Vuelvo al género de la ciencia ficción en donde me muevo con más soltura y llegamos a otra de esas series que comienzan con poco ruido y consiguen una banda de seguidores enormes. En este caso, la serie se basa en una serie de libros de una saga con el mismo nombre y que escribe un escritor ficticio llamado James S. A. Corey que en realidad son otros dos julays que lo usan como pseudónimo. No es por recordaros vuestra ignorancia, que ya puestos aprovecho y os la recuerdo, pero yo también me he leído (o más bien escuchado los audiolibros) de todos los que se han publicado en la serie y particularmente pienso que la serie televisiva es superior a la literaria, pero soy uno de esos privilegiados que puede bifurcar en su cabezón la una de la otra sin problemas. En la tele la conocemos como The Expanse y en España se estrenó en alguna cadena desconocida con el mismo título y el subtítulo de truscoluña no es nación.

Nos vamos como doscientos años hasta el futuro y el sistema solar está más o menos colonizado y entre la Tierra, Marte y las colonias del cinturón de asteroides hay una mala saña que no veas, aquello parece como una infestación truscolana que solo se puede curar cortando la raíz. En ese mundillo, un picoleto detective en el cinturón de asteroides y otros dos pavos descubren una conspiración y bueno, a partir de ahí se montan unas peloteras que no veas. Durante las cuatro temporadas que llevamos, viviremos las escaramusas y los marrulleos políticos entre la Tierra, Marte y el cinturón de asteroides, las zancadillas, el juego sucio y veremos la forma tan distinta en la que vive la gente según el lugar en el que nació. La serie es fascinante, es ciencia ficción de altísima calidad y seguramente, es la segunda mejor serie de ciencia ficción de la historia de la Humanidad, ya que aún les falta para alcanzar a Galáctica – Battlestar Galactica que sigue estableciendo el nivel. La serie ha ido evolucionando en estas cuatro temporadas pero siempre ha mantenido un nivel altísimo y hay un montón de filosofía en todos y cada uno de sus episodios, que siempre dan que pensar y que no es carne para palurdos y acarajotados. La serie avanza de la segunda a la tercera temporada espectacularmente y en la cuarta tenemos que gracias a tecnología extraterrestre, que está siempre presente en toda la saga, han encontrado un portal que lleva hacia otras estrellas y mundos, convirtiendo esos nuevos territorios en el Nuevo Oeste al que todos quieren llegar para pillar su cacho. Para mí la mejor es Shohreh Aghdashloo, que comienza como representante política de la Tierra y a partir de ahí sigue hasta el infinito y más allá. Está soberbia en ese papel.

Este no es un producto para la plebe y el populacho, es más bien algo para aquellos que buscan calidad. Aunque está bien encajada en el género de la ciencia ficción, no está limitada por la misma y llega muchísimo más allá. Yo ya estoy esperando la quinta temporada.