Tan puntual como los idus de marzo


Hace más de dos meses que no saco a colación las movidas de la empresa y creo que la última vez fue en Toma y daca y requete-daca. También en algún momento de esta larga serie dije que en mi empresa habría una reorganización porque nosotros siempre hacemos una al llegar la primavera, es una gran tradición y así hemos ido de mil y pico empleados hasta algo menos de cien, en el recuento actual, que demuestra, que habiendo sobrevivido a más de quince reorganizaciones, yo soy tan resistente o más que las cucharachas a las explosiones nucleares, que todavía me acuerdo de todos aquellos que me veían en la puta calle hace quince años y aquí estoy y ellos no. Yo hasta que llegó el día del encierro le decía a todos mis compañeros una y otra vez que nuestra tradición enmarca la notificación de la reorganización en marzo, como los idus de marzo, lo nuestro es igual, algo que nunca falla. Después nos encerramos pero yo tenía claro que llegaría, además de por la ciencia que pongo en el asunto, porque cuando alguien cuenta un secreto, es lógico y comprensible que me llegue al oído, que los receptores de secretos tienen unas lenguas que largan que no veas y desde enero sabía que se estaba escribiendo y como sería. Se nos acababa marzo esta semana pero al final no nos fallaron. El lunes por la mañana alguien me soplaba que llegaría por la tarde ese día y efectivamente, el martes teníamos no una, dos reorganizaciones, aunque una es más bien un traspaso, ya que se deshacen de veinticinco julays, los que programan y se los dan a otra empresa. Esa a mí no me afecta siendo como soy uno de los seres del nivel superior. A mí me pilla la otra, la reorganización, que le quitará la silla a quince julays, aunque son ocho que pierden el trabajo y siete que se jubilan (o van al paro pre-jubilación o algo así y ellos les dan la parte del sueldo que no tendrían en el paro). La mañana del martes, en la reunión jeta a jeta que hacemos por las internetes, los caretos largos eran épicos, la angustia y todo lo demás. A nosotros parece que nos fusionan con otros y en esa cesta seremos creo que unos doce o trece y de ahí sale uno que irá a cobrar la pensión, un amarillo que devuelven a su país y entre los otros once, tres, con lo que casi es un treinta por ciento del grupo y como siempre, yo directo a la punta de arriba de la lista de candidatos.

En contra de mí, dándome puntos negativos, está que mi vicepresidente no me puede ver, sabe que yo lo veo como a un inútil y siempre me pregunto por qué le tienen que pagar un sueldo cuando podría cobrar del gobierno la paga de minusválidos. El desprecio es mutuo. Volviendo al enlace de la zurriaga zarrapastrosa que me cae mal, en principio ella podría sustituirme, aunque está por ver porque ella no está incluida en nuestro grupo. Después están mis compañeros, que como todos son más viejos que yo, dicen que me deberían echar a mí por ser el jovencito. A favor de mi, algo que ninguno de ellos tiene en cuenta. Yo hago varias cosillas y una de ellas es única e irrepetible. Soy el experto en normativas europeas para productos eléctricos y también de las normativas de los países terroristas-musulmanes de mielda y de los traidores rusos. Eso, que parece tan banal, es algo que no puede hacer nadie más porque ese conocimiento no se adquiere chupando tres pollas, son muchísimas más, si ese es el camino que eliges. El camino que yo seguí fue otro, cuando el anterior chamo lo externalizaron y lo vendieron a otra empresa, estuvo cuatro años enseñándome y asesorándome y de hecho, consiguió que yo sepa mucho más de lo que él sabía y ese conocimiento está vinculado a un contrato con el país del sol naciente que cada año trae para Europa el equivalente de dos veces y media mi sueldo y lo mejor es que yo hago la coña esta poco menos que con la punta de la polla, en dos horas a la semana, quizás tres, mantengo el tema en perfecto estado y el resto de mi tiempo se usa para otras cosas, con lo que si me echan, pierden esa corriente de dinero, que no se puede transferir a paletos e ignorantonas y además, verían como muchos de los procesos que mantienen el barco funcionando se irían pa’l coño porque yo soy el único que sabe lo que hay que hacer. Así que estamos en un empate técnico, el odio de mi vicepresidente contra la pela que viene del este y como los holandeses para la guita son como los truscolanes, yo soy de los que piensan que yo, como una buena cucaracha, sobreviviré. De todas formas, ahora tendremos que esperar la tira, ya que desde la notificación al comité de empresa hasta la respuesta de este, tenemos mes y medio, con lo que esta zarzuela no acaba antes de final de mayo o el principio de junio y a los que echen, tienen al menos dos meses de notificación, lo cual los pone en la calle el primero de agosto en el mejor de los casos y el primero de septiembre en el no-mejor de los casos.

Lo único complicado de todo este berejenal es que como no hay presencia corpórea, rumores, teorías y la famosísima quiniela de los despedidos la tendré que montar en formato digital y tal y tal, que yo en cada reorganización monto una quiniela y la gente, de tapadillo y negándolo, pone sus candidatos y el que acierta el mayor número de nombres y gana se lleva el dinero de todos y como hay mucho falso, de cara a la galería dicen que eso es horripilante y después por detrás me pasan las pelas y su lista, que así de bellísimas personas somos todos.

Y si me toca, pues hasta luego Lucas, que el mundo no se acaba y la vida sigue, que yo, tras casi dos décadas viviendo en una o múltiples reorganizaciones al año, he desarrollado un músculo contra estas muy eficaz y ni me quita el sueño ni las ganas de comer o de vivir. Lo vivo como algo en lo que no tengo ninguna influencia y lo mejor es esperar a que te den la puñalada trapera.


4 respuestas a “Tan puntual como los idus de marzo”

  1. Yo creo que tu mejor arma secreta está en cuando les haces la pelota masivamente llevándoles toneladas y toneladas de dulces, hace tiempo que he llegado a esa conclusión, claro que ahora dirás que nunca entregas dulces a los jefes, solo se los das al proletariado de compis, pero Virtu y yo sabemos que es una falaz mentira… 🙂 🙂
    Salud

  2. Tanto mi jefe como el vicepresidente solo pillan algo el día que celebro mi cumpleaños. YO uso la comida para que mi trabajo funcione fluidamente y alimentar esas dos bocas inútiles no sirve de nada.

  3. Me ha encantado el último párrafo, un sabio me dijo una vez: Si puedes hacer algo, ¿para qué te preocupas? y si no puedes hacer nada ¿para qué te preocupas?. Os juro que esas palabras cambiaron mi vida. A mejor.