Creo que fue en diciembre, a principios, cuando anunciaron la siguiente UNLIMITED NIGT en la cadena de multicines a la que estoy abonado y reservé mi entrada con lo que he tenido la misma más de dos meses esperando que llegara el día de ver en primicia la película de la que voy a hablar hoy, en estreno limitado solo a los que tenemos abono y con bebida y comida de gratis total, además de un sorteo. Como en todo momento no puedo tener más de ocho películas reservadas y coincidió con la de la última de la Guarra de las Falacias, durante al menos un mes hice virguerías, ya que una semana de cine productiva mía pueden ser fácilmente ocho películas. Esta se titula The Gentlemen y en España se estrena en un par de semanas con el fastuoso título de The Gentlemen: Los señores de la mafia.

Un puñado de julays post-jinameños se hostian que no veas por una tal María, pero sin chimpún.

Un gringo porrero que controla un negocio enorme de venta de Marihuana en Londres decide retirarse y vender su empresa ilegal a un conocido. Un primo-hermano del chino Kudeiro quiere ese negocio y al mismo tiempo el que lo va a comprar es un marrullero y entre medias tenemos a un desgraciado que entrena delincuentes y que acaba involucrado en el tema, que resulta ser una guerra entre clanes de delincuentes o algo así no solo por hacerse con el control de la distribución de esa droga, también por el placer tan grande de demostrar a los demás que la suya es más grande y más gorda, o algo así.

Reconozco que en los primeros dos minutos pensé que me iba a cagar en la mamá y en el papá del director, Guy Ritchie, uno que además, tiene películas que me encantan y otras en las que me cago en todos sus muertos y pensé que esta era de esas últimas. El problema es que la plantea como una historia que le cuenta un periodista a uno de los criminales involucrados para extorsionarlo y a partir de ahí, vamos del presente al pasado al presente al pasado o a un pasado alternativo y a mí estas cosas me sientan muy mal. Por suerte en este caso, todo cuajó perfectamente y me enganché como una perra en celo a una historia hilarante y que te mantiene en tensión continuamente y en la que hay un elenco de puro lujo María. Decir que Hugh Grant está épico, yo ni sabía que este hombre seguía vivo, creo que no lo había visto en una peli desde que se me cayeron los dientes de leche o así. Henry Golding sigue en racha y cada vez me gusta más y Colin Farrell bordó su papel de entrenador de criminales con un amplio sentido del honor. En definitiva que durante las casi dos horas de película me divertí y disfruté horrores y tengo ganas de que la estrenen para volver a verla y apreciar esos pequeños detalles que sé que se me escaparon.

Esto es obligatorio para todos los miembros del Clan de los Orcos, incluso con sus hembras, pero también para los sub-intelectuales con GafaPasta. Todos la disfrutarán igual.