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  • Último día buceando en Fulidhoo

    12 de noviembre de 2024

    Este fue mi quinto y último día buceando en Fulidhoo, un lugar que me ha encantado y al que es posible que vuelva. Por la mañana estaba lloviendo. En la nueva habitación nos escucho al capullo-musulmán-de-mielda que se pone a gritar con altavoces por toda la isla a las cuatro y media de la mañana y no veas que gustazo más grande es el poder dormir y saber que le tiene que joder que ni me entero de sus coñas. Encima, como hoy es viernes, que para los presuntos-terroristas portadores-de-mochila es el día más especial, el chamo estaba desarretado. Salí con la lluvia e hice una panorámica y algún vídeo que seguro que vieron los que siguen las redes sociales. Desayuné, aunque previamente eché no uno, sino dos jiñotes, que parece que vacié solo medio tanque y al rato lancé el lastre restante, lo mejor, repito, lo mejor, tripito, lo mejor, cuatripito, lo mejor para los que padecen estreñinimiento, sobre todo Culocochistas, es bucear. Es que se me despiporra el sistema digestivo y vamos, en lugar del jiñote tradicional, duplicó y hasta triplicó la producción.

    Volviendo al tema, desayuné y salí para el club de buceo y el barco estaba petadísimo, pero más lleno que  nunca. Creo que entre clientes y Dive masters, bajamos al agua casi veinte, repartidos en múltiples grupos, con lo que al final ni vemos a los otros, sobre todo porque yo voy en el produndo y lo que pasa por encima de los veinte metros es como que otra galaxia. Fuimos a un sitio cercano llamado Fulidhoo caves, o sea, truscoluña no es nación o las cuevas de Fulidhoo, una pared vertical en la parte exterior del atol, mirando al océano. Las cuevas están bien profundas, así que estuvimos bastante tiempo entre los veinticinco y los treinta metros. En las dos primeras todavía vi a algunos de los otros cuatro de mi grupo pero a la tercera llegué solo con el Dive Master porque los demás se fueron más arriba. A mí me quedaba aire suficiente y tiempo en mi computador de buceo. Además de las cuevas vimos tres morenas, bancos de peces pequeñitos escondidos en la pared, unos llamado banded pipe fish que al parecer son super-hiper-mega especiales, cornet fish y los gobios dardo de fuego, que me los sigo encontrando en cada inmersión. También algunos peces ballesta. Fue una inmersión muy aprovechada.

    Al salir todos del agua, que tardaron un rato en recogernos a todos, regresamos al Puerto porque con tanta gente, tenían que poner a recargar tanques para tener suficientes para la tarde. Nuestra segunda inmersión también fue cerca de Fulidhoo, en un lugar que ya visité en mi primer día llamado Fulidhoo corner o la esquina truscoluña no es nación. Es otra pared, al final del atol de la isla y la íbamos a seguir pero más cerca de la superficie. Al bajar parecía un acuario, con enormes bancos de peces en aguas absolutamente cristalinas.Vimos varios tiburones de punta de aleta blanca, un águila marina, de nuevo vi gobios dardo de fuego pero esta vez además vi otros gobios, en inglés se les llama purple fire goby y es muy raro encontrarlos y aún más raro ver la pareja, ya que las hembras se suelen esconder en el agujero que es su keli y nosotros los vimos a los dos. La inmersión fue muy espectacular y al final de la misma, tras un montón de bancos de peces, nos encontramos un pulpo en la parada de seguridad, pero se escondió y no hubo manera de hacerlo salir.

    Al acabar la inmersión nos hicimos muchas fotos de grupo con los Dive Master y los alemanes ya que esa era su última inmersión, aunque bajarán conmigo en el barco de mañana e iremos a bucear juntos en Huluhmalé.

    Por la tarde fui a bucear por última vez y el barco estaba petadísimo de gente. Íbamos a Dhiggiri para ver los tiburones nodriza. Yo aproveché para hacer el viaje en la cubierta superior tomando el sol. Al llegar allí nos dividieron en tres grupos, cada uno con cinco buceadores y dos Dive Masters. Éramos una multitud. En mi grupo estaban los polacos y unas nórdicas con una que era mórbida como cierta comentarista culocochista, con unas lorzas que no veas y que cuando saltaba al agua, provocaba un maremoto en algún otro lugar del mundo. Bajamos y pronto vimos los tiburones nodriza. Tanto las nórdicas como los polacos se empeñaron en nadar a un metro de altura en vertical y con las aletas estaban levantando arena del fondo por un tubo y la visibilidad era malísima. En un punto determinado, el Dive Master les dijo de seguir la ruta y yo me quedé discretamente en el lugar con el grupo de los menos avanzados, que no se movían y gracias a eso, tuve veinte minutos de vídeos espectaculares que hay uno que me agradecerá eternamente porque van a ser todos de más y mucho más y muchísimo más de lo mismo. Después se marcharon los del grupo al que me acoplé y llegó el tercer grupo y me quedé con ellos y después empezaron a aparecer otros clubes de buceo y ya me tuve que poner a seguir uno de los tres grupos para no perderme. Para mí fue una inmersión fabulosa, pero los Dive Master me dijeron que fue una pesadilla, con tanto panoli levantando arena, nunca veían a la gente, aunque entre ellos se comunican y sabían con quién estaba yo.

    Regresamos a Fulidhoo y me fui a mi habitación, a empezar a recoger y ducharme. A las siete tenía la cena pero al sentarme en la mesa, nos hicieron esperar media hora. Al parecer los viernes, aprovechando que es el festivo local, hacen una noche maldiviana, truscoluña no es nación y toda la comida era del país y ponen un grupo de música autóctona y vienen a cenar unos cuantos de la isla, supongo que los que más guita tienen. Como es un bufete, yo hice lo de siempre y me lleno el plato y ya está, mi religión no me permite repetir, ni tripitir, como hacen los mórbido culocochistas, como una que no voy a mentar. A las ocho y media fui al Club de buceo, que está al lado de mi pensión, para ver a los colegas por última vez, despedirme y dar abrazos y todo eso, que bucear es algo que crea relaciones muy fuertes entre la gente, pasas con ellos un montón de días y terminan contándote su vida y milagros. Los alemanes también estaban allí y se venían conmigo a Malé para seguir Buceando juntos una última vez. Me  despedí de ellos hasta la mañana siguiente y me iré a mi habitación a acabar de recoger, que el barco hacía Malé sale a las seis y media de la mañana. Y así acabó mi último día de buceo en Fulidhoo, un lugar fantástico y fabuloso al que seguramente volveré.

  • Festival de tiburones grises y dos inmersiones relajadas

    11 de noviembre de 2024

    Parece que fue esta mañana pero ya llevo cuatro días Buceando a tiempo completo en Fulidhoo y como siempre, conoces gente por el camino y como son buceadores, terminas pasando el tiempo con ellos. La idea de hoy era ir al mismo sitio que intentamos ayer por la mañana y tuvimos que cancelar por mal tiempo pero hoy las corrientes eran aún más fuertes, así que cambiaron el plan y fuimos a Miyaru Kandu, y antes de eso, jiñote, desayuno, fotos idílica de la playa y dejé todo mi equipaje empaquetado porque me cambiaban de habitación, que cuando reservé tenía cuatro noches en un tipo de habitación y dos en otro tipo, así que ahora estoy en la planta baja y con vistas al mar y la calle. Se marchó gente, dos alemanas, un suizo y los españoles y los han sustituido otra gente, un grupo de polacos que  me dijeron que hace cuatro días estaban en Alicante, cerca del desastre, dos gringos y otros dos gringos que están haciendo un curso y no hablan con nadie, aunque es su primer día y después se sueltan.

    Cuando llegamos al lugar de la primera inmersión, explicaron que es con corrientes fuertes, usamos los ganchos para que no nos arrastre y habrán tiburones. Nos dividieron en grupos según la experiencia y nos tiramos al agua. A mí me tocaba con los polacos. De camino al canal, que es uno de los puntos de salida del agua del Atol hacia el océano Índico, y que por eso hay corriente, vimos tres mantas pasando, entrando en el Atol. Después descendidos y llegamos a una planicie y allí estaban los tiburones grises, solo que igual porque la corriente era muy fuerte, estaban super-hiper-mega cerca de nosotros y prácticamente, estaban paralelos a nosotros, como habrán visto todos los que se molestaron en mirar los vídeos en alguna de las tres formas en las que están disponibles. Estuvimos allí hasta que hubo gente o con poco oxígeno en sus tanques de aire enriquecido, o con poco tiempo a esa profundidad. En mi caso, yo tenía aún doce minutos y medio tanque y el plan del Dive Master era que nos quedáramos yo y una polaca con él, pero ella como que no captó el concepto  y se soltó y ya nos tuvimos que ir nosotros también. Vimos unos pececillos de las Maldivas pequeñitos y que tienen como un espolón grande que les sale de la frente y que cuando se asustan se esconden en un agujero que tienen cerca, en español se llaman gobio dardo de fuego o gobio espada.

    Al salir, el barco comenzó a cambiar el escenario para la segunda inmersión mientras algunos tomábamos el sol en la cubierta superior y en el camino, nos cruzamos con un grupo de delfines, que cuando ven el barco siempre salen a la superficie a saltar y saludar.

    Nuestra  segunda inmersión era en un pináculo llamado Kaulhu Thila, pequeño. Comenzamos bajando a diecisiete metros y había muchísima vida pequeña, pero que muchísima y los corales y las algas estaban muy bien. Volví a ver los agobios dardo de fuego porque el Dive Master, al que le había preguntado el nombre, cuando los vio me avisó. También habían crías de todas las especies locales, una morena y una actividad frenética, con pez comiendo pez, algas y demás, era como la hora punta. El sitio es muy bonito y la inmersión a mí me gustó bastante. Al salir, regresamos a Fulidhoo y para la inmersión de la tarde, como siempre, seríamos menos. En esta inmersión también vi un pez halcón de nariz larga, peces del océano Índico y Pacífico que se esconden entre las Gorgonias y los corales negros y parece un pajarito. El ejemplar que vi debía tener unos 9 centímetros, con lo que era adulto. Son muy bonitos y especiales y nadie más los vio, cuando les enseñé el vídeo fliparon y les dije que como ninguno me hizo caso y todos se piraron y  me dejaron a mí por allí, se lo perdieron, así que fue su culpa, su culpa, su grandísima culpa. Por supuesto algunos que leen esto ya vieron el vídeo en mis redes insociales.

    La inmersión de la tarde, la tercera, era en un lugar relajado y poco profundo llamado Kuda Fushifaru, no es un pináculo porque la parte superior es plana, es más bien como una isla a la que le faltaron unos metros para salir del agua y ahora con el cambio climático que muchos niegan, ya no llegará a la superficie jamás. Había un grupo de gente haciendo un bautismo de buceo, que es para los que tienen curiosidad por saber como es pero no quieren hacer todo el curso y les Dan un rato de explicaciones y los bajan a 12 metros a mirar. También habían dos que están haciendo un curso de Aguas abiertas y que llevan con nosotros desde ayer por la tarde, con lo que deben estar a puntito de acabarlo y finalmente, yo y un alemán que se está quedando donde yo me hospedó y que llegó a la isla ayer, mandó a su hembra a la playa de bikini y él se fue a bucear, pero es algo que hace muy de cuando en cuando. La profundidad máxima que hice fue de dieciocho metros y salí del agua con medio tanque, con lo que fue un paseíllo relajado.

    Vimos una morena muy chula, dos gobios dardo de fuego que por supuesto se escondieron en su agujero cuando nos acercamos, bancos gigantesco de peces, muchas algas y corales y muchos peces pequeñitos entre ellas y también vimos varios peces ballesta, que esos son dañinos y yo los evito siempre que puedo. 

    Cuando regresamos, me fui a la playa un rato, pero antes de eso pagué lo que debía al Club de buceo y me dijeron que al día siguiente, en lugar de dos inmersiónes, serían tres, ya que por la tarde volvían al lugar de los tiburones nodriza, así que me apunté a esa también, que igual no vuelvo a ver esos bichos en mi vida y Genín no me perdonaría que no tenga suficientes vídeos de los susodichos. Al final convencí a los alemanes para que se vuelvan a Ma?é conmigo y vayan a bucear allí conmigo, con lo que el sábado, que iba a estar solo en la capital, estaré con los coleguillas.

    Por la tarde, la cena habitual mirando hacia el mar y viendo a los tiburones nodriza rondar la playa esperando que alguien les tire cachos de pescado y después, a la cama, que lo bueno de hacer tres inmersiones al día es que duermes como un bellaco y jiñas cantidades asombrosas y frecuentes, que Buceando no hay manera de tupir retrete como hacía antes porque las compresiones y descompresiónes te dejan el jiñote muy ralo. Es  lo que hay.

  • Emilia Pérez

    10 de noviembre de 2024

    Había visto el tráiler de esta película pero como que cuando lo hice, no me llamó para nada la atención y cuando la estrenaron, me llevé el sorpresón del trimestre, quizás incluso del año, porque el tráiler tampoco anticipaba lo que estaba por venir. Es una peli que en apariencia es mexicana, pero fue rodada en Francia, con mezcla de español e inglés y resulta que está producida por la cadena de multicines a la que estoy abonado. Se titula Emilia Pérez y en España se estrena al principio de diciembre con el mismo título y el subtítulo de truscoluña no es nación.

    Una pinche julay abogada ayuda a un primo del Güaca a sacar la güarra viciosilla que todos llevamos dentro.

    Esta es la historia de como una abogada trabajando en México es contactada por el capo de cartel más malo y dañino que hay y le dice que se quiere cambiar de sexo y transformarse en hembra y que ella es la que lo va a organizar todo sí o sí, que el no implica muerte. La chama lo hace desaparecer y a su familia, lo transforma en piba y años después, la nueva chama sin tiburón reaparece en su vida y le dice que se van a ir juntas a México para ser más-mejor amigas.

    Gracias a Dios que vi en el tikitoke de Virtuditas que la recomendó por ser un musical porque jamás de los jamases me habría perdonado perdérmela. Yo ni sabía que era un musical y cuando de repente se ponen todos a cantar y bailotear, me quedé frizado total, pero resultó que eso es lo que necesitaba la historia para parecer más fantástica y alucinante, que ya lo de que el jefe de un cartel con hijos y casado se quiera hacer hembra ya es como de ciencia ficción. La historia nos lleva por la vida de hombre del chamo al final de la misma, su desaparición, sus operaciones y su transformación en hembra y después, su regreso a México, su transformación en hembra empeñada en hacer obras de caridad y esas cosas y de encontrar a los muertos de la gente que han matado los carteles o así y finalmente, como resulta que después de cortarse el tiburón, en lugar de gustarle los machos, le salió la tortillera que llevaba dentro y se encoña de una pava. Todo esto con unas canciones flipantes y con una Zoe Saldaña que está épica y legendaria y que no me extrañaría que la nominen a los Oscars, igual que Selena Gomez está fabulosa como la esposa del chamo y madre de sus hijos, que acaba viviendo con él transformado en mujer sin saber que es su marido y con ella encoñándose de otro panoli criminal. Esto es un hiper-mega culebrón contado en dos horas, fantástico.

    Probablemente si pulieran un poco el principio y el final, sería un peliculón, pero se quedó muy cerca. Esto espantará y provocará pesadillas a los miembros del Clan de los Orcos y alucinará y fascinará a los sub-intelectuales con GafaPasta.

  • The Apprentice: La historia de Trump – The Apprentice

    10 de noviembre de 2024

    Esta nos la empetaron como preestreno sorpresa de la semana, que igual ni la habría visto si no me hubieran pillado en el cine, que el tema de la miasma y chusma truscolana, podemita y suciolista este como que no me interesa, que esta rata también le gusta viajar en portabultos como otro que no mentaremos pero que responde por puerkagón. La película se titula The Apprentice y en España se estrenó como The Apprentice: La historia de Trump aunque personalmente creo que debería haber sido The Apprentice: truscoluña no es nación.

    Un julay gilipollas se arrejunta con un julandrón pa’robar y estafar.

    Esto no es la biografía de toda la vida de la escoria de Trump, esto se limita a sus comienzos en Nueva York, cuando trabajaba para su padre, que este siempre fue un enchufado y se arrejuntó con un abogado que era gentuza de la peor para ganar juicios y cometer crímenes y el mentado abogado, que no era marikita, era marikón, KÓN, KÓN, vamos, un tremendo julandrón que no veas, le coge cariño al zarrapastroso ese y lo ayuda todo el tiempo y aunque en la peli como que dicen que no hubo transfusiones de fluidos, yo no me lo creo visto lo visto, que a estos se les veía muy carnales.

    Si yo fuera Sebastian Stan, según quien gane las elecciones, el cinco de enero ya me exiliaba de gringolandia y no volvía hasta que la diñe el viejo porque no creo que lo perdone y con lo rencoroso y vengativo que es, lo va a llevar directo al paredón y él mismo lo ejecuta. Esta es la historia de la persona que le enseñó todo el marrullerismo a Donald Trump, que era un comepollas que aspiraba a más y que después de succionar unos cuantos miembros llegó a donde quería, mintiendo, engañando y abusando de cualquiera que se cruce en su camino, que suena a más de lo mismo si vemos su trayectoria reciente. El tipo es un déspota con complejo de Edipo y para el que las hembras son muebles para admirar, pero desde que abren la boca y demuestran tener sus propias ideas, las hostia y las viola para sentirse mejor, muy al estilo podemita del siglo XXI (equis-equis-palito). Sebastian Stan borda los pequeños deetalles que nos recuerdan a la persona que está interpretando, en la forma en la que pone la boquita o como mueve las manos pero el sorpresón lo da Jeremy Strong, ya que el auténtico protagonista de la peli es el joputa abogado julandrón que formó a Trump y que era escoria de la peor pero sabía como moverse en el entramado legal y a base de sobornos.

    Esto aburrirá hasta el infinito y más allá a los miembros dle Clan de los Orcos y no creo que interese a los sub-intelectuales con GafaPasta. Al fin y al cabo, no deja de ser nada más que una especie de telelefilm de tardes con digestión lenta.

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