Tercer día de buceo en Fuvamulah, el acoso de los tiburones tigre


El relato comenzó en Desde Utrecht a Fuvamulah

Llegamos al tercer día buceando en el extremo sur de las Maldivas, que hoy me he enterado que se pronuncia FOmula, que nosotros todos lo decimos mal, independiente de nuestro país de origen. El día comenzó a las seis de la mañana, como era de esperar, bajando a desayunar y después, yendo al club de buceo, en donde de repente se nos unieron un montón de buceadores. Apareció una Suiza que parece ser que llegó un día antes que yo pero ha estado mala, aparecieron una pareja alemana que deben haber llegado ayer y para la primera y la tercera inmersión se nos unió la argentina que vino en el avión conmigo porque parece que está con un club de buceo pequeñito que tienen un barco diminuto y no la llevan a los sitios chulos, aunque Seúl ella, son muchísimo más baratos, pero si no ves nada, no sé cual es el punto de venir aquí.

Para la primera inmersión eligieron ir a Farikede, en donde ya había estado. Esta vez íbamos buscando tiburones martillo, así que en lugar de ir a la plataforma submarina, íbamos al azul. Nos explicaron que esperemos en alto a que ellos avisen para no gastar aire y que puede suceder y sucede continuamente que la gente entra en DECO, concepto místico y espeluznante que significa que a cada profundidad tienes una serie de minutos máximos, cuanto más profundo, menos y eso es para que tu inmersión sea NO DECO, que es lo recomendado por las organizaciones que dan la titulación de buceo por tu propia seguridad. Si entras en DECO, después tienes que subir lentamente y esperarte unos minutos más a cinco metros para que se te baje el exceso de gas en el cuerpo. En mi primer día de buceo aquí, los alemanes se pusieron en siete minutos de DECO, yo respeté mis límites y a la salida estuvieron un rato largo limpiando su cuerpo de gas. Al día siguiente, cuando solo quedaba un alemán, en la primera inmersión de ayer, el chamo al parecer también se pasó, se le acabó el aire y tuvo que salir a superficie sin ni siquiera limpiar su cuerpo, con lo que su ordenador como que se empura que no veas y se niega a seguir funcionando y tuvo que dejar de bucear, por no decir que tenía jaqueca y nadie sabe si ha muerto y lo han tirado para que se lo coman los tiburones tigre. Nos fuimos al azul y yo estaba a 20 metros de profundidad mientras todos los demás estaban a treinta o treinta y pico y al final, no apareció ningún tiburón martillo y solo vimos un tiburón tigre enorme que vino a controlarnos y que acojona en mar abierto, que ahí no tenemos las varas de metal y si el bicho te quiere dar un bocado, es tu despedida de este mundo. En resumen, la inmersión se puede considerar un fracaso, pero en este tipo de apuestas, no siempre aparecen los bichos y lo tienes que asumir.

La segunda inmersión era en el zoológico de tiburones tigre, pero a las diez de la mañana. Llegamos al lugar y ya desde antes de ponernos en posición, cuatro tiburones gigantescos dando vueltas a nuestro alrededor. Esta vez solo bajamos tres, uno de los ingleses, la suiza y yo, con dos Dive Masters así que el grupo igual no los impresionaba y estaban más buscones y aquello era un meneo que no veas de tiburones a nuestro alrededor, media hora de pura adrenalina. Cuando finalmente nos tocó marcharnos, los cuatro bichos nos seguían y ahí ya teníamos que controlar también por debajo nuestro, que en el punto de observación estamos en el fondo y sabemos que o te vienen por delante, por detrás y por arriba. Creo que hice hasta algún vídeo enfocándome y con un tiburón tigre de más de tres metros por detrás, esperemos que salgan bien. También decir que les tiraron desde el barco la cabeza de un atún y no veas como se la jincó uno de los tiburones, que también lo tengo grabado y lo veremos hasta con moviola como en el fútbol.

Al salir, fui con los británicos a almorzar de nuevo y volví a elegir la hamburguesa de atún, que está épica. Regresé pronto al barco y me fui a la cubierta superior a tomar el sol casi una hora, hasta que llegó todo el mundo para la tercera inmersión, en la que se nos unió de nuevo la argentina. También hay unos cuantos que están haciendo cursos y esos fueron con nosotros pero se tiran por otro lado, a menos profundidad. Esta tercera inmersión era en Kedevari, en donde vi el pez Marlín la vez anterior. De nuevo nos dijeron que lo mejor es esperar en alto y como vamos junto a una pared, se puede pasar el tiempo mirando todo el pescado que hay por allí que es lo que yo hice mientras todos se van al fondo para no ver nada. Vi un tiburón de punta de aleta blanca, un pulpo gigantesco, una morena, bancos y bancos y bancos de peces pequeñitos de diferentes tipos, cienes de miles y de millones de otros peces y un montón de corales. Es una pared, yo iba sobre los veinte metros y todos los demás estaban más abajo donde no hay casi nada. También pasaron un par de tortugas que por supuesto grabé. El objetivo de la inmersión era ver el tiburón zorro, que no lo vimos, pero vamos, a mi me gustó y la disfruté enormemente, quizás porque yo iba a mi bola por arriba.

Después de volver, nos llevaron de regreso a la residencia, me duché y me fui a caminar, la otra mitad de la isla, la sur. Visité el otro lago de agua dulce de la isla, llamado Bandaara Kilhi y hasta encontré un restaurante que probaré en los próximos días. Después seguí hacia el sur por la costa este, hasta casi el aeropuerto y el muelle y fui a un sitio llamado Vasco Veyo que me dio la impresión que es un agujero enorme que hicieron y que era donde cogían el agua dulce antes. Está cerca de la pista del aeropuerto. En el regreso cambié de restaurante y me pedí otra hamburguesa de atún, que es que están de fábula y sabes con una certeza absoluta que la carne es del día. Tras eso regresé a mi habitación para recuperarme, que el cuarto día comienza de nuevo a las seis de la mañana. Teniendo seis días de buceo aquí, estoy en el ecuador.

El relato continúa en Cuarto día de buceo en Fuvamulah, tiburón martillo, y doscientas inmersiones


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