Rompenieves – Snowpiercer


A mí pon ciencia ficción y me engañas para ir al cine sin que preste demasiada atención al resto. Mira que debería ser más cuidadoso y ver venir estas aberraciones de lejos pero al final me puede el género y acabo convenciéndome a mi mismo que esta vez será la verdadera y que la cosa irá del copón. Por eso y por nada más fui a ver Snowpiercer, película, que si llego a saber que el director es el mismo de la mierda titulada Gwoemul – The Host, no habría ido a ver. En España se estrena la segunda semana de mayo con el título de Rompenieves.

Un montón de julays las pasan putas en un tren de alta velocidad y chimpún

Al parecer la humanidad acabó por joderla y en todo el planeta solo queda un puñado de julays que van en un tren que hace un circuito por varios continentes y que no se detiene porque tiene un motor eterno o algo parecido. En el tren, los de la parte de atrás son unos pordioseros y melindrosos y delante van los chachones, todos separados y peleados. Cuando los de clase de pobre se rebelan y avanzan hacia la parte delantera, por el camino se pelean y se monta un pitote que no veas y descubren un montón de volatadas del copón.

Bueno, el cabezudo koreano que dirige esto no tiene ni puta idea de lo que es la coherencia argumental. El colega quería hacer una película estúpida de ciencia ficción y lo consiguió. Entre las boberías tenemos un tren que no se detiene nunca, que gira alrededor del planeta sin pausa y pasando por lugares con climas muy distintos y las vías que nadie mantiene se conservan perfectas mientras el tren abusa de ellas a toda velocidad. También tenemos un tren en el que parece que viven miles de millones de personas ya que no importa cuantos miles mates, siempre hay diez veces más. Las tramas personales son patéticas y dan risa de lo malas que son y las escenas de acción y batalla te sonrojan por lo infantiles que resultan. Entre las boberías épicas está que al principio los pobre eran caníbales y después cambiaron a una especie de bloques de gelatina que al precer están hechos con cucharachas, aunque nadie explica como mantienen un suministro constante de las mismas. Supuestamente el control de la población se hace incitando a revueltas para matar a unos cuantos y todo el mundo es de naturaleza violenta. El puto tren tiene un vagón-discoteca con fiesta eterna que casualmente está junto a la máquina y en otro lado tenemos que el vagón-escuela para niños ricos está justo al lado del vagón-matadero. Todo tiene muchísimo sentido. En todo este festival de estupideces, tenemos que el actor protagonista es el Capitán América, el mismísimo Chris Evans que sabe perfectamente que su carrera se acabará cuando se le agoten los papeles de superhéroe y que por eso y por el cheque acepta cualquier mierda que le pongan por delante si viene acompañada de los suficientes billetes. Otro que debía estar pasando hambre es Jamie Bell, el actor inglés que comenzó muy bien pero que lleva una racha de mierdas de papeles épica y legendaria. Junto a ellos hay varios más conocidos que buscaban dos mendrugos de pan que llevar a su mesa. En fin, lo que se dice una mierda.

Incluso el más lerdo de los miembros del Clan de los Orcos tiene que darse cuenta que esto no tiene ni pies ni cabeza. Para el resto, es bazofia de la mala que hay que evitar.