Un destino de pesadilla


Ayer pasé por Ámsterdam y la ciudad se ve más tranquila que en los veranos antes de la pandemia podemita-truscolana, aunque quizás sea porque si no vienes en coche o tren, lo tienes crudísimo para llegar a los Países Bajos, no solo porque la probabilidad de que te cancelen un vuelo es cincuenta veces superior a que te toque la lotería sino porque esta semana, en Schiphol, para ser más amables y queridos por los pasajeros, que resulta difícil creer que durante un montón de años fue votado como el mejor aeropuerto de Europa y ahora más bien la gente quiere botar a todos los que trabajan allí a truscoluña, que no es nación, además de cancelar los vuelos para diez mil pasajeros diarios y hacerte pasar entre cuatro y siete horas para coger un avión en salas en las que el aire acondicionado ni funciona, ahora además dicen que se les ha roto el sistema para mover equipaje y cuando llegas al aeropuerto y vas a facturar, te dicen que solo puedes volar con equipaje de mano y el resto lo tienes que tirar o cancelar tu vuelo para que te devuelvan el dinero o cambiar tu vuelo pagando una penalización porque es culpa tuya que se rompan las máquinas de mover las maletas. Huelga decir que los aviones que llegaban con equipaje, si el piloto, las mariconas de cabina y las azafatas no sacan las maletas, el avión se marcha con las que trajo y sin ninguna de los pasajeros que entran. Este aeropuerto está consiguiendo que las tropelías y burradas de Raianair parezcan actos de bondad infinita.

En la capital se nota que hay turistas por los estúpidos, subnormales, retrasados y gilipollas que van en bicicleta por las aceras, algo que está totalmente prohibido en los Países Bajos, igual que está totalmente prohibido ir en bicicleta por calles peatonales, así que hemos vuelto al sistema tradicional de si vienes contra mi, yo pongo las manos hacia tus ojos para arrancártelos y dejarte ciego y cuando me esquivas, se te mete la rueda en una de las vías del tranvía, te das una hostia y todos nos descojonamos de ti, lamentando únicamente que no llegue un tranvía y te dé el finiquito para eliminar esos fallos en la raza.

Ayer por fin y después de al menos tres semanas, llovió algo y como siempre, la gente pasó a decir que es el peor verano de la historia, que nunca lo habíamos tenido tan malo, en un año en el que en junio y julio prácticamente no hemos tenido lluvia, que si vamos a recordar, el año que yo llegué a los Países Bajos, que fue el uno de julio, ese año llovió todos y cada uno de los días de julio y creo que estuve semanas sin ver el cielo azul o el sol, era una lluvia continua e imparable y cuando le preguntaba a la gente, me decían que eso era normal, que aquí con suerte había una buena semana de verano y que normalmente sucedía en septiembre y mira ahora, estamos con clima continental total y todos venga a decirme que yo debería estar super-hiper-mega acostumbrado a esto y tengo que explicar una y otra vez que yo vengo de las islas Canarias, un grupo de islas en el Océano Atlántico con clima sub-tropical y que en el norte de Gran Canaria, en la Isleta, república independiente, los veranos eran de veintipocos grados y la Panza de burro de la ciudad de las Palmas de Gran Canaria nos mantenía fresquitos durante esos meses. Eso se lo explico a todo el mundo cada vez que tenemos una ola de calor y me quejo y parece que tienen memoria de tres días, que siempre me lo vuelven a preguntar. En fin ….

,

3 respuestas a “Un destino de pesadilla”

  1. No les digas que las islas están en Africa porque te pondrán etiqueta de moro, podemita y truscolán… 🙂
    Salud

  2. Yo siempre he dicho a todo el mundo que soy africano. No veas lo mal que se lo tomaban los negros en América cuando me decían que eran afroamericanos y yo les decía que era una vergüenza que no apreciaran su país, que son estadounidenses y además, que se jodieran, porque yo soy 100×100 africano. En Nueva Orleans alguno se lo tomó muy mal, pero se tenían que joder porque era una verdad del tamaño de una catedral.