Un Doctor en la Campiña – Médecin de Campagne


La verdad que con el tiempo que ha pasado, ni yo mismo me acuerdo de la sucesión de desgraciadas coincidencias que me llevó a ir al cine a ver una película francesa, país cuyo cine suelo evitar porque he llegado a la conclusión que ni su sentido del humor ni del ritmo es compatible con el mío y además, con la tirria que le tengo a sus controladores aéreos, animales y bestias deleznables que han de ser siempre calificados con el título de hijos-de-la-gran-puta, pues me hago mi propio boicot y que les den por allí donde no llega la luz del sol. Pues pese a eso, de alguna manera acabé en un cine para ver Médecin de campagne, película viejísima y que estuvo en la cartelera española el año pasado en mayo con el título de Un Doctor en la Campiña.

Un julay gabacho que no es controlador busca sucesor para su oficio en las afueras

Un médico francés ultra-periférico, descubre que tiene cáncer y como es terco como una mula, como que ni se l o quiere curar porque dice que él y los vascos estas cosas las matan a disgustos. Al colega le asignan una chama que viene de un hospital y que se muda al campo para que la entrene y la prepare para hacer las visitas, aunque no le dice que está podrido por dentro, igual que se lo oculta a su madre o a su hijo. Según va conociendo a la pava que le han mandado, como que se encariña de ella y como que le va cogiendo el gustillo a eso de tener un chocho tan a mano. Además, cada vez que la manda a algún sitio raro, se troncha con las desgracias de la pobre desgraciada.

Esto supuestamente es una mezcla de comedia y drama, pero como yo no me río con el humor francés, más bien fue drama y más drama. La cosa es que la historia está estiradísima y en lugar de cien minutos podrían haber hecho un corto de veinte. Rellenan demasiado y repiten una y otra vez sin pudor alguno las visitas a los pacientes, para mostrarnos las rarezas de todos y cada uno de ellos. Eso combinado con las visitas al hospital del chamo para el tratamiento de su canse hicieron que terminara por perder el interés. Ya ni me acuerdo si al final la palmaba o nos quedábamos con las ganas y nos amenazan con una segunda parte, aunque creo que había algún tipo de ceremonia de recordarlo o algo así. En cierto punto de la peli se metían en un camping de gitanos con cienes y cienes de personas en la caravana de una vieja que estaba sufriendo mucho y eso como que tenía que ser divertidísimo, pero en mi caso, casi estuve por aprovechar e irme al baño a mear aunque no tenía ganas.

En fin, que esto ya pasó con lo que ningún miembro del clan de los Orcos tendrá que sufrir viéndola y dudo mucho que sea del interés de los sub-intelectuales con GafaPasta.


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