Entre hoy y mañana estamos en el infierno, con temperaturas que rozan los treinta grados durante el día (que es prácticamente todo el tiempo) y que por la noche no van a bajar de los veinte, con lo que técnicamente esta noche tenemos una de esas tropicales. Para prepararme, la noche pasada dormí con las ventanas abiertas, sin cortinas y con el ventilador a todo meter para crear una corriente en mi casa y enfriar el hormigón y esta mañana, sobre las nueve y media, se produjo la ceremonia del enlutado, cuando cerré por completo todas las ventanas, bajé todas las persianas, cerré todas las cortinas, todas las puertas y a tratar de evitar que el calor de afuera entre y que el frío de dentro se me acabe. Esta noche, sobre la media noche, abriré las ventanas y cortinas y volveré a poner el ventilador, en el hipotético caso que la temperatura en el interior sea superior al exterior. Mañana viviremos otra pesadilla pero al menos por la noche enfriará y así comenzará la titánica tarea de enfriar la casa lo máximo posible porque a partir del sábado pasaremos de los veinticinco grados y el lunes dieciocho de julio superaremos los treinta y el martes estaremos por encima de los treinta y seis. Para que se considere una ola de calor necesitamos cinco días consecutivos con temperaturas superiores a los veinticinco grados y tres de ellos por encima de los treinta, con lo que dicen que es poco probable que tengamos ola de calor porque el miércoles nos prometen que nos quedaremos con veintiocho, que es un infierno. Al menos durante todos esos días las nocturnas oscilarán entre los once y los dieciocho, con lo que deberíamos poder dormir a pierna suelta con las ventanas abiertas. Hasta el final de julio no hay prácticamente prevista ninguna lluvia, con lo que al calor intenso añadiremos la sequía y seguramente incendios, que aquí si hay algo que sobra son campos enormes de césped que se seca inmediatamente y arde que no veas. No sé si todavía queda algún joputa truscolán y podemita que niega el cambio climático, pero ya está aquí y nos vamos a freír. Desde anteanteayer se deberían haber prohibido los aviones privados y cualquier político o famoso que se monte en uno o sea el propietario, debería ser cancelado inmediatamente y de por vida, por más que se ponga de rodillas y nos pida perdón mientras se golpea la espalda con las bragas más sucias de Carmen de Mairena. Además, los coches deberían pagar impuestos según la cilindrada y el que quiera tener un cuatro por cuatro del copón o un motor con tropecientos miles de caballos, que lo sangren y le quiten el dinero para que se conforme con un dos caballos. Aquí además tenemos las revueltas de los granjeros, que desde que les dijeron que la reducción de CO2 la van a hacer a costa de ellos y que van a desaparecer sus granjas, es raro el día que no bloquean una autopista, queman algo en la puerta de la keli de un político o bloquean los accesos a los centros de distribución de los supermercados, con lo que ahora vivimos en una especie de régimen pseudo-sucialista en el que vas al super y faltan productos porque quedaron bloqueados en algún lugar e igual llegan unos días más tarde o igual no.
Como esto siga así, vamos a acabar pero que muy mal. Mañana me voy al cine que tienen aire acondicionado a pasar la caló tan a gustito allí dentro.