer Shoarma. Mi amigo el balcánico siempre que va a estos sitios pide refrescos, incluso cuando tienen bebidas alcohólicas. Es como si tuviera algún tipo de frenillo moral que le impide tomar cerveza en sitios regentados por musulmanes. Gracias a Dios en los bares los camareros siempre son Nórdicos y puede privar a gusto. En el bar en el que comimos, justo en Muntplein, entraron un grupo de americanos que tras pedir la pitanza preguntaron por los tipos de cerveza que tenían disponibles. Cuando el camarero les dijo que allí sólo se servían refrescos se quedaron de piedra, aunque el hambre pesó más que el vicio y decidieron quedarse.

    Tras la comida nos adentramos en el fascinante mundo de las celebraciones neerlandesas. En el escenario de Rembrandtplein sólo cantaban autóctonos y entre ellos un tal DJ Paul amenizaba el cotarro. Al llegar a la plaza estaba un cantante medio folclórico. A mí me recordaba a un cruce entre Rapael y Jose Luis de los morenos. Después de pagar los abusivos precios de las cervezas, a los que había que sumar el impuesto revolucionario de un euro de fianza por el vaso de plástico para asegurarse de que no lo tires, mi amigo decidió que nosotros éramos carne de primera fila. Cruzamos la muchedumbre entre empujones y codazos diligentemente. En unos minutos estábamos allí, rodeados de la elite intelectual de la ciudad, escuchando al Rapael aquel cantar canciones holandesas mientras todo el mundo las coreaba. Nosotros por los problemas con la conexión vía satélite teníamos algo así como un segundo de retraso, que es el tiempo que nos tomaba procesar el sonido y repetirlo, aunque sin saber muy bien lo que decíamos. El hombre aquel corría de lado a lado en el escenario, zapateaba, se giraba super ofendido y todo con sus ja ja je je ji ji jo jo ju ju tan propios de un idioma gutural. Nosotros con los sonidos guturales aprovechábamos para lanzar unos lapillos a los de delante, que siempre mola. Tras este tipo llegó el DJ Paul. Durante media hora puso música a un ritmo de dos canciones por minuto. Cuando empiezas a mover el culillo al ritmo de la canción cambia y a coger el ritmo de nuevo. Al principio es un poco frustrante, pero una vez asumes que es una especie de zapping musical, se puede vivir con ello y cuando algo no te gusta, sabes que va a durar menos que un padrenuestro.

    Después de Rapael llegó el Yoryi Dan nórdico. Todo pachanga que se conocía la basca y que parece que cantan cuando están borrachos. Aquello era el acabose. De repente nos vimos rodeados por hembras en edad de menopausiar y de machos rapados al cero que nos sobaban descaradamente. Yo inicialmente creía que era cosa mía, el azar, las casualidades de la vida, pero después de quince pellizcones en el trasero decidí que aquello era acoso sexual de ese. lo peor era que cuando miraba hacia atrás lo único que habían eran viejas y maricones. Aquello fue a más y mi amigo el turco confirmó que él también estaba en pleno temporal de pellizcones. Allí se estaban poniendo finos y se aprovechaban de nuestra cándida inocencia, de nuestra bondad innata y nuestro gusto por la música de charanga. Las viejas y los julandros se daban entre ellos para poder atacarnos. Sobresalía por encima de todos uno rapado al cero y que se había vestido de algo parecido a el personaje de la película Amadeus en versión remix.

    Uno que se fija en todo y en todos se dió cuenta de que el dichoso friki llevaba en sus pezones tremendas argollas, de las que se usan para amarrar los caballos en el establo. Y de hecho tenía una cadena que salía de cada una de las argollas y descendía hasta otra argolla que asomaba por el pantalón, una argolla que acompañaba y levantaba el puto cipote del cabrón. El tío llevaba aquella especie de arnés al aire y cualquiera que mirara se terminaba dando cuenta de lo que asomaba entre los pelillos del canalillo que bajaba del ombligo. Me daba una aprensión terrible, pero es que encima el tío como que se me pegaba malamente, hasta que terminó por arrearme un pellizcón en un huevo que me hizo ver nítidamente las galaxias más lejanas. Lo único que pude hacer para defenderme fue un movimiento a lo Madonna en el video Vogue y arrearle un guantazo con el revés de la mano. Eso fue lo peor. A partir de ese instante se desmadró la cosa.

    Ahora todo el mundo me imitaba y seguían mis pasos de baile. Todas mis pesadillas de invierno se hicieron realidad. La gente comenzó a imitar como bailábamos. El turco y un servidor, que somos muy sensibles a este tipo de halagos nos miramos, miramos al frente, nos volvimos a mirar, asentimos lentamente y arrancamos con los bailes sincronizados que hemos aprendido después de años de ver películas de adolescentes americanos. Fue lo máximo. Cientos de alimañas humanas siguiendo nuestras enseñanzas doctrinales en lo que respecta al baile. Nosotros gritábamos continuamente, tratando de seguir las canciones del Yoryi pero sin mucho éxito. Nos hicimos coreografías de todos los grandes, acompañados por nuestros devotos fans. En algún momento de aquella bacanal musical nos enfocaron con la cámara y ya triunfamos universalmente. El cuerpo se te mueve solo cuando eres una estrella mediática. Al calvo con los aros, cuando lo veía cerca le lanzaba un codazo directo y el turco aprovechaba para pisarlo. Entre los dos lo acabamos amargando y tuvo que renunciar a establecer relaciones diplomáticas con nuestros continentes.

    Después que pasó la hora del pachín, volvió el DJ Paul a joder la fiesta con sus microcanciones y acabamos con Quincy, al que conozco porque es el cantante de una de mis canciones favoritas en holandés, Morgen weer een dag que traduciré libre y pecadoramente como mañana será otro día. Esta canción fue muy famosa en el otoño del 2001 por ser la sintonía del Gran Hermano 3, la edición en la que Kelly, el transexual que vive al lado de mi casa se hizo famosa. Kelly es ahora una especie de friki de la tele, que invitan a los programas para reirse de ella, dadas las grandes carencias intelectuales que muestra la pobre, que es más bruta que un arado. Eso sí, a base de silicona y remaches, tiene un cuerpo de cagarse por las patas pa’ bajo. Si os la señalo y no os digo nada y luego os enseño sus fotos desnuda en el Playboy, jamás os daríais cuenta que bajo ese cuerpo moldeado a golpe de talonario se esconde un Ramón como otro cualquiera, sólo que más lerdo de lo que suele ser habitual para alguien que dejó el colegio cuando era niño.

    A la una terminaron los conciertos y seguimos el deambular por las zonas de bares. Nada que reseñar, o mejor dicho, todo lo que sucedió entonces puede ser utilizado en mi contra, así que aquí lo dejamos. Terminamos bien entrada la madrugada viendo Jian Guy ? The Eye en versión original en cantonés con subtítulos en Holandés. Para que después duden de mis capacidades psíquicas algunos ….

  • Samanta

    3 de mayo de 2005

    Samanta es mala porque Dios la hizo asín.

    Samanta se cruzó en mi vida una tarde de primavera. Como siempre que veo al turco, este se empeña en ir a comer al Rey de las hamburguesas de Rembrandtplein. No sé que tienen esos pedazos de carne corrupta que le vuelven loco. Al entrar elegimos la cola equivocada, como siempre. No importa en cual te pongas, siempre es la más lenta. Después de eternos instantes entre olores de fritura y escuchar las insulsas conversaciones de turistas que consideran el ir a uno de estos sitios como un placer para el paladar nos tocó la vez.

    Samanta nos empetó la típica frase con la que empiezan siempre en esos sitios. ¿Qué quiere? Se me ocurrieron un millón de respuestas con todas las cosas que quiero y no puedo tener. Mientras divagaba en el limbo de los deseos el turco pidió su menú, con queso, con cola y cuando le estaba pidiendo que las papas fueran de las especiales, Samanta le dijo que no era posible. El turco se indignó y trató de que cambiara la orden, pero Samanta se plantó y dijo que no había manera de cambiar el pedido. Nuestra querida amiga comenzaba a tocar huevos con ambas manos. Me fijé en lo despreciable que era, lo asqueroso de su cutis, el tic de sus labios succionadores. Samanta es el típico ejemplo de hembra criada a base de pollerón (tendréis que usar al menos una sinapsis para determinar la combinación de palabras que otorgan el significado a este engendro idiomático), la que pasó toda su vida bajo la mesa con la boca llena de miembros, chupando y chupando y de tanta leche cruda que tomó acabó encochinada, gorda, sudorosa y trabajando en un establecimiento de comida rápida, sirviendo hamburguesas a la gente sin aspirar a más en la vida. Samanta la poca educación que pudo adquirir la desechó, la dejó marchar sin pararse a pensar.

    Samanta es mala porque Dios la hizo asín.

    Samanta seguía negándose en rotundo a darle al turco sus papas y le pedía que pagara. Como ya me dolían los huevos de tanto sobármelos le dije que yo también quería pedir y añadí mi menú, con mi cola y con las papas especiales. Samanta me odió infinitamente en ese momento, me trató de alienar con su mirada de chancha arretrancada que le mantuve. Samanta se tuvo que tragar la medicina sin leche esta vez, se tuvo que joder y servirnos las papas que mi amigo quería. Como estaba en su voluntad el seguir jodiéndonos, redondeó superiormente la cuenta, desde ochenta y un céntimos hasta ochenta y cinco. El turco volvió a discutir con ella, pero la cerda zarrapastrosa no cedió. Nos trajo el menú casi sin ganas y nos tiró la bandeja con desprecio. A Samanta yo le eché un mal de ojo allí y en ese momento, le deseé una muerte dolorosa y lenta, una vida miserable y desgraciada y satisfecho por haber aliviado mi ira y mi odio nos fuimos a la planta alta a comer.

    Nos acordamos de Samanta y de su madre varias veces mientras acabábamos con la pitanza. Al rato la vimos venir. Hacía como que limpiaba pero iba directamente a por nosotros. Se metió de nuevo con el turco. Esta vez no le gustaba la forma en la que estaba sentado en la silla. El turco la ignoró pero ella siguió y siguió machacándolo. Al final mi amigo cedió. Samanta se salió con la suya y se marchó triunfante.

    La venganza hay que servirla en caliente y bien adornada. Cuando bajamos a la planta baja a hablar con el gerente del local nuestra mesa era un poema escrito con papas, con pedazos de verdura y aliñado con toda la salsa de papas que desplegamos por la mesa. Nuestra composición era un canto al arte libre y surrealista. Cualquier artista de poca monta se habría sentido orgulloso de firmar aquel desaguisado que se extendía por la mesa y las sillas que habíamos usado. Como no tuvimos bastante con nuestra comida tuvimos que emplear la que desde otras mesas nos fue cedida generosamente por altruistas donantes que se unieron a nuestra causa.

    No sé lo que el turco le dijo al gerente, aparte de pedirle que fuera Samanta en persona a limpiar nuestra mesa como ella misma nos había solicitado encarecidamente, pero Samanta ya no trabaja allí.

    Samanta es mala porque Dios la hizo asín.

  • Interludio

    2 de mayo de 2005

    Ya sé que no se debe de pedir y mucho menos de rogar, pero esta es la anotación en la que me arremango los pantalones de lino blanco y de rodillas os suplico que dejéis un comentario, que me parece increíble que con una media de trescientas visitas diarias durante el mes pasado, sólo el selecto club de amigotes tenga algo que decir. Estoy por empezar a ofrecer premios, a ver si incentivamos la participación. Lo único preciado que tengo, además de una saneada cuenta bancaria es mi subscripción a flickr, así que puede que regale invitaciones para ver mis miles de fotografías entre los comentaristas. De esta forma podréis ver el esperpento que mueve los hilos de esta bitácora rodeado de los protagonistas de sus historias. Lo último en este mundillo de la blogosfera es apuntarse a una campaña para mendigar comentarios, poniendo unas imágenes que alguien ha hecho a tal efecto, pero ya estoy muy mayor para estas cosas, así que prefiero apelar directamente a vuestra bondad y misericordia. Los que más me tenéis mosqueado son los de Latinoamérica, que suponéis cerca de un cuarenta por ciento de las visitas y aquí no resuella ni uno.

    Aquellos que prestan atención a los pequeños detalles habrán notado que desde ayer he modificado un pelín la visibilidad de los enlaces a otras páginas. Ahora aparecen con un subrayado de puntos. Como llevo unos meses abusando del atributo title en los enlaces, os sugiero que paséis el ratón por encima de los mismos para ver las chorradillas que escribo dentro, por ejemplo en las críticas de cine. Podéis practicar mirando los enlaces de esta anotación.

    Otra pregunta que me corroe las entrañas tiene que ver con las imágenes. En los últimos días he incrementado el tamaño de las imágenes que pongo en la bitácora, en parte debido a los tamaños preseleccionados por flickr. Si os fijáis en las dos anotaciones del sábado y el domingo, la imagen es bastante más grande de lo que suele ser habitual. Me gustaría saber si creéis que debería volver a poner imágenes más pequeñas. Ahora mismo la página tarda un poco en cargar, pero estoy asumiendo que todo el mundo (o casi todo el mundo) está utilizando conexiones DSL o cable módem y que se lo pueden permitir. Si resulta que una mayoría entra con Dial-up no me importa ponerlas en un tamaño menor.

    Y habiendo llegado hasta aquí, imagino que no voy a escribir nada tonto ni estúpido como suele ser habitual, así que sigo con estos recortes de noticias sobre esta casa. Miro con preocupación el avance en el consumo de ancho de banda. . En octubre el consumo era de poco más de un giga y ahora mismo es de cinco, lo que nos ha llevado peligrosamente cerca del límite de seis gigas que me asigna mi proveedor. A la velocidad de crecimiento, me temo que en dos meses lo superaré. Entre las diferentes opciones que barajo, la más sencilla será ampliar mi contrato al nivel superior, lo que me debería dar algo de paz en lo que queda de año. Ya veremos como acaba la cosa.

    Entre las cosillas que flotan en mi imaginación y que debería escribir están los eventos acaecidos en mis vacaciones en Málaga, algo que me produjo tal impresión que aún no sé como transcribirla en palabras. También estos días desbarraré con las anécdotas del koninginnedag y tanto Kike como Erre han pedido que revise el asunto de los temas en Firefox y en Thunderbird respectivamente, algo que haré aunque no puedo prometer una fecha.

    Y por si se os ha olvidado, es hora de dejar un comentario. Que no te detenga la moderación. Tarde o temprano lo leeré y aparecerá en la página.

  • La semana pasada en Distorsiones

    2 de mayo de 2005

    Después de comprobar que nadie estaba dispuesto a ser mi esponsor, he terminado pagando y ampliando mi cuenta en flickr. Como dije en su momento, no me siento muy obligado a poner mis fotos en abierto para que todo el mundo las pueda ver y quien visite mi cuenta sin invitación lo podrá comprobar. he subido más de dos mil quinientas fotos durante esta semana pero hay sólo ciento y algo en abierto. De vez en cuando seleccionaré algunas de los diferentes álbumes que tengo y las pasaré a dominio público, pero la gran mayoría quedarán únicamente como copia de seguridad de mi archivo fotográfico. Para los que quieran pasarse a mirarlas, pueden hacer clic en este enlace. He puesto bastantes fotos de la celebración del día de la reina el pasado sábado en Amsterdam. Hacer clic en el enlace para ver ese álbum.

    Aparte de esto, en Distorsiones se habló de Cine en The Interpreter – La intérprete y After the Sunset – El gran golpe. The Interpreter – La intérprete es un clásico y creo que no deberíais dejar de verla. Sobre la segunda, decir que pasará sin pena ni gloria. Después de retomar la sección de Cocinillas la semana pasada, en esta ocasión le llega el turno a la receta de Calamares rellenos, que están para morirse de buenos. Esta semana se prestaba para hablar de Firefox, el mejor de los navegadores y lo hice por partida doble, primero dando unos consejos en Favoritos en Firefox y más tarde celebrando las 50 millones de veces que ha sido descargado. Como colofón a Arquitectura Efímera he creado un índice a todas las historias.

    La foto de la semana fue de las Casas cúbicas de Rotterdam y ya que hablamos de Holanda, el Koninginnedag es el motivo central de El finde y Koninginnedag, ambas en la categoría de Folclore Nórdico. Esta semana me sentaré y escribiré sobre las cosas que vi en estos días, después de que las haya digerido. En Mi mundo conté una pequeña historia o más bien hablé de los Contadores de cuentos y también de Mi vida con mi iPod mini, que es el artefacto que pone la música en mi universo.

    Y eso ha sido todo por esta semana. El jueves comenzamos uno de los dos únicos puentes de los que vamos a gozar en Holanda y aún no sé si estaré por aquí o me marcharé a cualquier otra tierra extraña. De cualquier forma, Distorsiones seguirá adelante. Como siempre, acabo recordándoos los enlaces a las páginas en las que podéis encontrar los regalos que me gustaría recibir:
    – Wishlist en Amazon UK
    – Wishlist en Amazon USA

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