Patinando en Anna’s Hoeve con drama incluído


La semana pasada en Que llega el frío comentaba como de pasada que tenía dos oteadores de hielo para patinar trabajando para mí en los alrededores de Hilversum y el lunes uno de ellos me dijo que ya se podía patinar en Anna’s Hoeve, lugar entrañable y que aquellos más ancestrales recordarán porque en el mejor blog sin premios en castellano ha aparecido en infinidad de fotos y vídeos de la época en la que nuestra oficina estaba muy cerca. Como ya dice el refrán que ojos que lo ven, corazón que se lo cree, el martes cambie la ruta de paseo del almuerzo y en lugar de la zona tradicional, enfilamos hacia Anna’s Hoeve y efectivamente, había DOS seres humanos patinando.

Al instante se activó la ALARMA DE PATINAJE y comuniqué a la camarilla que el miércoles era el día oficial del patinaje a la hora del almuerzo, un deber y una obligación divina que tenemos que realizar para honrar a los dioses de aquel continente africano en el que nací, o algo así. Mi amigo el Moreno y otro colega se comprometieron a traer los suyos y acordamos ir hoy a las doce a patinar, algo que sucedió, como veréis en el vídeo que hay al final.

A 7 grados bajo el cero

Esta mañana a las siete menos veinte, cuando salía de mi casa, la temperatura era de siete grados bajo cero, vamos, una calufa que no veas y yo, por supuestísimo, como no soy culocoche como algunos que comentan, salí de mi keli en bici para ir al trabajo, con la mochila petada con los patines y morralla necesaria para el evento. Durante la noche nevó pero hacía tanto frío que fue una nieve en polvo, molesta porque cubre todo el suelo pero que no se helaba, lo cual era bueno. Fuimos a patinar sabiendo que habría más gente porque ayer, en la tele, un desgraciado, un periodista, anunció a toda la nación que en Hilversum hay un lugar secreto en el que se puede patinar y en donde el hielo, el martes, ya tenía seis centímetros de grosor y obviamente, era Anna’s Hoeve con lo que la basca enfiló hacia allí. Cuando llegamos había unas veinte personas y cuando nos fuimos conté treinta y cinco. Después de unos años sin patinar, cuando regresas a tu medio natural, lo primero que sientes es que la técnica vuelve despacito a tu cabezón y esa primera hora es para tentar el hielo. Mientras yo y el Moreno hacíamos vídeos y pajariabamos, el otro colega se ponía en faena y tras una vuelta lo vimos caer, una caída como que tonta, no parecía gran cosa pero el chamo se quedó en el suelo como quejándose. Pasé a su lado, le pregunté y me dijo que se quedaba un poquito allí para que se le quitara el dolor. Seguimos la ruta, dando vueltas y algo iba mal con el chamo. Se quejaba de un dolor intensísimo y al final lo tuvimos que llevar a urgencias. Su mujer me confirmó que a las siete y media de la tarde salió del quirófano y todos esperamos que no le hayan hecho la operación de cambio de sexo que en Hilversum esa la hacen con frecuencia. Al parecer se escoñó la rodilla o algo así, pero eso lo dejamos para otra historia.

Regresando al tema, el AFRICANO vuelve a patinar sobre hielo y hasta es capaz de gestas inenarrables como ir al hospital pero más bien a dejar a un cabeza-de-queso que se ha escoñado.

La música es la épica canción Someone in the Crowd que canta Emma Stone y otras pavas en aquel clásico de antesdeayer, ayer, hoy, mañana y pasado mañana llamado La ciudad de las estrellas – La La Land y que Virtuditas desconoce porque es muy bruta y no le gustan los musicales a menos que salga Chuck Norris en ellos. En el vídeo comenzamos con la vista del lago en Anna’s Hoeve del martes, vemos a dos o tres patinadores en el hielo y puedo confirmar y confirmo que uno es mi oteador y después pasamos a el día de hoy y en el vídeo aparece el Moreno, hay hasta un niño con una silla aprendiendo a patinar, hay un perro en el hielo pasándoselo bomba, hay un niño en bicicleta sobre el hielo y el chamo con chaqueta roja que pasa a mi lado después de los dos minutos y medio es el que esta noche duerme en el hospital de Hilversum operado de no-sabemos-exactamente-qué, con lo que este estremecedor documento puede que sea la última prueba que tenga en su vida para demostrar que en un paso hasta patinó sobre hielo. Hay hasta un momento de mí mismo en el que salgo en el vídeo así que espero que os cortéis bien las uñas antes de verlo que no quiero que se me acuse de nada. Lo mejor es la parte a partir del tercer minuto con el perro y el chiquillo en bici. Si el vídeo no aparece debajo de este texto, también está AQUÍ:

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5 respuestas a “Patinando en Anna’s Hoeve con drama incluído”

  1. Tu no naciste en el continente africano, chaval, que todo se sabe, naciste en una isla del mismo, muy perfeccionada por los colonizadores…jajaja
    Parece que los truscolanes están haciendo planes para apoderarse de la misma, aliados a los podemitas y a los chavistas para hacerlas colonia de Truscoluña… 🙁
    ¿No es todo el lugar apto para el patinaje? Solo patinan en ese trozo…
    A tu amigo, si se descuida le hacen un injerto de nabo, para aprovechar…
    ¡Como has envejecido tio!
    Te sientan mal los viajes en los que no haces videos de despegue y aterrizaje… 🙂
    Salud

  2. No le des cerita, Genín, si el «chaval» está hecho un asco, pues está hecho un asco, que se le va a hacer…. 😛 Y Chuck Norris, por si no lo sabías, canta dequetecagas.