Cuarto día de buceo en Fuvamulah, tiburón martillo, y doscientas inmersiones


El relato comenzó en Desde Utrecht a Fuvamulah

Superamos el ecuador de las inmersiones y nos adentramos en la traca final, que serán otros tres días más con el primero en esta anotación. La rutina es conocida, levantarme a las seis, ducha rápida, desayuno y en la furgoneta con los otros al club de buceo, que está a unos dos kilómetros de la residencia. El plan para hoy era lo de siempre, ir a por los grandes. Nuestra primera inmersión era en Farikede, que básicamente es una isla que no llegó a salir del fondo marino del agua del mar y está a unos trece metros de profundidad. Es un islote pequeño y en la parte superior, que es plana, hay un montón de vida, corales, peces pequeños y similares y después en los lados hay unas paredes de caída hasta cincuenta metros, que es por donde les gusta ponerse a los tiburones zorro y en el océano abierto, en el azul, más bajos están los tiburones martillo, que pueden subir a curiosear y es los que queríamos ver. Bajamos por la planicie pero salimos de allí directos al azul y al poco de estar allí, vimos un tiburón tigre enorme y al momento, un tiburón martillo que se acercó bastante. Después hubo otro, pero ese como que me pilló lejos y hubo gente que se rechifló y bajó un montón y según me contó una, se quedó con ocho minutos de DECO, que ya lo expliqué ayer y me da pereza así que a leer la anotación anterior. Yo para hacer el vídeo de mi martillo también bajé a unos cuarenta metros de profundidad pero subí con CERO minutos, con lo que no entré en descompresión. Aún así, en la salida, lo hicimos relajadamente, pero vamos, que yo llegué a superficie con bastante aire, que no te sirve de nada porque en esas inmersiones profundas el tiempo va en contra tuya, aunque como vi el tiburón martillo, me fui tan contento.

Para la segunda inmersión fuimos a Kedevari, otra zona plana con caidita profunda, solo que en esta los que están son los tiburones zorro y a ellos les gusta estar pegados a la pared. Bajamos y no los vimos pero yo me quedé más arriba y al menos disfruté con toda la vida que hay en esa pared vertical, que está llena de corales, peces pequeños y todo tipo de vida. En realidad, si no sabes que allí hay tiburones zorro, esa sería una inmersión épica en cualquier otro lugar del mundo, pero como la gente va encelada a los bichos grandes, ignoran totalmente esa maravilla. Ya se ha convertido en rutina irme a almorzar con los británicos en un café cercano al muelle que tiene la mejor hamburguesa de atún de la isla y después de comer, buscamos un sitio a la sombra porque el sol era criminal.

En la tercera inmersión llegamos a un hito extraordinario, único y jamás visto en mi barrio. Esa fue mi inmersión número DOSCIENTOS desde que empecé a bucear y las tengo todas documentadísimas. Fue además en el zoológico de los tiburones tigre, al lado del puerto de Fuvamulah. Esta vez éramos un grupo gigantesco, se vinieron unos cuantos nuevos que seguramente querían repetir en ese sitio y como cada club solo va una vez al día, lo que hacen es ir y apuntarse en diferentes clubs y bajan varias veces, que viene a ser como un parque de atracciones con un montón de adrenalina. Tengo vídeos y vídeos increíbles. Les tiraron desde el barco un barreño de cabezas de atunes que recogen en la lonja del puerto y había como cinco tiburones que se rechiflaron, básicamente comiendo y peleando entre ellos a cinco metros de mí. Uno de los tiburones era gigantesco y estoy totalmente convencido que está embarazado, que es una pava, o una pave, si no le mola que la identifique en femenino, que estos tiburones igual son podemitas y truscolanes. La media hora que estuvimos allí fue de fábula. Al ser un grupo más grande, como que ocupamos más volumen y los tiburones nos respetan más y no se acercan tanto y como el agua no estaba revuelta, teníamos una visión espectacular.

Al salir, flipando, regresé a la residencia y después de ducharme, me fui a caminar y visité el lugar desde el que se puede ver la puesta de sol, por donde la playa y tras eso, fui de vuelta al restaurante del día anterior y me pedí un plato local hecho con atún que estaba muy bueno. Una vez tenía la tripa llena, regresé a mi habitación para entrar en modo pausa y recuperarme para el día siguiente. Tras esto solo me quedan dos días con inmersiones, ya que el tercero será de reposo, para cumplir con las veinticuatro horas sin bucear antes de volar y con cambio de escenario, ya que lo comenzaré en Fuvamulah y lo acabaré en Guraidhoo.

El relato continúa en Quinto día de buceo en Fuvamulah, con tiburones tigre


4 respuestas a “Cuarto día de buceo en Fuvamulah, tiburón martillo, y doscientas inmersiones”

  1. Ya empezamos, he comentado en las otras entradas y no me publica, a ver si haces algo, como dicen los tíos en el link que te mandé por WhatsApp, que se aburre uno y tira la toalla… 🙁
    Salud

  2. Te dejo lo que comenté en el padre Mateo…
    jajaja Y tu empeñado en que la he palmao…
    Que no coño, que estoy vivito y coleando, muy a tu pesar, lo siento mucho y me alegro de que te joda tanto… 🙂
    Era por lo que le decias a la Virtu en otra entrada que no me publicaron…
    Salud

  3. Se queja el Ancestral que la conexión 6G no es muy buena y le cuesta comentar y otro también lo ha dicho. ESTOY DE VACA CIONES, así que a disfrutar de la lectura porque hasta que no me levante en el catare de mi keli no haré nada y para eso faltan exáctamente ocho días.
    Pueden interactuar con el Ancestral usando Ouijá o contratando los servicios de la pitonisa Lola. Que pena que el Ancestral no tiene Güazá en donde se mudó, hay fotos de comida espectaculares por allí.

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