Llegamos a otra de esas anotaciones con el registro de lo que sucede en esos días en los que salgo de mi keli y llego a otra keli a miles de kilómetros de distancia. En este caso eran tres mil seiscientos kilómetros para llegar a Gran Canaria. El día comenzó a las seis y media de la mañana, que no quiero ser gandul como otros y me levanté a esa hora para salir a correr, algo que sucedió ocho minutos más tarde, con cuatro grados de temperatura. Hice mis seis kilómetros y al regresar a mi keli, ducha y corriendo a prepararme mi chocolate con churros, que fue un desastre porque el temporizador con imán que pego en la campana para controlar el tiempo en la freidora de los churros sufrió un luctuoso accidente cuando lo golpeé y cayó dentro de la freidora, jodiéndome la segunda tanda de churros porque los plásticos y metales que lo componen pasaron a formar parte del aceite a ciento ochenta grados. Sin tiempo para nada, opté por comprar algo por el camino, saqué la basura, desenchufé todos, todos, todos los aparatos eléctricos, programé la calefacción y salí por patas para la estación con una de mis bicis. Una vez allí, como tenía tiempo, me compré algo para complementar el desayuno y bajé a tomar el tren hacia Eindhoven, que esta vez volaba desde la ciudad del sur de los Países Bajos. El tren para en Bolduque, en donde trabajo y después sigue veinte minutos más hasta la ciudad con aeropuerto, al que se llega tras un viaje en guagua desde la estación de tren, también sin incidencias. Había reservado hora para pasar el control de seguridad pero llegué 4 minutos después de que se hubiera cerrado mi ventana de acceso y también vi que no había casi gente pasando el control de inSeguridad, así que fui por el caminito normal y no tardé ni tres minutos.
Una vez en el aeropuerto, llené mi botella de agua y a esperar el avión, uno de Transavia, con lo que lo más importante es ponerte de los primeros en la cola para que tu equipaje vaya en cabina, algo que cambiará en mayo cuando habrá que pagar por llevar la maleta en cabina, como en casi todas las aerolíneas de supuesto bajo costo que no lo es. El embarque se retrasó como diez minutos pero una vez empezó, fue bastante rápido y como que se las traía al fresco lo de comprobar que la identidad de los pasajeros era la indicada en las tarjetas de embarque, así que puedo confirmar y confirmo que a ninguno nos controlaron. En este aeropuerto no hay pasarelas y en su lugar existe un complicado sistema de acceso a los aviones por un laberinto vallado y como mi asiento era en la parte trasera del avión, entré por detrás. La flota de Transavia es de aviones Boeing, que son los que pierden puertas o se estampan y yo ya he sufrido un aterrizaje de emergencia en uno de esos, con lo que siempre te persignas por lo que pueda pasar. El chófer dijo que saldríamos más o menos en hora y que llegaríamos a Gran Canaria en hora. Despegábamos hacia el norte y eso supone recorrer toda la distancia de la pista de despegue hasta el punto más alejado del aeropuerto. A propósito, este aeropuerto lo cerrarán más de dos meses en verano porque van a volver a asfaltar la pista y van a hacer una pista de rodadora adicional, que ahora solo tiene una por un lado y eso significa que los aviones siempre han de cruzar la pista de despegue y aterrizaje, con el peligro que eso conlleva.
No había nubes, así que el despegue fue muy lindo, llegamos hasta Best, al norte de Eindhoven y allí giró y supongo que algún día muy lejano veremos ese vídeo, que como todavía estamos en junio del año pasado, tardará. Tras el despegue me centré en mis series en el AiPá y en mi juego y se me pasaron las cuatro horas literalmente volando. Al llegar al destino, daba la impresión que el avión iba a aterrizar desde el norte pero finalmente no lo hizo, llegó por debajo de Vecindario, capital de Mordor y aterrizamos como siempre, algo que podemos ver bien porque estaba por el lado izquierdo del avión. No nos engancharon a las pasarelas y tuvimos que esperar a que nos sacaran de allí con las guaguas y una vez en la terminal, salí por patas hacia las paradas de las guaguas y pillé la primera que bajaba a las Palmas de Gran Canaria y tras un trayecto de veinte minutos, me dejó a menos de quinientos metros de la keli de mi madre, a la que vine llegando unas doce horas después de levantarme, que es el tiempo que toma el ir desde allá arriba en Utrecht hasta la ciudad de las Palmas de Gran Canaria incluyendo salir a correr seis kilómetros.
Esta semana, mucho sol y playa, algo de buceo y poco más. No hay ni películas españolas en cartelera con lo que ni pasaré por el cine.
Tras un descanso de una hora en superficie para soltar todos ese nitrógeno que acumulamos bajo el agua, volvimos a entrar en el puerto de Sardina del Norte y esta vez la ruta nos llevará por otro lado, con lo que veremos otras cosillas, aunque seguro que hay repeticiones. Esta inmersión, junto con la del Cabrón, es una de mis favoritas en Gran Canaria. La música es de la banda sonora del peliculón Backdraft, la canción You Go, We Go compuesta por Hans Zimmer.
Volvemos a comenzar tras saltar al agua desde el muelle y esta vez vamos por las rocas pegadas a las escolleras del muelle. Vemos alguna fula negra solitaria y nos acercamos a un sitio en el que hay uno o varios caballitos de mar y sobre el minuto y medio vemos uno amarillo, precioso. Lo malo es que la corrriente se los lleva y después de unos días, no lo vuelven a encontrar. Disfrutamos del caballito durante un rato y hasta lo vemos comer algo antes de seguir la ruta. Cruzamos un arenal y hasta hay momento selfie y por el arenal vamos buscando chuchos y angelotes. Sobre los tres minutos, en la arena, vemos una mantelina, perfectamente camuflada con la arena. Después seguimos a un grupo de sargos picudos y llegamos a otra zona de la escollera del muelle y por allí también hay sargos y salmonetes. Y aquí nos quedamos.
Teniendo en cuenta que el Cine está en el corazón del mejor blog sin premios en castellano, esta es una de las anotaciones más importantes del año porque nos reímos con algo que realmente no debería existir, si una peli es buena, es buena y no debería tener que someterse a la vileza de unas votaciones en las que una panda de energúmenos decide lo que les sale del piporro. Tengo la sensación que mi quiniela este año será un fracaso porque mis elecciones no tirarán siempre del lado de las favoritas, que hay dos formas de votar, por lo que uno realmente quiere, que es lo que yo hago y por lo que uno cree que saldrá ganador, que es lo que hacen muchos. Recordar a los lenguarazas que en Distorsiones, tenemos TRES MIL DOSCIENTAS VEINTITRES anotaciones que hablan de Cine. Esta es la DÉCIMO NOVENA edición de la quiniela y las anteriores las podemos ver haciendo clic en los respectivos años que comienzan en el 2006 y ahí siguen por el 2007, 2008, 2009, 2010, 2011, 2012, 2013, 2014, 2015, 2016, 2017 y 2018, 2019, 2020, 2021, 2022 y 2023. Como siempre, iremos por las categorías más interesantes y yo acertaré poco o nada. Desde el año pasado es más visual y es una lástima que este año no hayan nominado de nuevo a la mejor película de la historia del cine, Top Gun: Maverick, aunque tanto el Elegido como el Ancestral seguiremos loando ese clásico. Comenzamos con la lista de las películas nominadas a mejor peli del año, de las que he visto nueve de las diez nominadas:
En esta categoría no he visto dos de las películas y de las tres que tenemos, Paul Giamatti bordó su papel y es una película en la que está prácticamente todo el tiempo en pantalla y lo hace fabuloso y todos tenemos claro que esa película ya se ha convertido en un clásico navideño, así que me quedo con su papel en Los que se quedan – The Holdovers.
Actualización: Se lo dieron a Cilliam Murphy por el tedio tan grande de Oppenheimer, y por esas escenas de sexo que parecían sacadas de una película del OpusDei. Para aquellos que se les ha olvidado la cuenta, no he acertado aún ninguna categoría.
Actualización: Se lo dieron a Emma Stone por enseñar el chocho peluo en Pobres criaturas – Poor Things y recordar a las hembras que afeitarse los bajos es de palurdas.
Para mí, estos son los Oscars de Ken y Ryan Gosling se lo merece, que ha hecho de un muñeco un personaje icónico y que recordaremos para siempre, por supuesto, en la película Barbie.
Actualización: Se lo dieron a Rober Downey Jr. aburrirnos hasta la eternidad en Oppenheimer y recordarnos que sin un montón de efectos especiales rodeándolo, no es nadie.
Aquí si que me ha costado elegir porque yo se lo daría por igual a America Ferrera por Barbie o a Da’Vine Joy Randolph por Los que se quedan – The Holdovers, pero como tengo que elegir una, me quedo con la primera que tiene su discursito en la película que fue un momentazo del copón.
Actualización: Se lo dieron a Da’Vine Joy Randolph por Los que se quedan – The Holdovers y aunque no acerté, la mencioné como mi otra favorita, así que estoy muy contento por ella.
Clarito como la luz del mediodía que se lo deberían dar a David Hemingson por su pedazo de guion para Los que se quedan – The Holdovers
Actualización: Esto fue un robo y un atraco a mano armada. Se lo dieron a Justine Triet y Arthur Harari por Anatomía de una caída – Anatomie d’une chute y yo pienso que ya están tardando en escribir más guiones para las meditaciones que me hago que estos me duermen en un pis-pás.
Actualización: Un poquito de porfavor, que esto fue un atraco a mano armada. Se lo dieron a Hayao Miyazaki y Toshio Suzuki por matarnos de aburrimiento y mediocridad con El chico y la garza – Kimitachi wa dô ikiru ka
Actualización: Estoy en la mejor racha de la historia para no acertar una puta categoría. Este se lo dieron a Jennifer Lame por conseguir estirar el chicle hasta el infinito y más allá en Oppenheimer
Esta es una categoría interesante porque tenemos variedad de películas, pero ahí, la única que consiguió la máxima puntuación y que para mí se lo merece es Godzilla minus One – Gojira -1.0, así que espero que lo ganen Takashi Yamazaki, Kiyoko Shibuya, Masaki Takahashi y Tatsuji Nojima
Actualización: Coño, casi que me da pena haber acertado porque llevaba una racha épica.
Actualización: Yo aparte de la explosión, que me pareció cutre, no recuerdo nada de la fotografía de la película que ganó. Este se lo dieron a Hoyte van Hoytema por Oppenheimer y tanto plano insulso.
Actualización: Yo ni recuerdo la música de esta película, así que este pavo debería estar super-hiper-mega orgulloso por conseguir un Oscar por algo que ya está olvidado. Se lo dieron a Ludwig Göransson por Oppenheimer.
Solo he escuchado tres de las canciones nominadas, que están en las dos películas de las que tenemos el póster por encima, así que espero que gane I’m Just Ken, de la película Barbie, creada por Mark Ronson y Andrew Wyatt.
Actualización: No tuvieron arriolas para darle el Oscar a la canción más cachonda y prefirieron la alternativa sosita. Se lo dieron a la canción What Was I Made For? de Billie Eilish y Finneas O’Connell de la película Barbie.
Actualización: Regresamos a los charcos de mielda de la peor. Se lo dieron a James Price, Shona Heath y Zsuzsa Mihalek por los chochos peludos de Pobres criaturas – Poor Things
Aquí voy a ir a la que tiene el sonido más raro de todas y que afecta muchísimo a la historia y a los espectadores. Creo que lo deberían ganar Tarn Willers y Johnnie Burn por La zona de interés – The Zone of Interest
Actualización: Mira tú por donde que acerté. Segundo y último acierto del 2024, que pasará a la historia como el año en el que más la peté. Está claro que si votas lo que te gustó de verdad, no ganas nunca.
Solo he visto tres de las películas y para mí, la mejor es La sociedad de la nieve y se merece el Oscar, aunque mucho me temo que no se lo darán.
Actualización: El boicot tan grande que le hizo el Ancestral a mi favorita solo porque no quisieron poner a Tom Cruise en un papel de un pibe de veinte años funcionó y se lo dieron a La zona de interés – The Zone of Interest.
Intentaré actualizar la anotación con los resultados pero igual tarda un tiempo porque esto me pilla de vacaciones en Gran Canaria.
Cada vez que entro en el cine para ver una película de la que hasta tres días antes no había oído nunca jamás hablar, me dan ganas de ponerme unos pañales de adulto porque la mitad de las veces la experiencia es para cagarte por las patas pa’bajo y lo mejor es ir preparado para esa eventualidad. Esta es otra de esas pelis y como la única referencia es la del póster, con una pava mirando pa’rriba, supuse que era algo de extraterrestres viniendo a pisotearnos al planeta o algo así, que al final resultó que estaba muy pero que muy desencaminado y no tiene nada que ver con ese asunto. La película se titula Origin y al parecer, jamás de los jamases pensaron en estrenarla en España, ni siquiera con el fantástico y fabuloso título de truscoluña no es nación.
Una julay no para de dar la matraquilla con sus ideas, pero sin chimpún.
Tenemos a una pava que escribió un libro que la hizo famosa y por el que ganó algún premio y que está como desmotivada y no escribe nada y de repente, se le muere el marido y tras pegarse un tiempo en la cama lloriqueando, se le ocurre que en realidad el racismo no existe y que lo que hay son castas y se pasa el día repitiendo el concepto y visitando países para convencerse a sí misma y al resto de que tiene razón y acaba escribiendo un libro gordísimo sobre el tema, un libro en el que dice que ni tú ni yo somos racistas, que lo que hay son castas y la mía es mejor que la tuya y por eso te pongo la pierna encima para que no levantes cabeza.
Esta es una peli rara. Realmente me gustó, sobre todo las diferentes historias que contaban, aunque después, en lo relativo a la teoría de las castas, como que me la suda enormemente y no croe que sea algo cierto, ya que de alguna manera cancela el racismo. Se supone que la película está basada en la escritora que hizo el susodicho libro y en como llegó a la publicación del mismo, con muerte de marido de por medio. Durante la película, la chama habla de una historia de un nazi que se enrolla y se encoña de una judía y de movidas en la india con los intocables y esas historias son fabulosas, están muy bien contadas y son entretenidísimas, pero después siempre regresamos a la matraquilla esa de las castas, que repiten hasta el fin del mundo y tres metros más allá. La historia está contada muy despacio, dura casi dos horas y media y en realidad podrían haber quitado fácilmente cuarenta minutos, pero aun así tengo que repetir que es una buena peli, aunque también, visto que es un drama que cuenta algo tan reciente, igual la perspectiva de los años le habría sentado bien, ya que quizás en un par de décadas se hable del libro y se canten alabanzas sobre la mujer esta, pero ahora mismo, su teoría me era totalmente desconocida y por más que ella ponga sus razones, a mí no acabó de convencerme.
Puede provocar el colapso de la única neurona de los miembros del Clan de los Orcos, que harán muy bien en mantenerse alejados de los cines en los que la pongan. Esto es más bien carnaza de sub-intelectual con GafaPasta, que hasta se pedirán un vinito para tomar en la sala, paladeándolo por más que sea vino de brick.
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