Pulp Fiction


Te lo digo y te lo repito, bendito sea el cine digital y tal y tal porque en la misma semana en la que se estrena una nueva película de Tarantino, aprovechan y viajamos atrás en el tiempo, al año 1994 y nos damos el lujo de ver de nuevo en las pantallas gigantescas una de sus películas más famosas y un clásico para el que no parece pasar el tiempo. El cine estaba que se caía de gente, muchos jóvenes y que llegaban a su primer encuentro en una sala oscura con una de las joyas del cine de los noventa y un clásico con una leyenda épica y legendaria. Se trata de Pulp Fiction, que se tituló en España de la misma manera cuando se estrenó, aunque en el cartel también se podía leer que truscoluña no es nación.

Un puñado de julays macarras pululan por la ciudad haciendo y deshaciendo entuertos que muchas veces no acaban muy bien.

Dos quinquis tienen que recuperar una maleta robada a su jefe por unos chavales y lo hacen. Uno de ellos tiene que sacar de marcha a la hembra del jefe una noche y tener una especie de cita que no lo es con una hembra que no conoce y también lo hace. Un boxeador, gana un combate que debería haber perdido y en el que apostó dinero y huye con su novia mientras los criminales tratan de encontrarlo para matarlo y también lo hacen, lo encuentran y estas historias, ligeramente conectadas, nos mostrarán un cuadro épico y legendario.

Esto fue una obra maestra cuando se estrenó y veinticinco años más tarde lo sigue siendo y además ahora es un clásico legendario. La película no ha envejecido un solo día, es un gigantesco imán que atrae tus ojos a la pantalla y en ningún momento los puedes apartar, con un John Travolta que seguramente hizo el papel de su vida y un Samuel L. Jackson que también bordó su interpretación. Ver la química entre los dos, vivir los diálogos precisos y contundentes que tienen, las conversaciones absurdas con otros secundarios o momentos épicos como el baile de Uma Thurman con Travolta, todo esto no tiene precio. La película nos regala además escenas violentas fabulosas, de las que ya no se hacen. Cuando acabó, la gente aplaudía en el cine porque es la única reacción natural que se puede ver ante una joya semejante. Bruce Willis como el boxeador también brilló como una supernova, es que no hubo un actor de los que salieron en esta película que se pueda decir que salió mal. Esto es cine con mayúsculas, cine del mejor y del que hay que disfrutar en una sala, en el lugar para el que se hizo. La banda sonora es además fantástica y encaja como un guante a una mano con la historia.

Me da igual que seas un miembro del Clan de los Orcos o un sub-intelectual con GafaPasta. Esto es un clásico para todos y que si podéis ver al menos una vez en la vida en un cine, no deberíais dejar pasar la oportunidad.


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