Sillones del amor en un cine en Bangkok


En el cine de Bangkok al que fui en un par de ocasiones tenían sillones del amor, unas butacas especiales que costaban más caras y que estaban situadas en la parte posterior de la sala. Como se puede ver en la imagen, están configuradas como un sofá en el que te apalancas con la pava y a poco que se apaguen las luces se la endiñas hasta los pelos de los güevos, se la metes en el buche hasta rasparle las amígdalas o le miras a la pava el nivel de aceite con un par de dedos mientras ella practica con la zambomba para ser la sensación con la familia las próximas navidades. Los sillones esos son bastante populares y en las dos sesiones de cine a las que acudí se llenaron todos. Curiosamente, los tailandeses son extremadamente opuestos a mostrar algún tipo de gesto amoroso en público e imagino que cuando único hacen algo es cuando comienza la película y la gente se distrae. El mismo recatamiento lo tienen con los bañadores de las hembras, las cuales se han de poner una camiseta encima del bikini o bañador, algo que presencié de corpore insepulto en las cataratas de Chiang Mai, en las del Parque Erawan y en el río Kwai, en donde les decían a las guiris que por respeto a la cultura del país se pusieran una camiseta por encima del bañador. Con los machos no había ningún problema, nosotros podíamos lucir los pezones al sol sin que a nadie se le cayeran los anillos. En las islas y playas del sur, al ser puramente turísticas, no había problema, aunque allí raramente veías a un tailandés, salvo que trabajara en algún bar o restaurante o estuviera caminando por la playa vendiendo productos.

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5 respuestas a “Sillones del amor en un cine en Bangkok”

  1. Ya lo había visto en las series orientales que tanto me gustan, aunque este sillón está un poco guarrindongo, tiene que tener más mierda que once jamones. Vaya tela con la puta camisetita y a las extranjeras también les hacen ponerse la camiseta, serán cabrones con el puto burka.

  2. Mmmm, luego me direis que soy pija, pero la menda no se sienta ahí encima ni aunque esté más salida que un adolescente en plena efervescencia. Ni de coña.

  3. Virtuditas, en este caso estoy contigo. Yo no me siento en ese sofá ni aunque me regalen la entrada. Anda que no tiene que haber lefa pegada ahí.

  4. Por cierto, dónde está Genín, que es raro que deje pasar un comentario sobre este sillón tan asqueroso y sus utilidades.

  5. Ya se fue de vacaciones y como él nunca revisa las anotaciones pasadas, jamás se enterará de lo de este cine con sillón para chingar